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viernes, 19 abril, 2024
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La lucha sigue

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Por: RENÉ LARA RAMOS •

Con esperanzas, posibilidades o no, la lucha sigue en torno a la educación. Los debates del magisterio organizado, continúan con los análisis, las propuestas y los compromisos contraídos con ellos, por la autoridad federal. Ni que decir de su improbable cumplimiento. No obstante, ellos reflexionan y descubren en colectivo que la reforma educativa abre posibilidades de reformar al país y ése es el meollo del debate, ¿cómo la reforma de la educación puede y debe reformar al país? Objetivo socio político insuperable mediante decretos de autoridad, porque exige dar un debate que rebasa al magisterio y a la SEP. Pues ni debate ni reforma avanzarán si no cuentan con el respaldo social, popular, organizado y consciente, para que todo ello sea efectivo. De esa magnitud es el reto vislumbrado por el magisterio y con base en ello llaman a abrogar o derogar las reformas a los artículos tercero y 73 de la Constitución y a suspender toda medida vinculada con una reforma educativa cimentada en la precariedad, a la vez que pugnan por suscitar, extender y profundizar el debate nacional y popular sobre la educación que México necesita.

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Según el magisterio, lo anterior impone aplazar la discusión y aprobación de las leyes secundarias, uno de los acuerdos alcanzados entre Gobierno federal y la CNTE, ¿incumplido hasta hoy? ya que se trata de generar condiciones para una consulta nacional efectiva que concluya en un Congreso Educativo Nacional.

La CNTE ve como necesaria para México, “una educación humanista, contextualizada, que responda a las características y problemas de la diversidad nacional, una educación basada en la memoria histórica de nuestro pueblo, abierta a la cultura y al conocimiento. Una educación sustentada en la autonomía y participación democrática que contribuya al desarrollo de la nación pluricultural, democrática y justa establecida en la Constitución”. Debatir, decidir y prepararse para enfrentar este reto, exige imaginación, formación y consistencia, académica y política.

Si así van las cosas en el magisterio de la CNTE, sería excelente para el gobierno de Peña Nieto reconocer esa realidad y respetar el eslogan: “Vamos a mover a México”, al generar condiciones en el campo de la educación, para cumplirlo; pues si con base en el estudio de la propuesta de reforma educativa, parte del magisterio organizado se moviliza, cabe alentar su inquietud y allegarle recursos, temporales, incluso, y fijar plazos consensados y firmes, para pensar y procesar incluso la concomitante propuesta de reforma de país que la CNTE ve necesario debatir y perfeccionar, por ser incluyente, al fin de que sus integrantes y simpatizantes encuentren márgenes para ensayar su realización, a la par que, en concreto, reforman la educación.

El magisterio lo sabe, la reforma que necesita México, no sólo es la de la educación, la de sí mismos, la de los estudiantes o la escuela, sino la reforma del entorno en varios sentidos y todo saldrá mejor a los mexicanos y al país, si dialogan entre sí los autores y simpatizantes de las distintas propuestas educativas, sociales y políticas, para pensar y diseñar en conjunto el México que se quiere y es necesario para todos; incluidas las formas de procesar, con sabiduría y democracia, las diferencias.

En educación, si se quiere ir más allá del Consenso de Washington, se debe pensar en qué medida su aplicación a raja tabla e incompleta llevó a México a un atraso cualitativo y apenas ex post, se inician a ensayar acciones que conviertan en realidad las bases sobre las que se debió transitar, mínimo desde el año 2000. Por ejemplo, “el rascarse con las propias uñas” ¿impuso que la infancia en los países europeos fuera a clase desayunada o ahí toma un desayuno escolar? Experiencias gubernamentales exitosas, aparte, destaca un hecho, allá el alimento no es un déficit para la educación, ni para el principal quehacer de la infancia en la escuela: desarrollarse y aprender. Hoy, en México, aún integrante de la OCDE, magisterio y alumnado, de una forma u otra y según las condiciones concretas de su labor educativa, ¿pasan hambre? Esta requiere satisfacción y aquí, parece, bajo el peso de las trasnacionales se priorizó a los educandos como mercado y hace tiempo mayoritariamente se les abandonó a la comida chatarra; sin apoyar los honrosos esfuerzos comunitarios de sus padres para proveerles una alimentación adecuada.

Al respecto, el gobierno del Distrito Federal durante los primeros meses del ciclo invertirá 50 millones de pesos para ofrecer una comida a 30 mil alumnos de 100 escuelas públicas de educación básica, a las que se extenderá su horario escolar para impartir talleres de artes, como música, teatro, danza, además de activación física durante el ciclo escolar 2013-2014, será integral, sana, nutritiva y diseñada por los institutos nacionales de Nutrición y Salud Pública, y las secretarías de Educación y Salud capitalinas, 20 pesos por menú. Vale la pena respaldar así la lucha por el aprendizaje. ■

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