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viernes, 19 abril, 2024
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Con la contingencia se aprendió a valorar más el trabajo del personal de enfermería: Geovanna Martínez

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Por: HUGO ZENDEJAS MONTAÑO •

■ “El cubreboca es una barrera, simplemente al portarlo no muestro quién soy”

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Geovanna Martínez González, enfermera de traslado del Hospital General de Zona (HGZ) número 1 del IMSS, afirma que con la contingencia sanitaria por el Covid-19 se aprendió a valorar más el trabajo que realiza el personal de enfermería y reforzaron el compañerismo.

Al respecto, reconoce el trabajo que realizan los trabajadores de higiene, seguridad, enfermería, médicos, laboratoristas, administrativos, porque todos cubren una gran función en este hospital.

Considera que en la atención a los enfermos, el médico es el cerebro, porque es el que revisa y ordena un tratamiento, pero las enfermeras y enfermeros son el corazón, ya que están en contacto con los pacientes, saben sus nombres y en ocasiones nacen amistades, pero deben aprender a trazar una línea entre el trabajo y la familia, “aprender a soltar y no aferrarte”.

Derivado de la contingencia por el Covid-19, señala, han cambiado mucho los protocolos de seguridad y todo el personal debe acatarlos, por ejemplo, ahora es obligatorio el gafete de identificación al ingresar y salir del nosocomio; la revisión es apoyada por elementos de la Guardia Nacional.

Aunque ya había protocolos, las medidas de higiene aumentaron y se sumaron nuevas reglas, ya que el cuarto piso del nosocomio se destinó para la atención a pacientes con Covid-19.

Su labor consiste en el traslado de pacientes a tercer nivel, es decir, que presentan padecimientos de alta complejidad diagnóstica y de tratamiento, a través de una o varias especialidades médicas, por lo que necesitan estudios en otros hospitales de Torreón, Guadalajara o la capital del país.

Y no descarta que en esta contingencia en cualquier momento le toque acompañar el traslado de un paciente con Covid-19.

Dice que compró material de higiene, como gel antibacterial, toallitas sanitizantes, para su uso personal. También porta dos uniformes, uno de los cuales utiliza en su trabajo y otro al retornar a su casa, para mayor seguridad.

Comenta que le ha tocado estar cerca de enfermos de Coronavirus y como protocolo actualmente se maneja que todo paciente es sospechoso de tener este virus hasta que se compruebe que es negativo.

Opina que el cubreboca es una barrera, “simplemente al portarlo no estoy mostrando mi cara, no muestro quién soy, en casa hasta el más pequeño tiene su cubreboca, es difícil decirle a un niño que tiene que usarlo”.

Reconoce que han tenido apoyo en el HGZ, desde restaurantes pequeños hasta franquicias reconocidas, que les han llevado alimentos.

Dice que sí se han presentado casos de discriminación o agresiones en contra de sus compañeros, por ello, durante la pandemia, sólo sale al trabajo y regresa a casa. Recientemente le tocó ir a una tienda cercana a su hogar, donde la encargada, quien sabe que es enfermera, no la dejó comprar todo lo que necesitaba, lo que sintió como discriminación.

Todos tenemos miedo, es una enfermedad nueva, nos ha afectado a todos porque tenemos familia, llegamos a casa, mis papás tienen enfermedades crónico-degenerativas. Yo me arriesgo al salir, al entrar a mi casa arriesgo a mi familia. Cumplo protocolos, al llegar me baño, lavo mi ropa aparte.

Al terminar el confinamiento voluntario, opina que todas las personas van a tener medidas de higiene más estrictas, vamos a seguir con el margen de la sana distancia, quizás valoremos más el cuidado de la salud, de nosotros de nuestras familias.

Me ha ayudado a valorar más mi trabajo, antes lo hacíamos más cotidiano, ahora salimos a trabajar con la incertidumbre si estamos enfrentamos lo más fuerte por los contagios de Covid-19.

“Algo que he extrañado es visitar a mi familia, somos muy allegados, dejar pasar fechas especiales, como el Día de la Madre”, dice. Cumplió 6 meses de casada y considera que es difícil no abrazar a su esposo, quien la recoge en su vehículo a la salida del trabajo. También se ha privado de los abrazos de sus sobrinos, Lucía y Fernando, de 4 y 2 años, respectivamente.

“Salir a respirar, sin cubreboca, creo que será algo de lo que haré primero cuando terminé la contingencia, quitarme esa barrera”, enfatizó.

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