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jueves, 28 marzo, 2024
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Entre la espada y la pared: el futuro

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Por: RENÉ LARA RAMOS •

Uno quisiera entender el laberinto discursivo de los poderosos o descifrar el lenguaje tortuoso bajo cuyas palabras solapan lo que en realidad todavía quieren hacer bajo el manto de un neoliberalismo que hizo trizas al mundo y a México, por supuesto, y al que la señora Merker quisiera reponer por más tiempo, para mayor ruina de buena parte de la humanidad, con base en su capacidad de corromper todavía más a las economías y sociedades con préstamos que van a parar a las fauces y manos de quienes, hasta con usos fraudulentos, como en España, provocaron la quiebra de los países donde opera su voracidad y falta de probidad. Para el caso de México, ¿a cuánto ascendió el daño por invertir el gobierno calderonista, en Iberdrola? ¿No acaba de estar en España, Peña Nieto, a escuchar los lamentos de Rajoy y ser presionado para contratar o pagar los hoteles flotantes en construcción para los trabajadores petroleros mexicanos, otra contratación con cargo al gobierno de Calderón, en cualquier rubro?

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Sí, en México y fuera de México, Pemex no es una manzana de la discordia sino una fruta de oro apetecible que todos quisieran comer, sobre todo, en tiempos de una nueva crisis. ¿Qué dice Peña Nieto respecto a Pemex? Tener un compromiso, el Gobierno de la Republica, “para la modernización de esta gran empresa, que es de todos los mexicanos”. Esto último, ¿suena a demagogia? No sé, demagogia sí es, al invocar y embarcar de ese modo a todos los mexicanos en lo que él va a proponer y a hacer. El punto de apoyo en la realidad es tan débil como magra fue la votación con que ganó la elección presidencial. En el marco del evento formal de renovación de la flotilla naval de Pemex, con tres barcos más, redundó en “el fortalecimiento y la modernización” de Pemex. “Saludo,… en cada uno de ustedes a los más de 160 mil trabajadores de esta gran empresa mexicana” y de ese modo, ‘agrandó’ el número de ‘comprometidos’ con lo que iba a decir, no sólo los presentes y ya no era Peña Nieto solo, sino muchos más los involucrados con lo que iba a decir: todos los del sector petrolero nacional, 160 mil formales: “junto con ustedes queremos”.

Otra vez, saludos, reiteración de lo anterior en dos líneas; más saludos e implicadas las categorías oficiales o sociales, acordes a la adscripción de los asistentes. Se trataba de algo que sería en beneficio de su estado, por los buques a poner oficialmente en boga. Fortaleza y compromiso, como sustantivos o verbos, se repetían en el exordio de su discurso. ¿La expectación crecía? Sí, con tanta parsimonia, Peña Nieto sacaría un as de la manga presidencial. Aunque dijo quiero, tres veces; lo superó el queremos, cuatro veces. El yo, sujetó al nosotros, aunque sólo él hablara, en ambas personas. ¿Quiénes eran esas personas? ¿Los ideólogos, los autores, los firmantes del PACTO POR MÉXICO? A esas alturas, un referente decisivo, más remoto, eran sus electores. No apabullantes, sí suficientes para ganar la elección presidencial, ¿origen del Pacto por México para incrementar la legitimidad? ¿De ahí se condensó el nombre: Cruzada contra el Hambre, su inicial programa? Cruzada a volverse permanente, una cosa es mitigarla, otra sentar las bases para eliminarla. Lo primero es más probable, gestión sin eliminación. Eso requeriría ir más allá en estructuras sociales nuevas y la actual crisis neoliberal primero pondrá a salvo a los grandes capitales para ganar, mientras la mayoría pierde. ¿Cuánto capital golondrino, voló a otras tierras? Y apenas inician los efectos no deseados de una crisis, con indicadores nada buenos para un gobierno que igual inicia y un partido que copará todas las posiciones posibles para sostenerse en el poder contra viento y marea.

¿Qué mejor momento para plantear los retos de Pemex e iniciar a convertirla en modelo de eficiencia, transparencia y rendición de cuentas? O liberar su potencial de inversión e innovación, (hoy cooptado por la Federación), para afianzarse como industria generadora de industrias, con actividades de mayor valor agregado y rentabilidad social para el país. Fortalecer la ética corporativa de la empresa y su responsabilidad social. Promover la sustentabilidad ambiental. ¿Cumplir los retos de Peña bastaría y haría descansar en Pemex, por lo pronto, la posibilidad de estabilizar a México, en un entorno nacional y mundial de crisis, algo más manejable el primero que el segundo? El reto de retos: ¿cómo hacerlo sin vender ni desmembrar Pemex? ¿Dónde están las propuestas concretas que involucren el potencial y la realidad científico- técnica de las instituciones públicas de nivel superior, universidades e institutos? El gobierno de Peña Nieto, ¿cuándo va a incrementar los recursos para inversión científica y tecnológica en esas instituciones? ■

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