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martes, 16 abril, 2024
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Propone Rousseff destinar al 100% recursos de regalías del petróleo para educación

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Por: REDACCIÓN •

Brasilia. La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, propuso este viernes un gran pacto nacional para mejorar los servicios públicos y recibir a los líderes de las manifestaciones pacíficas, cediendo a los reclamos de las históricas protestas que sacuden el país en plena Copa Confederaciones.

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La presidenta reafirmó que escucha a los manifestantes, pero que no tolerará que «una minoría violenta y autoritaria ensucie un movimiento democrático y pacífico» y destruya «el patrimonio público y privado».

«Voy a conversar con los jefes de otros poderes y voy a invitar a los gobiernos y a los alcaldes de las principales ciudades para un gran pacto en torno a la mejoría de los servicios públicos», dijo Rousseff en cadena de radio y televisión.

Además, aclaró que el dinero gastado en la construcción de estadios para la Copa del Mundo no salió del erario público.

Fue su primera reacción a las protestas multitudinarias de la víspera, que dejaron dos muertos accidentales, un centenar de heridos, millones de reales en daños económicos y grandes interrogantes sobre qué ha sucedido en este país señalado como un modelo de democracia emergente y de inclusión social.

Hartos de la corrupción, de la mala calidad de los servicios públicos, de los precios en alza y de los gigantescos gastos públicos para el Mundial 2014, más de un millón de manifestantes salieron a las calles del país la noche del jueves.

Algunas ciudades, como Río de Janeiro y Brasilia, vivieron escenas de caos, con saqueos, vandalismo y enfrentamientos violentos con la policía.

Nuevas movilizaciones más pequeñas tuvieron lugar este viernes en 35 ciudades, incluido frente a la casa del gobernador Sergio Cabral en Río de Janeiro y en diversos puntos de Sao Paulo y Porto Alegre.

En Barra da Tijuca, en la zona norte de Río, decenas de jóvenes encapuchados saquearon una concesionaria de automóviles y varias otras tiendas, provocando destrozos, según imágenes retransmitidas por la televisión.

En Valparaiso de Goias (centro), al menos 10 autobuses fueron quemados y hubo confrontaciones con la policía.

Oxígeno

El pacto de cuatro puntos prevé: 1) un plan nacional de movilidad urbana que privilegie el transporte público; 2) destinar 100 por ciento de los recursos de las regalías del petróleo para la educación (esto debe ser aprobado por el Congreso, donde hay fuertes bloqueos políticos); 3) traer de inmediato a miles de médicos del exterior para ampliar el sistema de salud pública (una reciente propuesta del gobierno); y 4) recibir a líderes de los manifestaciones pacíficas, de organizaciones juveniles, sindicatos, movimientos de trabajadores y asociaciones populares.

«Precisamos de su energía y creatividad (…) Precisamos oxigenar nuestro sistema político», dijo la mandataria a los manifestantes, y señaló su voluntad de contribuir a «una amplia y profunda reforma política».

Las protestas, que tomaron por sorpresa al país y al mundo por su tamaño y virulencia, desencadenaron la peor crisis política desde 2005, cuando el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010) se salvó in extremis de la destitución por el escándalo del «mensalao», un esquema de sobornos a diputados a cambio de votos.

«Precisamos formas más eficaces de combate a la corrupción», indicó Rousseff, que ha despedido de su gabinete a siete ministros acusados de desvío de fondos públicos. Ninguno ha sido procesado.

Brasil, séptima economía del planeta, célebre por sus programas sociales que hicieron ingresar a 40 millones de personas en la clase media en la última década, atraviesa un periodo de magro crecimiento económico y una inflación en alza.

Los manifestantes, en su mayoría jóvenes, educados, de clase media y apolíticos, piden menos dinero en estadios y más en salud, educación, así como un transporte público mejor y más barato.

Mariana Muñoz, una manifestante de 25 años de Sao Paulo, recibió con escepticismo el discurso de la presidenta.

«Yo no creo en Dilma. Lo que ella diga no sirve de nada. Lo que importa son los resultados. Acá nos sentimos impotentes ante el poder y por eso vamos a seguir en la calle», dijo.

Una gran Copa

«Brasil merece y hará una gran Copa» del Mundo el año próximo, aseguró la mandataria, descartando al igual que la FIFA que ambos torneos se suspendan debido a las mayores protestas en 21 años en Brasil, que se han tornado violentas en varias ciudades y han dejado a algunos aficionados en pánico.

La FIFA, por su lado, indicó que no ha discutido con las autoridades ni considerado hasta ahora suspender la Copa Confederaciones debido a las protestas y el ataque a pedradas a dos autobuses de la organización por parte de manifestantes en Salvador (noreste).

El gobierno advirtió que las protestas pueden afectar la Jornada Mundial de la Juventud católica y la visita del papa Francisco, previstos en Río del 23 al 28 de julio próximos, y donde se espera la concurrencia de dos millones de personas.

Las manifestaciones comenzaron hace poco más de una semana exigiendo la revocación del aumento del precio del transporte, aunque luego fueron sumando denuncias y reclamos.

La anulación del aumento del precio del boleto de transporte en numerosas ciudades no logró frenar las protestas, aunque en Sao Paulo, el Movimiento Pase Libre anunció que no convocaría a nuevas protestas, según la prensa brasileña.

Más información en el sitio dedicado a los indignados en el mundo.

Más de 2 millones toman las calles de Brasil

Tras la represión del jueves de las manifestaciones en Brasil, este viernes las protestas no amainaron y más de dos millones de personas tomaron las calles en concentraciones simultáneas en 80 ciudades.

Tan sólo en Río de Janeiro se reunieron aproximadamente un millón de brasileños en una marcha contra la brutalidad policiaca, la corrupción, la precariedad de los servicios públicos y el gasto excesivo en la Copa del Mundo.

Por segundo día consecutivo, la protesta en Río se tornó violenta cuando una minoría arrojó piedras, prendió fuego a vehículos e hizo caer postes de luz, a lo que la policía respondió arrojando gas lacrimógeno para dispersar a la multitud. Según los manifestantes, al menos 40 personas resultaron heridas en las acciones.

También en Belem, Porto Alegre, Campinas, San Salvador, Sao Paulo, Campinas y Brasilia se registraron choques entre la policía y manifestantes.

En Sao Paulo, participaron en las protestas 110 mil personas; en Manaus, 80 mil; en Recife, 50 mil y en Belo Horizonte y San Salvador 20 mil.

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