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martes, 23 abril, 2024
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Procurador de Protección de Niñas, Niños, Adolescentes y Familia: una encomienda de alta responsabilidad y compromiso

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

Ser procuradora o procurador de Protección de Niñas, Niños, Adolescentes y Familia (PPNNAyF), representa una gran responsabilidad social, jurídica, ética y profesional, pues queda al resguardo de esta importante encomienda, lo más sensible y delicado que tiene la nación mexicana: sus niñas, niños, adolescentes y demás integrantes de una familia que cuentan con algún grado de atención prioritaria. Un Procurador de Protección de NNAyF, representa los intereses jurídicos de este importante sector de la población al amparo de la Convención de los Derechos del Niño de 1989 y del interés superior de la niñez consagrado en el Artículo 4°, párrafo noveno, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes secundarias como la Ley General de los Derechos de NNyA, y las correspondientes normas estatales. Recibimos reportes de maltrato, abandono, violencia familiar o de circunstancias que ponen en peligro su seguridad, integridad o dignidad. De igual forma tenemos, dentro de nuestras atribuciones, las de realizar investigaciones tendientes a conocer el abandono, maltrato o violación a sus derechos, y en su caso, denunciar ante la autoridad judicial competente; asimismo, nos damos a la labor de coordinar acciones de prevención y protección de NNyA maltratados, en desamparo o con problemas sociales para incorporarlos al núcleo familiar o albergarlos en instituciones adecuadas para su custodia, formación e instrucción; velamos porque los niños, niñas y adolescentes maltratados, abandonados, expósitos, huérfanos o víctimas de violencia familiar por quienes ejercen su custodia, obtengan provisional, o definitivamente, un hogar seguro, así como atender y resolver la problemática jurídica y social de los mismos. Así las cosas, mis colegas procuradoras y procuradores, cargamos sobre nuestras espaldas una muy delicada tarea que, cuando menos, debe ser reconocida por la sociedad, pues dejamos en el cargo muchas horas de servicio, a nuestras propias familias y hasta nuestra integridad personal y emocional, pues no es fácil conocer de casos que muestran el grado de maldad de muchos seres que no merecen llamarse humanos. Cada día advertimos en nuestra labor el grado en el que se va desintegrando la comunidad, cuando nos llegan casos en horas de la madrugada de NNyA abusados, lastimados o separados de sus padres y madres a consecuencia de la inseguridad, vemos sus caritas tristes, compartimos su desesperanza e incertidumbre ante la vida y, muchas veces, advertimos, en ellos, los rasgos de nuestros propios hijos; aun así, debemos ser empáticos, cordiales, humanos y no podemos quebrarnos ante tantos sentimientos acumulados. La encomienda de ser procurador o procuradora no está exenta de denuncias o quejas en materia de derechos humanos y, pese a todo, también representa un cargo político que pudiera ser codiciado por distintos ilusos al pensar que es un ámbito de poder como cualquier otro, sin embargo, aquí se requiere alma y corazón junto a un estómago de hierro, pues pocas veces comes a tus horas y de manera nutritiva. Ya luego vienen los cambios de administración y sin tomar en cuenta todo lo realizado, llegan los equipos nuevos, muchas veces a aprender, y las trayectorias, la experiencia y los buenos oficios se pierden por la búsqueda de nuevos horizontes profesionales; la renuncia nos lleva a ocupar trabajos distintos y nuestros talentos se ocupan en otros encargos. Esto último nos ha motivado a impulsar a nivel República, la Asociación Nacional de Procuradoras y Procuradores de Protección de NNyA que pretende, precisamente, aglutinar todo el capital humano que se ha formado en estas importantes funciones, aprovechando el alto grado de especialización adquirido con el ejercicio diario y que muchas veces se desestima. Así pues, valga esta tribuna para reconocer la enorme tarea que realizan mis queridos colegas en activo y, a quienes terminaron su encargo, felicitarlos por su alto compromiso y empeño durante su gestión. 

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