Una película radical visualmente hablando es la realización del cineasta gallego Lois Patiño, Lúa Vermella (luna roja) seleccionada en la categoría Forum de la Berlinale 2020.
La cinta gallega, que además según comentó Patiño, buscará conservar su nombre original sin traducción al español, es una síntesis de varios relatos míticos e historias compartidas por pescadores de Galicia, pero contada no en forma lineal o clásica, sino a través de la duración de las imágenes: “Es contar la presencia del mar con una potencia física y legendaria y la construcción de los mitos…”.
Patiño ha buscado desde la selección de sus encuadres que rompen con las visiones habituales de la identificación de los objetos, como es el caso de la cortina de una presa, proponer otra forma de verlos.
El relato revestido de fantasmas y resurrecciones tiene su momento catártico en una secuencia de casi 5 minutos de desbordamiento de agua de la presa (en Lugo). El chorro de agua, la caída y golpeteó fueron usadas a manera de interpretación visual de la resurrección de los muertos y la salida de los fantasmas:
El agua saliendo de la prensa, reflejaba muy bien de una manera plástica y expresiva a los fantasmas saliendo. Es una metáfora de la película. Fantasmas atrapados en el limbo que por fin consiguen salir. Esa presencia espectral del agua es el momento catártico de la película. La dejé lo que duraba el plano, está completo.
No se trata entonces de relatos en imágenes que ilustran los diálogos sino de imágenes que en su movimiento ya son narración.
Este efecto es reforzado al no tener diálogos directos o muy pocos, son sólo voces por encima que planean la imagen rompiendo también la linealidad del cuento.
Por tanto, el plano donde creado para sentir la magnitud de la prensa en una panorámica, los filtros de color rojo manteniendo aún más intenso el tono cálido con respecto a la realidad porque así, dijo Patiño, “en el momento de catarsis la luna se vuelve roja, y se aprovecha para hacer el cambio de tonos”.
La cultura gallega
Sin tocar el tema del nacionalismo gallego durante la entrevista con Patiño, tuvimos que preguntarle sobre esta ola de cine gallego que está teniendo éxito en el extranjero. Y es que su intención como se dijo es conservar el título original en el mercado internacional.
Esto tiene una explicación:
El éxito que han tenido las películas gallegas con Oliver Laxe al a cabeza, es porque somos un grupo de cineastas que apuestas por alejarse de lo convencional y de lo comercial.
Somos un grupo de amigos, es muy bonito, colaboramos entre nosotros, nos ayudamos, nos damos feedback, mi productor es el hermano de Oliver. Es muy bonito lo que está sucediendo. Es una camada gallega.
Es un cine que reflexiona sobre Galicia, sobre la identidad gallega, o la manera de sentir gallega. No sólo es gallego porque somos gallegos lo que lo hacemos, sino porque reflexiona de lo que es Galicia y lo que representa.
Cine popular en el lenguaje
de vanguardia
Apostar por este tipo de cine que es difícil corrida comercial obliga a pensar en el cine popular por su tema o por la forma en cómo se cuenta la historia.
Patiño explica que es una película “con un ritmo pausado, el lenguaje se construye a través de figuras paralizadas en el paisaje… que rompe con el cine más presente en la actualidad que va hacia una aceleración mayor, esta requiere paciencia del espectador. Es un lenguaje de vanguardia, más contemporáneo más artístico. Pero tiene el relato legendario que aligera la densidad de lo otro.
Cine popular que se vuelve popular es por las claves del lenguaje. Puede estar la conexión con cierta temática que preocupa a la sociedad, que conecta con las inquietudes del momento actual de la sociedad. Conexión con un lenguaje ya conocido. Accesible aun público más amplio.
Espero que pueda abrir una mirada. Un espectador curioso que quiera ser sorprendido.
