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viernes, 19 abril, 2024
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La Utopía en el Hogar (7). Intermedio: ama a la ciencia

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Por: Jorge Humberto De Haro Duarte •

Esta semana fue pródiga en opiniones de corte internacional que se refieren al problema sanitario que tiene atarantado al planeta y que, por alguna causalidad poco entendible pero comprensible, se dejó caer como tormenta sobre México y en sospechosa cascada, después del lamentable sofocón que protagonizó la reportera de un periódico de circulación nacional y que desde hace casi tantas décadas como existe el partido empollado en tiempos de Plutarco Elías Calles y otro que se pintó de azul, y que fue fundado si la memoria no falla por Maximino Ávila Camacho cuando aspiraba a la presidencia de la República Mexicana y que fue heredado por su prestanombres y luego adquirido por alguien muy pegadito a la porra oficial de los gobiernos de estos partidos y un sistemático denostador de los movimientos populares y democráticos de este país.

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La “reportera” preguntó de acuerdo a datos y opiniones del secretario de salud en el período de la administración anterior y ex rector de la casa más grandota de estudios que hay en el país, léase la Universidad Nacional Autónoma de México. Dados los blasones del médico en cuestión, ex aspirante a la candidatura a la contienda presidencial, muchos se fueron con la finta de que el Subsecretario se apantallaría cuando se le cuestionó sobre los datos que expone en las “vespertinas”, pero haciendo un simple movimiento de peón de ajedrez preguntó sobre los datos del ex en cuestión y lo único que apareció fue que este personaje era un político de cuestionable moral y que dejó en ruinas al sistema de salud, consecuencias que son un lastre insuperable para enfrentar con éxito la contingencia ambiental con factores que harían temblar a cualquier gobierno, un desabasto total de medicamentos, más de trescientos hospitales sin concluir o solo en planes y el equipamiento nulo de casi todos los hospitales que funcionan poco y mal y la falta de equipo de trabajo para el personal de los diferentes centros de salud en el país, independientemente de su tamaño y ubicación. El golpe mortal fue que el citado personaje mintió sobre sus logros curriculares como muchos de los que ejercían puestos importantes en las administraciones previas.

Luego, aparecieron reportajes de corte “científico” en cuatro diarios internacionales de rancio abolengo y que no vale la pena ni nombrarlos, pero tres son de los Estados Unidos y otro de España. En todos ellos, se recurría a dichos y estimaciones de “científicos” que hacían estimaciones que cuestionan los reportes que día a día se emiten en los informes de la Secretaría de Salud, la mayoría de ellos sin sustento y apoyados en afirmaciones de gente que dice que sí sabe; apantalladores, todos ellos, para quienes no tienen el entrenamiento en la lectura de tratados científicos.

Entonces, los “depedadores” se dejaron ir con todo para cuestionar con “bases científicas” lo dicho en periódicos extranjeros bajo el supuesto de que ellos sí saben lo que dicen y no como los que se están partiendo el lomo y rifándose la vida todos los días para tratar de contener los efectos negativos de la pandemia. Además, insisten en que los datos deben ser mostrados de acuerdo a las tendencias de lo ocurrido minuto a minuto y contradicen las estimaciones de López-Gatell y sacan sus propias teorías afirmando que esas son las buenas porque ellos fueron a una infinidad de escuelas de prosapia (poison ivy colleges, pa los que saben) y que han recibido infinidad de premios y reconocimientos, adoptando la postura pedante y primitiva que remite al viejo dicho que se maneja en el argot científico que afirma que “lo doctor no quita lo indejo (sic)”. En lo particular, es de admirarse la técnica de jiu jitsu intelectual del Sub para asimilar las andanadas de argumentos de los sabihondos y sin llegar a respuestas groseras, elegantemente los utiliza como papel higiénico. Por ejemplo, el sábado anterior el Subsecretario dio una entrevista al abanderado Joaquín López Dóriga y con una categoría a la que el periodista no está acostumbrado, lo dejó hablando al vacío argumentando con solidez datos contundentes que emanan de los informes de las vespertinas. Incluso, afirmó que los números fatalistas de los chayotes internacionales se quedan cortos ante los contagios que se esperan a nivel nacional y que servirán para contrarrestar los efectos letales de la pandemia con el efecto rebaño, o algo así.

En fin, lo que queda claro es que hay que reconsiderar la reconstrucción del Sistema Educativo Nacional, el cual debe estar sustentado en la recuperación de principios que tengan que ver con el desarrollo serio de las actividades científicas y tecnológicas y que se basen en un aprendizaje verdadero de las materias humanistas, biológicas y exactas que se fueron diluyendo después de la represión estudiantil allá en los lejanos días de los finales de los 60s.

Se necesita sustituir a los sabelotodo improvisados que hoy surgen por todas partes con verdaderos individuos de conocimiento para aspirar a un país que valga la pena y en donde puedan florecer la cultura, las artes, las ciencias y la filosofía sustentados en valores que garanticen la paz, la convivencia y la permanencia, y que constituyan el legado de esta generación para los hijos de los hijos de nuestros hijos.

Para concluir, hoy se mencionó que México carece de un sistema para atender los problemas de salud mental y que hay que enfrentar esta situación urgentemente. Desgraciadamente, aquí hay todo un universo por diseñar y poner en ejecución, partiendo del mismo concepto que lo plantea, puesto que lo “mental” y sus aproximaciones analíticas han dado al traste con todo lo que fundamenta los procesos de aprendizaje. Pero esto es harina de otro costal y de ello se tratará la próxima entrega. ■

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