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jueves, 25 abril, 2024
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Editorial

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Por: REDACCIÓN •

Obama prometió la reforma migratoria integral, y con esa promesa ganó muchos votos latinos que lo llevaron nuevamente a la presidencia. Pero ahora parece que todo es una decepción. No hubo una propuesta directa del presidente, sino que se construyó una iniciativa por una comisión de ocho senadores, en la que participaron también los republicanos. En el documento de propuesta combinan dos ideas: oportunidad económica y seguridad fronteriza. Pensaríamos que ‘oportunidad económica’ se refiere a los propios migrantes, pero al ver la propuesta, parece que no es así. Los senadores promotores pretenden legalizar a 11 millones de migrantes (de los cuales 6 millones son mexicanos). Pero eso se hará a lo largo de 10 años.

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La medida inicial es dotar a los indocumentados de un permiso temporal renovable de seis años. En ese tiempo podrán trabajar y regularizar su pago de impuestos. Además, pagarán varias multas en el transcurso del proceso. Suman alrededor de 2 mil dólares el pago de la infracción compensatoria por ‘no haber pagado impuestos en varios años’. En ese transcurso de 10 años los migrantes sin documentos podrán ganarse la residencia con mucho esfuerzo, ‘buena conducta’, y registros de todo (pago de impuestos, trabajo regular y conocimiento del idioma). Con las multas se elimina el reconocimiento de la importante contribución que los migrantes latinos han hecho a la economía norteamericana. Al contrario, pretenden sacar aún más ventajas de trabajo barato.

Junto a la iniciativa, sobre todo los legisladores de la extrema derecha, condicionaron su voto a la reforma a cambio de un sistema de seguridad fronteriza que exige que se detenga a 90 por ciento de las personas que intenten cruzar, lo cual significa la hiper-vigilancia de la línea y la supermilitarización, a partir de la inversión de millones de dólares en ese proyecto. También condicionaron su voto a cambio de un programa de empleo temporal, que les dará mano de obra muy barata y segura, casi esclava. Las derechas extremas van ganando la reforma, y las promesas de Obama están en el basurero. ¿Y el gobierno de México? Sólo hace tibias declaraciones sobre el muro y no del contenido de la reforma.

No asume compromisos con la comunidad migrante mexicana: ni en la defensa de sus intereses en el vecino país con gestión político-diplomática, ni con los programas de repatriados (es cosa de ver los ridículos presupuestos que destina a los programas que tienen que ver con programas migrantes). En suma: no hay mucho que celebrar.

Finalmente, no podemos dejar de preguntar, ¿y la reforma migratoria de México en relación a Centroamérica? La actitud de extrema hipocresía del gobierno mexicano en el tema no puede continuar así. Debemos exigir al Gobierno de la República que modifique su política migratoria con Centroamérica, y deje de ejecutar el indigno papel de hacer el trabajo sucio a Estado Unidos. El libre tránsito de centroamericanos por territorio nacional a México en nada perjudica, por tanto no hay motivo para detener el flujo legal de personas que quieren internarse en nuestro país. Los derechos humanos es la verdadera prioridad.

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