Al enterarnos de irregularidades en el manejo del fondo minero viene a nuestras mentes los dos casos que están ahora frescos en la agenda pública nacional, justo en el tema de las irregularidades: Duarte, ex gobernador de Veracruz; y Anaya, presidente nacional del PAN. El primero hacía uso de los instrumentos clásicos para armar anomalías (que siempre aparecen como regulares): facturas de hule, torcimiento de programas de desarrollo social, permisos de operar a empresas, etcétera. Con fachadas procedimentales, ambos acumulaban masas enormes de dinero público, que llegó a los presuntos 21 ranchos y decenas de propiedades en el extranjero de Duarte, y los 121 viajes en dos años y la ostentosa vida en Atlanta de Anaya. Esos dos casos frescos se convierten en referentes actuales del tema “irregularidades”, lo cual significa preguntar qué fachadas se muestran y qué actos ocultan.
Así como se ha destapado en el caso de Veracruz, donde con fondos para combatir la pobreza se realizaban ‘trámites normales’ para operar los programas, de esa misma manera se investiga por la Secretaría de la Función Pública qué ocurre con los fondos mineros. Sabemos que los recursos que deja la actividad extractiva son muy pequeños, y si aún así terminan en manos distintas a los beneficiarios, estamos ante una doble depredación: del medio ambiente en el caso de las mineras, y del recurso público en el caso de los funcionarios encargados. Y en el tema de las irregularidades en el otorgamiento de concesiones, llevan al otro lado del problema: el objetivo es control y hacer crecer ilegítimamente el poder político. Así, con unas irregularidades se enriquecen y con otras se perpetúan en el poder. Los casos que comentamos son importantes, porque son ‘casos-tipo’: representan aspectos que pueden clasificar los malos manejos. Unos son para enriquecerse y otros para reproducir el poder y otros para que nada se sepa. Es como un mecanismo completo que tiene todas las funciones previstas.
Pero (dicen) no hay crimen perfecto: algunos componentes de ese sistema de las irregularidades fallan. Las que tienen por misión ocultar la información fallan porque hay enterados que tienen rivalidades políticas con los actores principales y cuelan la información para hundir a su rival; o la guerra de clientelas hace caer la estructura de beneficiarios de las irregulares fachadas que pretenden perpetuar el poder de los grupos de políticos en cuestión, o de por sí el enriquecimiento es tan evidente que se ve a simple vista. Como el oro que brilla: esa es la naturaleza de la riqueza. Encubrir la riqueza es como esconder un foco. En suma, empiezan a salir las irregularidades en Gobierno estatal, sobre todo las que vienen del gobierno anterior, y con el referente que tenemos enfrente y comentamos al inicio, surgen las preguntas: ¿son indicios de algo más grande? Y el contrasentido: justo en los momentos de recorte de gasto público es que ocurren estos eventos que recortan más el recorte.
