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viernes, 29 marzo, 2024
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La izquierda en el cine mexicano del siglo XX [Décima parte: La verdadera época de oro del cine mexicano (Alcoriza, Littín y Ripstein)]

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Por: XAVIER ROBLES •

La Gualdra 412 / Cine

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Luis Alcoriza

Luis Alcoriza nació en España y hacia 1940 llegó a México. Comenzó su carrera como escritor de cine y de él se filmaron una gran cantidad de argumentos y libros cinematográficos, antes de que fuera el principal colaborador de Buñuel, en Los olvidados, ya citada; anteriormente ya había trabajado para él y se convirtió en uno de los principales y más importantes escritores del cine mexicano. En 1961 debutó como director, pero su obra más importante se empezó a realizar un año más tarde con Tlayucan (1962); posteriormente Tiburoneros (1963), una de las mejores películas de la historia de nuestro cine; y Tarahumara (1965), en las que manifestó un punto de vista comprometido con las clases sociales más desprotegidas y marginadas política y económicamente. En su obra destaca un agudo sentido crítico y mordaz, un humor negro que quedó plenamente manifestado en Mecánica Nacional (1972); Fe, esperanza y caridad (1972), tres cuentos que fueron escritos por él (Esperanza), Jorge Fons (Caridad), y Julio Alejandro (Fe); Presagio (1974), que escribió en colaboración con el colombiano Gabriel García Márquez, retrato irónico de una comunidad campesina; Las fuerzas vivas (1975), también escrita por él, una obra crítica de las clases oficialistas de la época; y A paso de cojo (1980), adaptación de Alcoriza a una novela de Eduardo Valdivia, sobre un grupo de minusválidos que, alentados por un cura pueblerino, se incorporan a la lucha cristera y cometen toda clase de tropelías y actos vandálicos.

Tanto por sus películas, como por sus libros cinematográficos, Luis Alcoriza debe ser considerado uno de los más importantes realizadores del cine mexicano, y por supuesto su obra resultó también trascendente para las clases trabajadoras. Tuve el gusto de conocerlo y puedo asegurar que fue un hombre congruente con su pensamiento e ideas de izquierda.

 

Miguel Littín

El chileno socialista Miguel Littín también filmó en México cuando estuvo exiliado una obra corta, pero importante, entre 1974 y 1981: Actas de Marusia (1974), sobre una huelga de trabajadores del salitre brutalmente reprimida, escrita por él mismo; El recurso del método (1977), basada en una novela del cubano Alejo Carpentier y adaptada por el propio Littín, el francés Régis Debray y el poeta mexicano Jaime Augusto Shelley, que narra la historia de casi cualquier dictador latinoamericano caracterizado por el despotismo ilustrado; y La viuda de Montiel (1979), adaptación de José Agustín y del propio Littín a un cuento de García Márquez, sobre una mujer que se va enterando de la conducta criminal de su marido muerto, un hacendado, cacique de un pueblo al que ha sometido con crueldad, traiciones y violencia.

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Arturo Ripstein

Arturo Ripstein muestra en su obra cinematográfica por lo menos dos fases o etapas que lo caracterizan: aquélla en la que realizaba historias escritas por diversos colaboradores que coadyuvaron en la realización de un cine trascendente para la izquierda y el cine mexicano; y esa otra etapa a partir de 1986, en las que sólo ha filmado libros cinematográficos escritos por su compañera Paz Alicia García Diego, una filmografía un tanto irregular que no siempre permite clasificarlo como un cineasta de izquierda. Esto desde luego agrada al cineasta, que elude cualquier tipo de clasificación o cliché y que se ha mantenido filmando una obra muy personal, pero trascendente hasta la fecha, y a la que no abundaré en detalles por carecer de la distancia suficiente para su análisis adecuado. Sin embargo, y sin ninguna duda, Ripstein merece un lugar destacado en la historia de nuestro cine y de su evolución hacia una mirada que muestra el punto de vista de los marginados sociales y de los desposeídos, en muchos casos.

Ripstein fue asistente de Buñuel (sin crédito), en la filmación de El ángel exterminador. Hijo de un renombrado productor de cine, y familiarizado desde muy pequeño con el ambiente cinematográfico, dirigió a los 21 años su primer largometraje: Tiempo de morir (1965), obra escrita por Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes, un western finamente realizado que muestra el regreso al pueblo de un hombre que ha pasado 18 años en prisión y que ahora quiere ser vengado por los hijos del difunto que mató en un duelo, una de las obras que marca los nuevos tiempos del cine mexicano de los 60’s.

Cuatro películas suyas son sobresalientes y trascendentes para la izquierda, desde mi punto de vista. Por tan solo esas cuatro obras, Ripstein merece un lugar destacado en la cinematografía nacional. Son El castillo de la pureza (1972), relato sobre un hombre que mantiene encerrada su familia por casi 20 años, para protegerla de los males de este mundo y que resulta un relato alegórico sobre la clase en el poder, escrita por José Emilio Pacheco y el propio Ripstein; El Santo Oficio (1973), en la que se relatan los pormenores de una familia judía encerrada por la Inquisición en la Nueva España de finales del siglo XVI, los Carvajal, de quienes también escribe Vicente Riva Palacio en El libro rojo, obra escrita también por José Emilio Pacheco y Ripstein; El lugar sin límites (1977), una de las cintas más importantes del cine mexicano, trascendente por su forma y contenido, sobre un travesti adueñado transitoriamente de un prostíbulo pueblerino en el que trabaja su hija, la que es cortejada por un camionero macho y barbaján; y Cadena perpetua (1978), filme que narra cómo la misma policía mexicana hostiga y obliga a volver a delinquir a un ex presidiario que quiere rehabilitarse socialmente, escrito por Vicente Leñero (quizá su mejor guion), basado en una novela de Luis Spota.

Ripstein filmó en 1976 el documental Lecumberri, una obra que muestra a los presos políticos mexicanos de aquel entonces, y a quienes acaba ridiculizando en otro documental, Los héroes y el tiempo (2005). Sin comentarios. Finalmente señalo que Ripstein adoptó la nacionalidad española en 2003, lo mismo que su compañera Paz Alicia García Diego.

 

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_412

 

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[1] Décima entrega de la serie de textos escritos y facilitados por el escritor de libros cinematográficos, Xavier Robles (Rojo amanecer, 1989; Los motivos de luz, 1986). Robles, siempre comprometido con los movimientos sociales de izquierda en México, nos comparte los ensayos que esperamos aporten reflexión sobre el cine. Nota de Carlos Belmonte Grey. La última parte de este ensayo en el siguiente número de La Gualdra.

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