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martes, 23 abril, 2024
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Un Oscar a la desfachatez de algunos mexicanos

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ • Admin •

En mi carácter de individuo e integrante invisible de la gran marejada social, lamento muchas cosas y celebro otras que suceden en nuestro diario convivir. Primero. Considero inaceptable que los mexicanos esperemos cada año en febrero, para que la celebración de los Oscares nos traiga el orgullo y anhelado reconocimiento internacional a los talentos mexicanos en el cine, verlo de esa manera es aceptar que solamente los gringos, tienen la última palabra respecto a las distintas categorías que integran a la industria cinematográfica y que nosotros como nacionales, damos por sentado que ellos tienen la razón por lo que avalamos tales o cuales preseas, sin pensar que nosotros mismos pudiéramos establecer, por ejemplo, nuestros propios reconocimientos como el Ariel que entrega la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, que nadie pela ni hacen tanto borlote cuando se entrega. Así pues, quedamos a la expectativa de que solamente nuestros vecinos del norte tengan a bien, dacirnos si nuestros nacionales son buenos conforme a lo que ellos establecen o, como premio de consolación, quedan con el orgullo mundial de haber sido nominados. Nuestra mente arratonada y domesticada nos lleva a idiotizarnos con muchas de las cosas que inventan o venden como propias nuestros queridos verdugos. Segundo. Tenemos una marcada tendencia a ignorar a los genuinos héroes y talentos mexicanos que se aventuran a viajar a otros países a representar dignamente a México y, después de su esfuerzo y sacrificios -ya que algunos van con sus propios recursos o con una mano atrás y otra adelante- llegan a las terminales aéreas abrazando la bandera tricolor en el más frío anonimato, sin reflectores, ni porras, ni mariachis, ni flores, ni copiadera de su playera o look como lo hacemos con otros personajes que incluso, son dañinos a la sociedad; entonces, una gran mayoría de mexicanos se consumen en una cultura que adora a quiénes debiéramos evitar como ídolos o guías espirituales de la Nación, lo peor de todo, es que desde nuestros hogares trasmitimos la nefasta adhesión a lo extranjero, a lo rubio y a lo superficial, mientras que nuestras corredoras tarahumaras que ganan maratones en otros países o nuestros estudiantes que viajan a otros continentes aportando a la ciencia y al conocimiento o, destacando en el arte o la cultura, pasan desapercibidos por esta sociedad que ha enaltecido a reyes y reinas y, ha permitido palacios para pocos y casas de cartón para muchos. Así de contradictorios son algunos mexicanos; buscan la perfección sumidos en la podredumbre, se vuelven gringos cuando son más mexicanos que el chile, se sumen en la lengua inglesa aunque no saben pronunciar el castellano y se ponen tenis nike sin haberse puesto nunca, unos huaraches como muchos de nuestros indígenas y campesinos que son más patrióticos que ellos. Tercero. El ganador a la desfachatez se lo ganaron a pulso aquellos que fueron a la columna del Ángel de la Independencia a celebrar que Leonardo DiCaprio ganó por fín, el premio Oscar, sin duda, obtuvieron también toda mi admiración negativa, ya que no son buenos para ir a pronunciarse por tantas cosas que padecemos, como la inseguridad, la pérdida del poder adquisitivo del salario, el alza de la gasolinagua, la muerte de periodistas, el nulo crecimiento de la economía, el incremento de la pobreza, la persistencia de la desnutrición de nuestros niños, las deficiencias en materia de salud, ambiente, educación, vivienda, y otros dones apocalípticos, pero eso sí, le prenden veladoras al Altísimo para que el buen Leo, gane por la actuación que realizó ante la madriza que le puso un oso más falso que Ted, ambos manipulados por computadora. Béndito el Universo; qué miserables somos como pueblo, generosos hasta el hastío con las estrategias de manipulación que vienen desde arriba, somos mal agradecidos con los que ponen en alto en nombre de México y muy condecendientes con los agresores del pueblo, con los que nos dividen, con los que nos saquean, con los que realizan una catastrófica actuación en la Administración Pública, con los malos gobiernos y en fin, con las figuras de la política que nos saludan amablemente y se ponen antibacterial en cuanto nos dan la espalda sin haber influenza de por medio. Así las cosas y, ya adentrádos en la premiación estilo gringo, Usted a quién le daría el Oscar, como pésimo gobernante. Yo ya tengo a mi nominado, ¿Cuál es el suyo? ■

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*Representante de Zacatecas ante el

Consejo Consultivo Nacional para el Desarrollo Sustentable

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