Violencia, abstencionismo, mercadeo de votos. Esos son algunos de los rasgos que marcan la jornada electoral del pasado domingo siete. Si bien todavía no hay ni habrá elecciones perfectas, las mexicanas en donde por lo menos ya se instaló desde hace un tiempo la pluralidad y la alternancia, la democracia expresada en la voluntad libre del ciudadano para decidir su voto, aún tiene mucho trecho por recorrer. Así pasara mientras exista la prevaricación del sufragio y los gobiernos sean del signo y color que sea, sigan comprando los votos de los electores. Mientras haya quien compre y quien ofrezca vender, no habrá elecciones libres. El proceso electoral que recién concluyó será recordado por el incremento de grupos delincuenciales que con armas en mano buscaron tener injerencia en las votaciones. Este hecho aunque no fue la constante, con todo y los casos en los que se asesinó a candidatos y operadores y se asaltaron violentamente las casillas, es para preocupar. Sin considerar el dinero del crimen organizado que se infiltra en las campañas.
Con todo y que apenas rebasa un tercio de la votación total, el PRI es el indiscutible ganador al conquistar o retener el mayor numero de importantes ciudades del país. Entre ellas retuvo la capital de Zacatecas, no obstante el precedente de un presidente municipal que esta por terminar, cuyo rasgo más notorio fue el dedicarse a pasear, encabezando una mediocre administración. Aquí el PRI ganó perdiendo votos en relación con la elección pasada. En nuestro estado, el PRI no sólo retuvo la capital, sino que recuperó los dos municipios más importantes por el número de su electorado: Guadalupe y Fresnillo que estuvieron durante 15 años en manos del PRD y del PT. Este último municipio más bien estuvo en manos de la familia Monreal. Por lo que con excepción del Distrito de Loreto, si es que sigue conservando influencia en esa demarcación, los cotos de poder de importancia, los han perdido. No conforme con arrebatarles a sus adversarios las joyas de la corona del estado, el PRI arrasó en 12 de los 18 distritos de mayoría. Preparémonos pues a ver una próxima Legislatura obediente y dócil, sumisa a los mandatos del gobernador. A los representantes d la oposición, no faltaran formas y medios para cooptarlos. El partidazo también se alzó con la victoria en 36 de los 58 municipios. ¿Cómo explicar el saldo electoral a favor del partido en el gobierno? El ser gobierno ya le da ventajas por encima de los demás partidos. Al ser elecciones intermedias, el gobierno en turno se expresa con todo su poder en términos el despliegue de recursos y gastos. La inercia del triunfo de Miguel Alonso y de Peña Nieto expresados como un bono político electoral que se mantiene en el ánimo de la población, también es un factor a considerar, pues como gustaban decir los antiguos, ganó por que las condiciones objetivas y subjetivas estaban dadas.
Por su parte, la Alianza o mescolanza que formaron el PRD y el PAN quedó muy por debajo de las expectativas que se trazaron sus burocracias. Entre la incongruencia ideológica y la postulación de candidatos que no estuvieron a la altura, sin considera a los chicos que luchan por la sobrevivencia y por mantener el registro, esta mancuerna de partidos son los grandes perdedores. Lo más que las alcanzaron fue ganar Jerez y Jalpa, ciudades de una importancia media. Diluir el perfil propio y darle más importancia a las cuotas y a los cuates, tiene su costo. La sangría expresada en los morenos de López Obrador también se esta viendo reflejada en la franquicia de los chuchos. Las supuestas conquistas que a nivel nacional se dieron a favor de esta alianza, aún la gubernatura de Baja California si se confirma y que huele a concertacesión para salvar el Pacto por México, son en realidad triunfos para el PAN, si se toma en cuenta que dichos lugares tienen una clientela panista importante y los candidatos fueron también panistas.
Del PT del que se presume será la segunda fuerza electoral en el Estado, le quedará ese consuelo pírrico, pues su caudal de votos sigue estando en Fresnillo donde perdió el ayuntamiento y los dos distritos, y en otros puntos como el Distrito de Loreto, sin que haya ganado ciudades y municipios de importancia considerable. Del Panal y del Verde que balance se puede obtener del proceso. No muy favorable, salvo que el primero salvó su registro y sobre el otro, que sigue siendo un partido sin estructura y sin presencia y que cuando deja de aliarse con el PRI, a carecer de cuadros destacados propios y de un perfil bien definido, sigue estancado entre la chiquillada y navegando en aguas por debajo de la mediocridad.
Aunque nunca se fue, por que mantuvo espacios en buen número de municipios y distritos y recuperó la gubernatura hace tres años, las elecciones de 2007, confirmar el retorno de los tricolores. A ver cuanto les dura el gusto. ■
