25.3 C
Zacatecas
jueves, 28 marzo, 2024
spot_img

Desintegración familiar y carencia de recursos orillan a los menores a trabajar, señala SEDIF

Más Leídas

- Publicidad -

Por: RAFAEL DE SANTIAGO •

■ Javier, de 9 años, viaja desde Trancoso a la capital para vender nopalitos y ajos

- Publicidad -

■ Erick quiere estudiar Derecho; desde pequeño vendía con su familia figuras de yeso

En el estado las historias de menores que trabajan son parecidas, algunos lo hacen para ayudar a su familia, pues provienen de familias desintegradas o de escasos recursos económicos.

En 1989 se firmó en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la Convención sobre los Derechos del Niño, donde se destaca que todo menor tiene derecho a ser amado, a ser protegido por una familia, a recibir una educación y jugar.

Pero Javier tiene poco tiempo y dinero para gozar esos privilegios, a sus 9 años se levanta desde temprana hora para realizar un recorrido en camioneta junto a su padre y sus hermanos para cortar nopales en una zona del municipio de Trancoso, de donde es originario.

“Agarro la penca con un cartón, mi papá les quita las espinas, a veces lleno seis tinas. Después nos vamos a Luis Moya y a otros lugares a vender los nopalitos. Me dicen que si no los vendemos no comemos, mi papá y mis hermanos también venden”, explica el niño, que hace su vendimia en la Plaza Bicentenario.
Ahí lleva buena parte del día esperando vender dos bolsas de nopalitos a 15 pesos cada una y otras bolsas con ajo, pero trabaja con el estómago vacío, ya que no desayuna.

Dice cursar el cuarto grado de educación primaria, y que de forma recurrente no acude a clases, pues cuando no hay dinero en casa debe trabajar. Afirma que de lo que gana vendiendo esos productos no le toca un solo peso, todo lo entrega a sus padres.

El juego que conoce es el futbol, el cual practica con sus hermanos de vez en cuando; no ha visitado un parque de diversiones y mucho menos conoce los videojuegos.
Es mediodía y el sol cala fuerte, Javier se acuesta en una de las bancas de la plaza para refrescarse un poco, con sueño, pero debe trabajar, llegar a su casa con unas cuantas monedas que justifique su andar en las calles, para ganarse un plato con comida.

Un poco diferente es la historia de Erick Alejandro González, quien desde los 9 años empezó a trabajar en un negocio familiar para ayudar con el gasto, pues con lo que su papá gana como vendedor de pinturas, es insuficiente para que sus hermanas y él puedan estudiar.

El negocio consiste en elaborar figuras de yeso, las cuales se venden con pinturas de agua, Erick recuerda que desde pequeño viajaba con sus padres a ferias regionales para ofrecer sus productos, sin jugar con otros niños, aprendiendo a ganarse la vida.
Desde pequeño aprendió a elaborar las figuras, y ahora, orgulloso menciona que su trabajo ayudó a sus padres a darle estudios, pues acaba de concluir el bachillerato y pretende estudiar la Licenciatura en Derecho.

“Cuando trabajas desde pequeño valoras más las cosas, además de que ayudas a tu familia, te saca incluso de algunos vicios y de las malas compañías”, dice Erick.
Su hermana, Ana Jacqueline, estudia la secundaria, tiene 13 años de edad, y dice haber madurado sicológicamente en comparación con algunas de sus compañeras, “pues ya puedo comprarme ropa, empiezo a ganar dinero y ayudo a mi casa”.

Actualmente, junto con su mamá y una hermana menor, trabajan en un local que se encuentra en el interior del Parque La Encantada, donde venden sus productos.
La desintegración familiar es un factor importante para que los menores trabajen en la calle, así como la situación económica de algunas familias, pues en la actualidad padre y madre salen a la calle a trabajar y los menores se quedan sin la supervisión de un adulto.

La necesidad de ganar dinero ante la falta de recursos económicos impulsa a los menores a buscar empleo en las calles, sin embargo esto los puede orillar a que pierdan interés en el estudio, por ello más vulnerables a ser carne de cañón para grupos delictivos, expuso Amanda Ramírez Bolaños, jefa del programa de Trabajo Infantil del Sistema Estatal DIF.

Menciona que los menores que trabajan en la calle están expuestos a diferentes riesgos, como las inclemencias del clima, a ser atropellados por un automóvil, secuestrados o violentados por otras personas, y depende de la labor que efectúen se vulneran también sus derechos infantiles.

Indicó que el censo de menores que trabajan en la vía pública varía, pues aunque se cuenta con promotores infantiles comunitarios que se encargan de detectar a los niños que trabajan, es complejo identificarlos, aunque se ha detectado este problema en municipios como Calera, Fresnillo, Guadalupe y Zacatecas.

Algunos menores trabajan de forma esporádica, otros cambian su ubicación constantemente y otros llegan junto con sus familias de otras entidades.
Al respecto, con los menores que detectan los promotores infantiles del DIF Estatal, se trabaja con la familia del menor al ofrecerles becas estudiantiles, talleres ocupacionales y escuela para padres, con el objetivo de sacar a los menores de trabajar.

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -