Frente a un Estado y su régimen autoritario, desde finales de los años 50’s empezaron a surgir grupos de jóvenes que no tenían otra manera de luchar por los cambios sociales que a través de la guerrilla. En los 60 aumenta el calor de las narrativas libertarias a través de la literatura existencialista, el ascenso del rock y la teoría social de la revolución. El imaginario de la revolución envolvió a toda esa generación. Incluso la Iglesia se vio impactada, que en Medellín promueven la opción preferencial de los pobres en América Latina. Es un fenómeno mundial, en Francia, Canadá, Estados Unidos, Inglaterra, por nombrar algunos países se mueven los jóvenes en esa dirección. Movimientos pacifistas en USA que se oponen a la dinámica belicista de su gobierno; en Francia se solidarizan con la independencia de una de sus colonias de África, en Argelia; en Reino Unido critican las aspiraciones imperialistas y en América Latina se puso el acento en la pobreza. Una situación particular de Latinoamérica es la proliferación de dictaduras militares que reprimen toda solicitud de democracia. En México, no hubo dictaduras militares, pero había un brutal régimen autoritario, que el clásico adjetivó como ‘dicha-blanda’.
Ascenso de ideales libertarios e igualitarios chocan con rocas autoritarias en los gobiernos, y el resultado es la sangre joven derramada. La lucha por la apertura del régimen para que permitiera vías pacíficas para el cambio social. Lo cual significó una petición: “si no se quieren guerrillas, deben hacerse confiables los procesos electorales”. Estaba prohibido el Partido Comunista y el gobierno organizaba las elecciones. Parecía que nunca iba a cambiar esta dura realidad. Pero con los años, después de la herida imborrable de los eventos del 68, se logró romper la roca autoritaria, y el 77 dio el primer paso: se consiguió el registro electoral de la oposición. Y a partir de ahí inició la lucha para hacer de los procesos electorales procedimientos confiables para acceder a la conducción del Estado. La Fórmula fue crear un órgano independiente y ciudadanizado que organizara las elecciones y dejara de hacerlo el propio gobierno desde la Secretaría de Gobernación. Se logró. No sin errores: cuando Zedillo fue presidente llenó de dinero a los partidos políticos para controlarlos, y lo hizo.
En esa trayectoria, se formaron expresiones de izquierda que intentaron tomar la Presidencia de la República sin conseguirlo, como el caso de Cuauhtémoc Cárdenas en dos ocasiones. Los mismos grupos formaron con el actual presidente una opción política distinta a la izquierda ya domesticada en la PRD. Y por fin, se logró el triunfo. Por ello, algunos de los militantes sienten (con razón) que la lucha que iniciaron después del 68 tuvo uno de sus logros más contundentes en el triunfo de Andrés Manuel en la Presidencia de la República. Aunque para ganar y dar un poco de estabilidad al gobierno que entró, se hicieron alianzas con personajes del antiguo régimen y, aun, con actores claramente de las derechas. En este momento, la única manera de que no sea un logro de mazapán, es que este gobierno consiga cambios importantes en la estructura económica del país. La expectativa (junto a las dudas) están ardiendo.
¡2 de Octubre no se Olvida: es de lucha combativa!
