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viernes, 19 abril, 2024
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EU: tercera noche de protestas contra Trump

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Por: La Jornada •

Nueva York. Ante gritos de repudio de miles en las calles de varias ciudades, el presidente electo Donald Trump continuó armando su nuevo gobierno enviando señales para tranquilizar a Wall Street y a parte de la cúpula política. Mientras  tanto, en las calles nutre el clima de temor entre inmigrantes y comunidades minoritarias por todo el país.

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Encerrado en su búnker en la Torre Trump, en la Quinta Avenida, el candidato y su equipo de transición ahora encabezado por el vicepresidente electo Mike Pence (después de que Chris Christie fue degradado hoy), junto con tres hijos de Trump y un yerno, continuaron evaluando la conformación del nuevo gabinete

Algunos de los candidatos que se encargarán del próximo gobierno, junto con los asesores más importantes que están en las comisiones de transición, continuaron provocando ansiedad entre diversos sectores sociales en el país. Más allá del arquitecto de medidas antimigrantes por todo el país Kris Kobach, también figura Myron Bell, una de las principales voces a nivel mundial en rechazo al consenso científico sobre el cambio climático y que ahora está encargado de guiar el proceso para desmantelar las políticas de cambio climático y cómo cumplir con la amenaza de anular el acuerdo de París sobre cambio climático.

Pero mientras estos extremistas provocan angustia y temor entre defensores de derechos de los inmigrantes y de ambientalistas, algo curioso también está sucediendo: Trump y sus equipo están aparentemente girando su imagen en la campaña como “insurgentes” contra el establishment para establecer un gobierno integrado por ese establishment.

Al instalar a Pence como jefe de la transición, Trump coloca a un legislador de seis periodos en la cámara baja y después gobernador que es el puente del “insurgente” a la cúpula tradicional republicana.

A la vez, después de su promesa de campaña de “drenar el pantano” de Washington para cambiar el viejo régimen, su equipo de transición está reclutando a veteranos de otros regímenes -de los dos presidentes Bush y Ronald Reagan. Y ese equipo de transición ahora está dependiendo de un ejército de cabilderos profesionales -muchos de los cuales representan a algunas de las más grandes empresas estadunidenses- que son parte integral del gobierno permanente de Washington, reportaron varios medios.

A la vez, las listas de candidatos para varios puestos del gabinete incluyen a muy reconocidos “capitanes” de industrias, incluyendo de Wall Street como Jamie Dimon, el jefe de JPMorgan Chase y un veterano de Goldman Sachs.

Este gobierno será el encargado de promover algunas de las promesas de Trump para sus primeros 100 días incluyendo desmantelar normas ambientales y una serie de órdenes ejecutivas de Obama sobre inmigraciónn, cambio climático y controles sobre armas de fuego, impulsar el plan masivo de reconstrucción de infraestructura, anular la reforma de salud, cancelar las negociaciones del acuerdo comercial Trans Pacífico, y renegociar el TLC, y lo que ahora llama “seguridad fronteriza”.

Dentro de esto, el propio Trump y sus asesores de mayor rango están modificando partes de la retórica de la campaña sobre temas centrales, moderando desde la posición sobre salud, rehusando comentar sobre la prohibición contra inmigrantes musulmanes, indicando que no romperán el acuerdo nuclear con Irán sino lo revisarán primero y hasta el muro fronterizo que el presidente electo no ha mencionado desde el martes.

Esta semana, Newt Gingrich, uno de sus principales asesores, expresó dudas sobre si México pagará por el muro fronterizo, o si de hecho aún está entre los planes. “Dedicará mucho tiempo al control de la frontera. Podría no dedicar mucho tiempo intentando lograr que México pague por eso, pero fue un gran recurso de campaña”, comentó ayer Gingrich en una teleconferencia patrocinada por un bufete internacional de abogados, reportó hoy el Washington Post. Sin embargo, otro asesor, Rudolph Giuliani, insistió en que se construirá el muro, “absolutamente… es una promesa de campaña”, pero que tal vez no estaría entre las prioridades de los primeros 100 días.

El equipo de transición tampoco ha ofrecido un mensaje claro sobre si procederán con las deportaciones de indocumentados prometidas por el candidato, ni de cuántos se está hablando (se ha mencionado 2 millones de indocumentados con historial “criminal” en el primer año).

De hecho, pocos saben si estas maniobras son para calmar a parte de la cúpula política y económica hasta que tome las riendas del poder el próximo 20 de enero, y de ahí retornar a promover sus posiciones extremistas, o si mucho de esto fue una farsa de un demagogo que supo usar el descontento y hartazgo popular para instalarse como rey de la cúpula.

O tal vez nadie, incluso él, sabe bien (tal vez porque también está sorprendido, junto con muchos más, de ser presidente electo). De hecho, algunos en la cúpula republicana en Washington están semi bromeando que tal vez Trump gobernará como un republicano moderado de Nueva York y que todo lo demás fue pura manipulación. 

En las calles

Por lo pronto continua la batalla electoral, con otro día y noche de manifestaciones y marchas en varias ciudades, incluyendo Nueva York, Portland (Oregon), Atlanta, Filadelfia y Columbus. En algunas, como la de Miami, bloquearon el tráfico en algunas de las carreteras principales.

Coreando consignas denunciando el sexismo, racismo y xenofobia de Trump, las acciones multirraciales con una participación mayoritaria de jóvenes, expresaron la alarma y la indignación ante su elección. Hasta ahora, estas expresiones han sido notables por la ausencia de las organizaciones tradicionales de protesta, sin pancartas fabricadas sino a mano, y espontáneas.

Se anunciaron planes para continuar con estas marchas este fin de semana en varias de estas mismas y otras ciudades. A la vez, ya hay llamados para organizar acciones masivas de protesta en la inauguración de Trump en Washington.

Mientras tanto, después de que Trump se quejó de las protestas el jueves en un tuit acusando que “manifestantes profesionales, instigados por los medios, están protestando. Muy injusto”, a primera hora de esta mañana alguien obviamente lo convenció para modificar su berrinche, y tuiteó: “amo el hecho de que anoche un pequeño grupo de manifestantes tiene pasión por nuestro gran país. Todos nos uniremos y estaremos orgullosos”. Sin embargo, su cercano colaborador Rudolph Giuliani acusó a los manifestantes de ser un montón de “niños llorones”.

Y también por tercera noche, hubo expresiones extremistas a favor de Trump, desde más pintas y consignas racistas y antimigrantes, a amenazas de violencia física. Un manifestante pro  Trump en Fort Worth, Texas mostró una pancarta mientras pasaban manifestantes contrarios al presidente electo que decía “Si Trump puede” y portaba una bandera de la Confederación que es símbolo del sur esclavista.

Varias figuras han llamado a que Trump condene estas expresiones de odio de personas que dicen ser sus simpatizantes, incluso del Ku Klux Klan. El editorial del New York Times hoy, titulado “Denuncie el odio, señor Trump”, argumentó que es necesario que el presidente electo “repudie el flujo de insultos, amenazas, ataques racistas, sexistas, xenofóbicos, antisemitas y homofóbicos asociados con su nombre”.

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