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viernes, 29 marzo, 2024
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‘The last black man in San Francisco’ de Joe Talbot

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Por: ADOLFO NÚÑEZ J. •

La Gualdra 408 / Cine

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En la ópera prima de Joe Talbot, The last black man in San Francisco (2019), se narran dos historias: la de una ciudad en constante cambio y la de dos amigos que quieren escapar de ella, aunque al mismo tiempo buscan reclamarla como propia. Protagonizada y co-escrita por Jimmie Fails, es una historia íntima y personal, casi biográfica y llena de significado.

Jimmie (Fails) y Mont (Jonathan Majors) comparten una amistad profunda y fraternal al ser individuos tanto iguales como opuestos. Jimmie practica skate, tiene una personalidad apasionada y está obsesionado con defender lo que llama ´su hogar´, mientras que Mont es más observador y relajado; todos los días se sienta y dibuja los rostros de las personas que ve a su alrededor, a la par de que trabaja en una obra de teatro cuyo tema central es la ciudad de San Francisco. Entre ambos existe el hábito de visitar la antigua casa de Jimmie, la cual fue construida por su abuelo en la década de los 40’s, lugar donde los dos amigos llevan a cabo todo tipo de reparaciones, aun y cuando éstas no son aprobadas ni bien vistas por sus actuales propietarios.

Siguiendo la tendencia de algunos filmes recientes, mientras Tablot nos introduce en la vida y las rutinas diarias de este singular dúo, también aborda diversas temáticas que están relacionadas con la gentrificación en el área de la Bahía de San Francisco, enfocándose en los efectos que tiene en términos raciales y políticos. Al igual que en el filme Blindspotting (2018) de Carlos López Estrada, aquí se analizan los conflictos de la masculinidad en torno a los lugares de origen, y cómo éstos influyen en la identidad de un individuo. Dichos conflictos son caracterizados por un grupo de personajes secundarios que todo el tiempo se encuentran en la calle donde Mont vive, y que sirven a manera de espejo en las motivaciones de Jimmie, así como para desarrollar una subtrama en segundo plano, centrada en las consecuencias de la violencia entre hombres que buscan defender su masculinidad y el lugar de donde provienen.

Talbot se enfoca en los vínculos familiares y en las pequeñas historias que esconde cada lugar y que pierden su identidad conforme estos espacios son modernizados y reconstruidos. Mientras la historia avanza, en el filme se hace alusión a las diversas áreas deterioradas de la ciudad, así como a las comunidades y minorías que las llegaron a habitar pero que fueron desalojadas al mismo tiempo que las calles y los edificios se comenzaron a urbanizar.

Con todo, The last black man in San Francisco no es un filme de crítica o denuncia. Es, ante todo, una emotiva y conmovedora historia de amistad repleta de humor, que al mismo tiempo homenajea y dignifica a una comunidad que poco a poco va desapareciendo. Prueba de ello es la delicada atención en la cinematografía de Adam Newport-Berra, que retrata con enorme sensibilidad las ventanas, tejados, puentes y callejones inclinados de una San Francisco en transición constante. Mientras nos cuenta la historia de una ciudad entera, el realizador también hace un estudio de carácter, cuyo protagonista y la búsqueda de lo que él considera como su hogar, sirven como una elegía sobre el amor y las frustraciones que experimentamos por los lugares donde crecimos y que terminan por determinar quiénes somos.

 

 

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_408

 

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