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sábado, 20 abril, 2024
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Paradojas de la historia “sindical” reciente

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Por: JORGE HUMBERTO ARELLANO •

En los años 2007 y 2008, la movilización magisterial organizada en el estado de Zacatecas tuvo una representación de aproximadamente el 80% del total de los trabajadores de la Educación en la entidad. El motivo del aglutinamiento de tantos trabajadores en las calles fue el repudio hacia una nueva Ley del ISSSTE, propuesta y fortalecida desde las más altas esferas del calderonismo. No creo que sea necesario establecer alguna acepción del término en específico, pero la gran paradoja se presentó en el momento en que los “grandes dirigentes” de la organización pseudosindical denominada Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE), promovían una de las dos opciones de retiro (desaparecía la jubilación, como era conocida): en este caso el Artículo Décimo Transitorio de la nueva legislación, que permitía un poco recordar las condiciones de la Ley de 1983 (reforma de referencia), y las cuentas individuales, por las que el PensiónISSSTE jugaría el rol de institución bancaria para manejar los ahorros de los asalariados del Sistema Educativo hasta el momento de abandono de sus actividades laborales. El discurso utilizado en las asambleas era el de cuántos millonarios aparecerían en las revistas de tendencia financiera, si los trabajadores optaban por las cuentas individuales, inicialmente manejadas por el PensiónISSSTE, para luego, opcionalmente, después de dos años, tener la posibilidad de cambiar los ahorros (SAR) a la banca que mejores condiciones de ganancia, por los intereses, ofreciera.

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Paradojas: Mientras los “honestos y conscientes” representantes del SNTE promovían el abuso de los ahorros de los trabajadores, muchos de esos intermediarios se ampararon en contra de los efectos de la nueva Ley del ISSSTE. Las cuentas individuales, en muchos casos, resultaron un fraude monumental que expulsó a la indigencia a una gran cantidad de los trabajadores recientemente retirados, con la peculiaridad de que quienes optaron por esta forma de retiro, perdían cualquier relación con el Estado. En caso de enfermedades crónico-degenerativas, el ex asalariado debía de comprar un seguro de salud. Cuando se le preguntaba a uno de esos pseudolíderes el por qué se amparó, contestaba simplemente que era un derecho al que podía acceder cualquier ciudadano, mas nunca citaba el hecho de haber promovido en las asambleas el nuevo engendro legal, en sus cuentas individuales.

Con la llegada de Enrique Peña Nieto al Poder Ejecutivo Federal en el año 2012, se produjeron una serie de denostaciones en contra de la labor docente, y de los trabajadores de la educación en particular. Era necesaria, decían, una Reforma Educativa que entre otras obligaciones tuviera como objetivo adular al padre de familia sobre sus nuevos derechos (las escuelas de cualquier nivel alarmantemente bajaron su rendimiento académico), aparte de la imposición de dos ofuscaciones que tenían como objetivo el despido de los maestros que no lograran aprobar una evaluación completamente ajena a los nobles estatutos filosóficos planteados por el artículo tercero constitucional: El Instituto Nacional para la Evaluación Educativa y la Ley General del Servicio profesional Docente, protagonizando en el discurso el término “calidad”. ¿Calidad para quién? Siempre se intuyó que la empresa y la enajenación eran los principales beneficiarios de la tan citada Reforma peñanietista. Los “magníficos defensores” de los derechos magisteriales promovieron, aun con el riesgo de dejar sus arcas sin fondos, la nueva legislación, por todas y cada una de las delegaciones que conforman el total de espacios en los que han sido concentrados los trabajadores de la educación, prometiendo cursos y apoyo para que los evaluados no tuvieran problemas en “aprobar”.

Dos casos elocuentes de las grandes traiciones. Dos muestras grandilocuentes que ejemplifican el contexto del término Paradoja, concebida de manera simplista como un fenómeno que se aparta de lo común o consecuente. Existen más observaciones sobre las “excelentes obras de protección” a los derechos de los trabajadores, pero por ahora es suficiente.

Contradicciones: Aparentemente un selecto grupo de representantes de cada una de las delegaciones de todo el país, fueron “invitados” a los festejos del 75o aniversario del SNTE, aunque no se conoce la finalidad cierta de la concentración, para el pasado sábado 5 de Octubre en la plancha del Zócalo capitalino. Ni aún con todo el esfuerzo y las expectativas de Alfonso Cepeda Salas (dirigente del SNTE) la Plaza de la Constitución se abarrotó, como en las convocatorias de participación consciente. Evidentemente, un viaje con “gastos de traslado pagados” degeneró en una clara muestra del turismo recreativo. Muchos invitados no atendieron la convocatoria, y se especula la participación de personas ajenas al Sistema Educativo.

Más allá de lo evidente, el posicionamiento político, el coqueteo hacia el nuevo Gobierno Federal y la evasión de la Votación Universal, pudieron ser las causas que generaron la convocatoria para reunirse en el Zócalo capitalino el sábado pasado. Aún en el caso de una alianza entre los dos grupos antagónicos que se disputan el control de la organización sindical más grande de Latinoamérica, considerando a los elbistas, la Votación Universal, libre y consciente de todos los agremiados resulta ser el mejor de los plebiscitos para acceder a una representación legítima del SNTE, acorde con los requerimientos que la democracia demanda. Si la elección de la nueva instancia sindical se lleva a cabo por medio del voto libre y secreto, los trabajadores de la educación seguramente tendrán presentes todas las evidencias que a través de la historia del México reciente se han presentado como ejemplos de los efectos nefastos que el clientelismo y la torta y el refresco han producido, al menos en el plano educativo.

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