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viernes, 29 marzo, 2024
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Impresiones sobre el examen

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Por: LEONEL CONTRERAS BETANCOURT •

En medio del proceloso y brumoso mar que por ciertas coyunturas se torna el espectro de la educación pública de este país, el domingo próximo pasado, en un remanso de calma se presentó, al parecer esta vez sin incidentes, el examen para la obtención de plazas de maestros para el próximo ciclo escolar que está por arrancar. Grosso modo, las preguntas de la prueba de selección abordaron cuestiones como las habilidades intelectuales: en esta primera parte se evaluó a quienes aspiran o son ya maestros, la capacidad de conocer, comprender, analizar, interpretar y utilizar textos escritos, mediante la identificación de características, funciones y elementos. De igual forma, el reconocimiento de ideas y opiniones.

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Por platicas de algunos concursantes, señalan que en relación con las habilidades intelectuales, “desgraciadamente, nuestra mente no está entrenada para este desempeño en tiempo límite”. Estas habilidades cognoscitivas para su dominio como destrezas se sustentan en la constante práctica, talón de Aquiles de muchos profesores en formación y de no pocos ya en servicio. No debemos perder de vista que el sistema de formación docente se centra  en la adquisición enciclopédica con un enfoque todavía escolástico en muchos de los casos, de conocimientos que en teoría habrán de transferirse a las aulas, en forma mecanizada. De esta forma al carecer del mínimo de criticidad, las mentes de los enseñantes está alienada. Así se forman un buen porcentaje y así se incorporan al sistema educativo. Se cuestiona uno de los concursantes, éste si críticamente, “¿En cuál normal o universidad, se enseña o se educa, se desarrollan esas habilidades? (no ha de faltar alguna), porque se supone que con unos cuantos trabajos que se les deja es suficiente para su adquisición, cuando el aprendizaje se forma a través del ensayo error, (pero lo que falta realmente es) a “enseñarnos a pensar”.

Otro apartado de los reactivos del examen se refiere a la capacidad que debe tener el enseñante para el dominio de representaciones mentales a través del conocimiento, la comprensión, la identificación de semejanzas y diferencias, saber establecer relaciones causa efecto, reconocer congruencias (e incongruencias), así como la ordenación y seguimiento de secuencias o procesos. Dominio de las lógicas en una palabra: la formal y la dialéctica. Pues resulta que la realización de estas habilidades refleja una mente bien ensayada en la síntesis y el análisis, que preceden a una buena comprensión. Uno de los ejercicios para los niños es leer dos veces el texto, la primera para comprender el significado global de texto, que busquen al significado de palabras que desconozca. Me parece que es el  parte fundamental, pues forma parte del desarrollo en las mencionadas habilidades. Sin olvidar las deficiencias que se presenten para que se den y que implica trabajarlas para que se desarrollen.

Continua diciendo un iracundo y encabronado informante: “el (contenido) resultado del examen, es un reflejo del Sistema Educativo con el que fuimos formados y educados. La Reforma Educativa, no inicia en las aulas, debe nacer en las normales, con los que enseñan a los que van enseñar, se requiere que los futuros docentes desarrollen habilidades, para que éstas sean un reflejo en salón de clases con los niños. Me parece que las autoridades educativas, en lugar de aventar la pelota; deben mirar atrás  y ver la raíz de la situación, la mecanización en las asignaturas (sic) desde el inicio de la educación”. 

No faltaron en el examen para la obtención de plazas de maestros, cuestiones que tienen que ver con la legislación y la política educativas. Los aspectos legales y organizativos del sistema educativo y funcionamiento de las escuelas; amén de los principios éticos de la profesión, ¡Ah! y lo que está de moda, preguntas sobre las dichosas competencias que deben reunir y dominar los docentes y que se supone, deberían de adquirirse en las instituciones formadores o en la universidad o en la escuela de la vida, que es la que realmente forman y delinean las trayectorias personales. Estas competencias de los docentes tienen que ver con el conocimiento de programas de estudio; componentes curriculares y enfoques en la enseñanza de las asignaturas, así como lo relacionado a la práctica docente, planificación y evaluación incluidas de los aprendizajes de los alumnos y el diseño de diversas estrategias. Esto último no es otra cosa que el abc del oficio del enseñante. Hasta aquí las impresiones de algunos que concursaron y sirvieron a este tecleador como informantes. ■

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