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jueves, 25 abril, 2024
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“Normalmente me río cuando estoy escribiendo”: Antonio Ortuño

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Por: ALEJANDRO ORTEGA NERI •

■ El escritor presentó en la FIL su novela más reciente “Olinka”

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GUADALAJARA, JAL. Que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos difundiera un listado de negocios mundiales a los que se acusa de lavar dinero para el narco, y que más de la mitad del listado mexicano estuviera conformado por empresas localizadas en Guadalajara, fue lo que motivó al escritor jalisciense Antonio Ortuño a escribir su novela más reciente titulada “Olinka”, misma que fue presentada ayer en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara ante un abarrotado salón que fue a escuchar a quien es quizá el mejor escritor mexicano del momento.

Una crisis asmática por poco le impide a Ortuño asistir a la presentación de su libro en casa, sin embargo, junto con Mariana H y Jorge Comensal, quienes fungieron como comentaristas, el narrador zapopano, como se presenta en ocasiones, explicó el proceso de su novela que utiliza el nombre de la aldea utópica del Dr. Atl, Olinka, para hablar de los fraudes y el despojo de tierras comunales por parte de constructores corruptos que han llenado Guadalajara de torres departamentales.

Olinka, a decir de su autor, nació en momentos diferentes, primero en la memoria cuando recordó que frente a su casa, durante su infancia, había vacas pastando y hoy existen dos torres “con vecinos que tienen cinco Mercedes con placas de Tamaulipas”.

El segundo nacimiento de la novela fue con la nota periodística que publicaba el listado del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que señalaba también el nombre de algunos personajes, entre ellos el ex futbolista Rafael Márquez “que pese a ser de origen atlista siempre ha sido un ídolo mío”, dijo el reconocido fanático del equipo de futbol Chivas, quien al verlo acusado “lo primero que quería al hacer la novela era exculparlo, pero me di cuenta que no iba a funcionar porque los gringos tienen buenos argumentos”.

Pero también la novela nació en una libreta con apuntes en veinte hojas, las cuales, al ser leídas frente a su editor supo que tendría que escribirla y tan sólo bastaron algunos meses para que se terminara y se publicara, primero en Alemania y posteriormente en México.

“Es muy complicado hablar y escribir de la propia ciudad. Yo sólo he vivido meses fuera de Guadalajara y cuando vives en la ciudad ya no tienes qué documentarte para escribir sobre ella, tienes que desescribir la ciudad porque la conoces demasiado”. Además, para Ortuño también era menester trabajar con el lenguaje, porque la novela es también la historia de ese lenguaje tapatío que, según el autor de “El buscador de cabezas”, registra hasta las actividades más atroces con diminutivos, “unos desapericiditos”, por lo que Olinka es también una reivindicación del lenguaje con medidas literarias.

Escribir sobre Guadalajara nació también de la frustración de las primeras lecturas del autor, en las que veía que todo estaba ambientando en la Ciudad de México y ninguna en la llamada perla tapatía, porque hasta los grandes escritores jaliscienses no pasaron tiempo en la ciudad y escribieron sobre un mundo completamente rural, por lo que para escribir de Guadalajara, Ortuño, cual arqueólogo, tuvo que limpiar el lodo que entre los tapatíos se echan encima para extraer literatura.

“Yo no soy de las personas que sufren mientras escriben, pasa todo lo contrario, normalmente me río cuando estoy escribiendo. En Olinka sí padecí un par de pasajes, muy difíciles de escribir, me acuerdo y me da asma, pero eran el combustible necesario para la trama. Tampoco se crean que yo hice el trabajo de la secretaria de turismo, Guadalajara sale muy mal parada en la novela pero así se quiere a veces, como canción ranchera, a bofetones”, concluyó.

Olinka, editada bajo el sello Seix Barral, cuenta la historia de Aurelio Blanco, un chivo expiatorio que pasó quince años en la cárcel done ingresó acusado del fraude de Olinka, un fraccionamiento de lujo construido gracias a negocios turbios y despojo de tierras, por lo que asumió la culpa bajo la promesa de que saldría pronto pero fue abandonado, por lo que en libertad intentará recuperar lo que le fue arrebatado, una hija, un hogar y la vida. Una excelente radiografía de una de las ramas de la corrupción y el delito en México vista desde los ojos y la ironía certera de este gran narrador mexicano.

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