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viernes, 29 marzo, 2024
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Llamamos a los ciudadanos: la salud y el empleo son los derechos de la emergencia sanitaria

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Por: Óscar Alzaga •

Para el compañero y amigo Lenin Vargas

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«Se declara como emergencia sanitaria por causa de fuerza mayor, a la epidemia generada por el virus SARS-COV2 (Covid-19)”, señaló el Consejo de Salubridad General (CGS), Diario Oficial de la Federación (DOF), que desde el 23 y 24 de marzo en el DOF instauró el CGS, con el Presidente Andrés Manuel López Obrador al frente y el Secretario de Salud para el caso específico de la emergencia sanitaria, en base a los artículos 73 y 4 de la Constitución y la Ley General de Salud.

Las dos principales medidas sanitarias son preventivas para impedir el contagio de la mayoría ciudadana, las curativas son para los afectados del virus, la minoría. Llama a evitar las conglomeraciones y lugares cerrados de personas, entre otras. Lo cual implica grandes afectaciones a la economía del país y a las relaciones de trabajo, sin dejar reconocer que la prioridad es, ente todo, la emergencia: la salud y la vida de la ciudadanía. Un virus temporal, dependiendo de su control.

Alargar la emergencia, agrava el peligro en la población y repercute en la situación económica y en la laboral. Por lo que -sin dejar de ser el centro controlar y erradicar el Covid-19-, se deberán atender también y con urgencia la economía y el trabajo.

Es hora de recordar que empresarios y trabajadores, no cuentan con los mismos medios, recursos y organización para hacer frente a la crisis sanitaria, a la económica y laboral. Y que en 36 años los grandes patrones fueron apoyados por 6 gobiernos, no se trata de que hoy sea a la inversa, sino de cumplir la Constitución en los planos sociales y de justicia. La crisis económica es inevitable, demanda medidas, ¿cuáles?

El líder sindical y diputado del PRI, Pavón Campos (que se salió de la sesión del ousourcing ante los diputados) en las redes pidió al gobierno el apoyo a Peñoles, y luego a los obreros. Primero su patrón Bailleres, el gran oligarca, después los obreros. Este tipo de líder es herencia de 36 años, aunque los sindicatos blancos de Monterrey vienen de antes, pero la patronal de ahora los puso de moda. Junto con los contratos colectivos patronales, en contra de la Ley: porque los sindicatos son de y para los trabajadores o no lo son; igual que los contratos colectivos, las huelgas y la libre negociación, inexistentes en esos 36 años.

Pero sin los líderes, los empresarios se adelantan a pedir apoyos fiscales y administrativos para enfrentar a la crisis económica, como siempre, con o sin crisis. No hace mucho tiempo, la mayoría de los empresarios seguían peleando el ilegal outsourcing en el Senado, con el apoyo de Ricardo Monreal. Y es fama pública que en la emergencia sanitaria sacaron capitales al extranjero, y que antes los principales oligarcas tenían sus grandes fortunas en la banca extranjera.

Los más poderosos empresarios fortalecieron su organización piramidal nacional e internacional. Lo contrario de los trabajadores, nunca como hoy han sido débiles los sindicatos. Basta un botón: la representación patronal en el Congreso de la Unión al debatir el tema del outsourcing, ante la muy escasa presencia obrera. O, las marchas del 1 de mayo del siglo XX, hasta 1995 que la CTM se retiró, por la crisis de ese año.

La debilidad de la patronal son sus actos y argumentos; su fortaleza los medios y la simulación: “para que se reparta el pastel, primero debe haber pastel”. La crisis y la emergencia que hoy enfrentamos hace más sensible a la opinión pública, y los empresarios se exhibirán para siempre sí, apoyados en su riqueza y ventajas, niegan su solidaridad y apoyo real a la sociedad y a las personas de menos recursos. No con una solidaridad como limosna, sino que cumplan con la Constitución. No atender hoy el empleo nacional, haría mayor la crisis sanitaria.

El año de 2020 se recordará como el de la peor crisis de la historia. Esta no es una crisis más, aunque apenas inicie y sea temporal, ya es la más severa y aún faltan varias etapas crecientes de la pandemia, enfermos y muertos. Y ya se calcula una caída del Producto Interno Bruto del 3 o 4% para este año. Lo que puede expresarse en despidos y miseria.

De todos los derechos del trabajo el principal es el empleo, de él derivan los demás. Y, desde luego, el salario. Ambos permiten el sostén de las familias de los trabajadores, la mayoría del país. Los sindicatos son para la defensa de los derechos e intereses de ellos, de nadie más.

La Ley Federal del Trabajo prevé en el artículo 427 la suspensión de labores por causa de fuerza mayor, y como el Covid-19 es temporal, resulta aplicable. No el artículo 433 que prevé la terminación de la relación de trabajo. Igual es urgente e indispensable constituir las comisiones mixtas de seguridad y higiene, una por centro de trabajo, que sean auténticas, no simulaciones.

Indispensable es la vía conciliatoria entre trabajo y patrón o el diálogo social de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), para resolver cualquier problema, sobre las bases sanitarias del CSG: suspender a trabajadores con enfermedades a las que más ataca el virus; retirar a trabajadores de más de 60 años, sin afectar empleo y salario. Sí fuera necesario, negociar prestaciones secundarias, no básicas que incluyan salud, alimentación, educación y vivienda.

Mantener labores -pero sin conglomeraciones y en lugares cerrados-, que no expongan a las personas al contagio, con la participación de las comisiones mixtas de seguridad e higiene, que de modo preventivo y racional evite exponer el contagio, mientras dura la crisis. Fomentemos la cultura del diálogo, que los humanos se reconozcan en la solidaridad e igualdad ciudadana, para que afloren los apoyos mutuos en estos tiempos tan de crisis mundial, nacional, local y familiar. ■

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