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viernes, 29 marzo, 2024

Feliz aniversario

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Por: Luis Miguel Cano López •

Este mes cumplimos 45 años. A mí me gusta decir que tenemos la misma edad, aunque seas mayor por unos días. Eso sí, como mi mayor, siempre te he visto con admiración y respeto. A los pocos meses de nacer, nos pasaron cosas buenas. En 1977 se reconoció el derecho a la información en nuestra Constitución, y según varias voces, la reforma que lo incluyó sembró la semilla del cambio en nuestro régimen político. Por si eso fuera poco, los Pumas lograron su primer campeonato.

En mi caso no volvimos a coincidir sino hasta poco antes de cumplir la mayoría de edad. Tus contenidos me inspiraron desde entonces a buscar alternativas. Cuando la mayoría quería tratar temas cómodos, tres jóvenes preparatorianos optamos por hablar de la corrupción en el fútbol mexicano. No teníamos ni idea, lo confieso, pero se sintió bien disentir. Mejor aún, se sintió bien cuestionar y no conformarse.

Pienso que eso me marcó. Contribuyó a que quisiera estudiar Derecho, no para lucrar, no para controlar, sino para disputar las normas que guían y rigen nuestra convivencia. Mucho antes de saber y hablar de derechos humanos, aprendí de ti que la distancia entre el discurso y la realidad nos debe alertar. Ya se decía en el año de 1992 que vivíamos en un “Estado de Derecho”, pero era expresión vacía. Al menos así me lo parecía. Algo tenía que hacer para encontrarle sentido al tema.

Estudié, me gradué, tuve la fortuna de encontrar una gran mujer como ejemplo y consagré mi vida profesional a la defensa de causas de derechos humanos. Ni siquiera soñaba con lo que vendría. Llegaron las elecciones de 2006 y se dieron las condiciones para por fin coincidir de verdad, no solo a la distancia. A alguien se le ocurrió solicitar el acceso a las boletas de la elección presidencial de ese año una vez concluido el proceso electoral. Se intentó como investigación periodística.

Las vueltas que da la vida. Quienes idearon esa causa hoy parecen tan distantes. Pero sea como fuere, pensaron que un par de litigantes de derechos humanos podían contribuir. Por primera vez, confiaste en mí para ayudarte en tus luchas por la apertura de información. Peleamos como nunca se había hecho, llegamos al Pleno de nuestra Suprema Corte, perdimos por un voto. Trascendimos fronteras en búsqueda de garantizar el acceso a la información. Descubrimos que si una instancia continental se negaba a intervenir, la universal todavía podría intentarse.

Esa batalla la perdimos. Pero no ha sido así siempre. Por ejemplo, años después logramos abrir el candado legal que negaba el acceso a los expedientes de averiguaciones previas. En todo caso, la confianza con que me honraste se ha mantenido hasta la fecha. Gracias a ti me volví experto en derecho de réplica. Un derecho tan abusado como mal comprendido en la actualidad. Y hasta me has dado el privilegio de expresar mis opiniones periódicamente desde hace tres años.

No me cabe duda de que has contribuido a forjar la persona que soy hoy. Seguro que nuestras vidas serían más sencillas si no hiciéramos lo que hacemos. Mucha publicidad oficial tendrías si abandonaras tus ideales, lo puedo apostar. Gobiernos van y vienen, y tengo la impresión de que todo este tiempo no te han visto con las mejores intenciones. Hacer críticas es una actividad menospreciada en estos días.

Con más años de experiencia, con menos soberbia, hoy sé que lo que nos toca es hacer preguntas, es apuntar ciertos caminos. Otras personas los transitarán con mayor velocidad y de forma más exitosa, y está bien, porque hemos hecho lo que nos correspondía. Yo espero que sigamos cumpliendo nuestros compromisos por muchos, muchos años más. Que aprendamos de nuestros errores, que prestemos atención a las críticas que nos hacen, y que antes de sucumbir, notemos cambios.

Siempre habrá quienes piensen que el pasado fue mejor, que hemos visto mejores años, pero todavía no podemos regresar en el tiempo y lo único que tenemos es nuestro presente. No cambiaría nada de lo vivido en esta odisea que me permite estar donde estoy, ser quien soy, y soñar con el futuro que quiero. Así que no nos queda de otra que seguir esforzándonos. Gracias por el ejemplo. Feliz aniversario.

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