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viernes, 29 marzo, 2024
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Esto va en serio: corresponsabilidad

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Por: Carlos Eduardo Torres Muñoz •

La semana pasada escribí en este espacio que sí bien no era el momento para la competencia política, sí lo era para denunciar la incompetencia política. Cabe acotar, sin embargo, que esa no es una tarea prioritaria, pues, evidentemente, la prioridad deberá ser organizarnos para enfrentar el reto que significa la pandemia que nos aqueja y, sobre todo, entender desde el principio que sólo juntos lograremos salvarnos y salvar a los nuestros, que, me permitiré insistir, somos todos. Más allá del lugar común la corresponsabilidad, hoy más que antes, podría ser la diferencia. Hay que resaltarlo: en México como en Latinoamérica, vivimos una ausencia del Estado que, como en el caso de la inseguridad, se ve pronunciada en las crisis. Dicha ausencia es notoria al momento también de la falta de garantías para ejercer derechos humanos que hoy más que antes se vuelven un asunto de vida o muerte (literalmente), como la salud, el derecho a la seguridad social, a la certidumbre laboral, al mínimo indispensable para vivir, seguridad jurídica, entre otras. Ahí donde el Leviatán no llega, porque nunca ha llegado, o simplemente se ha replegado, los llamados como Quédate en casa, son meras aspiraciones y, por lo tanto, un privilegio para quiénes sí están en condiciones de tomar esa decisión. El Estado mexicano y sus instituciones son insuficientes (siempre lo han sido) sea por omisión, ineptitud o simple incapacidad real, para garantizar que patrones respeten los derechos de sus trabajadores, en caso de que definan hacer caso al llamado de las autoridades, sea, además por mera intransigencia del patrón o por la ausencia total de seguridad social y por tanto de un mecanismo que le garantice a ambas partes el sustento, económico y jurídico para dicha determinación; tampoco puede garantizar que a la inmensa cantidad de mexicanos que están en la informalidad, se les asegure un ingreso mínimo (como la Renta Básica Universal) para que, en su caso, puedan atender el llamado de la Jornada Nacional de Sana Distancia; menos aún y esto será cada día más complejo y difícil, que pueda el Estado garantizar que a cada mexicano con necesidad de atención médica se le otorgue en la calidad y urgencia que su caso amerite.

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En ese momento, en el que la incapacidad del Estado se ve pronunciada por viejos y nuevos males, sean estos vicios o crisis tan serias como la que nos mira mientras se acerca, es en la que valores como la corresponsabilidad se vuelve indispensable. La sociedad mexicana, acostumbrada a las limitaciones de sus instituciones, ha desarrollado una extraordinaria capacidad de solidaridad, vista en acontecimientos como el terremoto de 1985 o más recientemente en 2017. Así, de voces audaces y comprometidas cuya aparición es tan espontánea como su discreción y prudencia en otros momentos, van surgiendo ante la pandemia. Desde proyectos para promocionar los negocios locales y evitar que éstos bajen la cortina del todo, hasta iniciativas como Fuerza Zacatecas, que se describe así misma en su fan page de Facebook, como una comunidad de personas y empresas zacatecanas que buscan apoyar a los médicos en el combate al Covid-19, fabricando y proporcionando materiales como caretas, mascarillas y respiradores; van apareciendo y con ello demostrando que sí juntos actuamos, supliremos con corresponsabilidad, ahí don el Estado, por la razón que sea, no alcanza, no llega, no es suficiente. Este es un gran momento para la sociedad civil organizada o no; para las personas en lo individual sumándose a otras para construir oportunidades para todos.

Nos toca ser responsables en todo lo posible por nosotros y por los que más queremos. Nos toca aportar lo más que esté en nuestras manos; el autocuidado puede ser, hoy más que nunca, una aportación que se solidarice con el resto. Nos toca corresponsabilizarnos.

Sentiremos y sufriremos la ausencia del Estado, sin embargo, una muy robusta sociedad civil proactiva, organizada y articulada, podrá consolidarse hasta superar esta crisis: es la única esperanza consistente que podemos tener. ■

@CarlosETorres_

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