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viernes, 29 marzo, 2024
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El Faro [The Lighthouse], de Robert Eggers

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Por: ADOLFO NÚÑEZ J. •

La Gualdra 416 / Cine

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Es Nueva Inglaterra a finales del siglo XIX. En una isla en medio de la nada, Thomas Wake (Willem Dafoe) es relegado a pasar cuatro semanas entre aguas tormentosas y una intensa neblina, en compañía de Ephraim Winslow (Robert Pattinson), su nuevo subordinado. Ambos deben vigilar y mantener en constante funcionamiento un faro, cuya intensa luz y ronco sonido de alarma guía a los marineros en sus largos viajes y los aleja de la perdición en el mar. En el día, Ephraim se encarga de las labores manuales más complicadas como operar la maquinaria del faro, hacer la limpieza de la cabaña que ambos habitan y recolectar leña y carbón, al mismo tiempo que es criticado y agredido verbalmente por su superior quien cada noche y como única labor, vigila la luz del faro la cual considera exclusiva y cuyo acceso está prohibido para su compañero. Al pasar el tiempo, sin comida y ningún líquido salvo alcohol en enormes cantidades, la fricción, los problemas y el resentimiento entre los dos hombres se comienzan a agudizar. Al encontrarse atrapados en dicho lugar indefinidamente debido a una tormenta, ambos deberán adaptarse y encontrar los medios para sobrevivir, antes de que la ausencia de una ruta en medio de la oscuridad les haga perder la cordura y la noción de lo que es real.

Con The Lighthouse (2019) el segundo largometraje de Robert Eggers, el director crea una experiencia inmersiva, visceral y asfixiante en medio del aislamiento y la soledad de dos personajes, cuya percepción de lo que los rodea se va volviendo cada vez más difusa y en donde la luz se vuelve la única vía de salvación. Filmada en un impresionante blanco y negro, la cinta está fundamentada en la paranoia y las obsesiones de cada uno de los protagonistas, y que desciende hacia un infierno de locura que vuelve de la realidad un espejismo lleno de contornos y posibilidades, donde hay más interrogantes que respuestas.

Al igual que en la perturbadora The Witch (2016) -su ópera prima-, Eggers se documenta sobre los mitos y creencias de tiempos pasados, en este caso enfocándose en la mitología marítima y las leyendas del mar, al mismo tiempo que incorpora el viejo slang y el lenguaje de los marineros de aquella época. En el intenso diálogo entre ambos personajes, el realizador recupera una serie de influencias literarias como Herman Melville, abriéndose paso entre H.P. Lovecraft y Edgar Allan Poe, al mismo tiempo que señala la dualidad y el contraste entre diversas temáticas, tales como realidad y fantasía, conocimiento e ignorancia, así como lo explicable frente a lo sobrenatural.

En una puesta en escena claramente expresionista, Eggers logra abordar estas temáticas gracias al desempeño de ambos intérpretes, quienes en pleno estado de gracia y con gran intensidad, logran retratar la violenta camaradería y las rivalidades masculinas que se encuentran en un lugar infernal que ha perdido todo contacto con la civilización, y donde, en medio de una siniestra e hipnótica danza se escucha el latido del faro impulsado por barras de hierro, mientras que desde la inmensidad del mar llegan chillidos de sirenas que, junto con la música de Mark Korven, amplifican la inquietante atmósfera del filme. En esencia, la importancia de The Lighthouse radica en su habilidad para representar necesidades e instintos esenciales, y lo que ocurre en la psique de una persona cuando un componente elemental de éstos es removido. Es un relato perturbador, húmedo e incómodo sobre la búsqueda de certezas en medio de un paisaje natural, hostil y sombrío, cuya incomunicación crea visiones angustiosas que amplifican el deseo de poseer esa luz salvadora, aún y cuando como Prometeo al robar el fuego de los dioses, el castigo final sea la condena eterna.

 

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_416

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