En este tiempo de pandemia mundial originada por el covid-19, el jueves de la semana que concluye se celebró “El Día Internacional del Libro”.
Desde 1988, es una celebración internacional promovida por la UNESCO. El 15 de junio de 1989 se inició en varios países y en 2010, la celebración ya había alcanzado a más de 100. Se trata de un día simbólico para la literatura mundial. Se determinó que fuese el 23 de abril porque en ese día, pero siglos diferentes anteriores, fallecieron Cervantes, Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega, así como los eminentes escritores como Maurice Droun, K. Laxness, Vladimir Nabokov, Josep Pla y Manuel Mejía Vallejo, entre otros. Por tal motivo esta fecha tan simbólica para la literatura universal, fue reconocida y escogida para conmemorarla, con el objetivo de fomentar la lectura; la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual por medio de los derechos de autor.
Por consecuencia, fue natural que la Conferencia General de la UNESCO, celebrada en París en 1995, decidiera rendir un homenaje universal, a los libros y autores en esta fecha, aletando a todos y en particular a los jóvenes, a descubrir el placer por la lectura y a valorar las irreemplazables contribuciones de aquellos, quienes han impulsado el progreso social y cultural de la humanidad. Respecto a este tema, la UNESCO creó el “Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor”, así como el “premio UNESCO de Literatura Infantil y Juvenil en pro de la tolerancia”.
La celebración y el intercambio de ejemplares, tuvo un rápido seguimiento en toda España, especialmente en las ciudades que contaban con Universidades. Aunque en otras zonas terminaría por desaparecer hasta la instauración de la fecha por parte de la UNESCO, quienes también crearon precisamente el premio último mencionado.
Obviamente, en este año fue imposible la conmemoración de esta fecha, debido a La pandemia que actualmente azota al planeta. Pero, en condiciones normales, el día es celebrado con todo tipo de actividades literarias a lo largo y ancho de todo el territorio español, partiendo del libro como único protagonista de esta fiesta, a la que se unen librerías, bibliotecas y autores.
No obstante, se trata de uno de los días en el que la mayor parte del planeta, empatiza con el mundo de las letras, lo que es de admirarse, teniendo en cuenta que los avances de la tecnología, nos trae a diario información y que parece, nos aleja de la literatura en la mayoría de los casos.
Para nadie es desconocido que efectivamente, existen personas para quienes el libro, parece resultarles poco útil, tienen dificultad para realizar consultas y prefieren, acudir a las fuentes tecnológicas que les facilite sus trabajos, como resúmenes, informes… Esto es muy frecuente sobre todo en algunos estudiantes de todos los niveles, de tal manera que la poca información que podría ayudar a enriquecer y foralecer sus conocimientos, se reduce a las copias que les obsequia la tecnología. Este es uno de los motivos por los que podría resultar más efectivo recurrir a que los realicen manuscritos.
El libro no puede jamás ser reemplazado como instrumento del conocimiento científico, porque se trata del conjunto de obras manuscritas o impresas, ordenadas para la lectura de obras de bastante extensión que forman volúmenes.
También es importante conocer el origen de la palabra “libro”, deriva del latín “liber”, que es la corteza del árbol donde se escribía. En la antigüedad se utilizaron sobre todo las tablillas de arcilla y el papiro. En la Edad Media, el uso del pergamino y del papel, permitió el paso del rollo al códice. Hacia 1040 Bi-Sheng, usó los primeros tipos móviles. A mediados del siglo XIV, Gutenberg inventó la imprenta que permitió la gran difusión del libro. En el siglo XVII, el buril y el aguafuerte, sustituyeron al grabado en madera. Las grandes modificaciones en el libro, se iniciaron en el siglo XIX, con las invenciones de la prensa metálica, el papel y la estereotipia, así como la fotografía y el grabado en acero, y en el siglo XX, se avanzó con la fotocomposición, los rotativos, el fotograbado y el scanner.
A través de los libros se utiliza la palabra. Podemos decir entonces que la literatura, es el arte que emplea como instrumento la palabra para transmitir conocimientos; poesía…
Ya en el siglo XXI con el avance de la tecnología, es en donde nos encontramos con el grave problema de que nuestro país, se encuentra en un lugar cuestionado, en razón del bajo nivel en lectura y comprensión de libros de los alumnos del nivel básico y medio básico principalmente. Es decir, que un alto porcentaje de niños y adolescentes prácticamente no saben leer. Esto es uno de los motivos principales por los que no existe el hábito por la lectura, la consecuencia más inmediata, se traduce, en la dificultad que muchos alumnos del nivel medio superior y superior, al tener dificultad para leer, no adquieren forma precisa los conocimientos exigibles en los programas de estudio, recurriendo incorrecta y deficientemente a lo que brinda la tecnología.
