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miércoles, 24 abril, 2024
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Impronta zacatecana en el Museo Nacional de Antropología [Primera parte]

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Por: CARLOS AUGUSTO TORRES PÉREZ •

La Gualdra 402 / Antropología e Historia / Ollin: Memoria en Movimiento

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El pasado 17 de septiembre se cumplieron 55 años de la apertura del Museo Nacional de Antropología en la Ciudad de México, obra promovida durante el gobierno del Lic. Adolfo López Mateos por el entonces Secretario de Educación Jaime Torres Bodet y materializada por el reconocido arquitecto mexicano Pedro Ramírez Vázquez para reubicar el acervo que se encontraba en su antigua sede, ubicada en calle de Moneda 13 (en el antiguo edificio de la casa de moneda), y en la cual había permanecido por casi 100 años, desde que el acervo del Museo Nacional Mexicano -instaurado por decreto del presidente de la República Guadalupe Victoria en 1825- fue instalado allí por instrucciones del emperador Maximiliano de Habsburgo en el año de 1865.

Podemos afirmar, sin lugar a duda, que el Museo Nacional de Antropología representa una de las obras icónicas del México del siglo XX y como es bien sabido, en su concepción, estructuración y construcción participó una pléyade de destacados personajes de la política, la academia, la cultura y el arte de aquella época; pero lo que para la mayoría resulta desconocido es la determinante participación que importantes personajes zacatecanos tuvieron en diversas etapas de lo que en la actualidad es el recinto museístico más importante de nuestro país.

Podría mencionarse que la aportación de los zacatecanos en lo que hoy es el Museo Nacional de Antropología se remonta hacia la primera década del siglo XX, ya que el 19 de abril de 1907 el erudito historiador Genaro García -abogado de profesión quien fuera durante muchos años representante de Zacatecas en la Cámara de Diputados y nacido en la ciudad de Fresnillo, Zac., en el año de 1867- es nombrado por el general Porfirio Díaz como subdirector y posteriormente como director del propio Museo Nacional.

Durante su periodo al frente del museo, reestructuró la operación y organización del mismo y escribió el reglamento que giraba en torno a “Recolectar, conservar y exhibir los objetos relativos a la historia, arqueología, etnología y arte industrial retrospectivo de México y el estudio y la enseñanza de estas materias”.

Bajo su dirección, el Museo Nacional se replanteó derivando en 2 museos: el Museo de Historia Natural (actual Museo del Chopo) y el Museo de Arqueología, Historia y Etnografía de México (acción que representa el primer paso de lo que a la postre se convertiría en el Museo Nacional de Antropología); este último fue reabierto el 9 de septiembre de 1910, en presencia del propio presidente Porfirio Díaz.

Asimismo, en su carácter de director del Museo Nacional, estuvo al frente de la comisión encargada de la exhibición presentada con motivo de las Fiestas del Centenario de la Independencia. Bajo la dirección del propio Genaro García, el museo además de albergar las piezas más significativas encontradas en los sitios arqueológicos del país, se convirtió en un importante centro de formación e investigación.

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Es en el año de 1940 cuando el Museo de Arqueología, Historia y Etnografía de México cambió su nombre por el actual Museo Nacional de Antropología al ser separada y trasladada la colección de historia del edificio de la Calle Moneda al Castillo de Chapultepec por decreto del presidente Lázaro Cárdenas, dando origen a su vez al actual Museo Nacional de Historia.

Como podemos apreciar, la etapa del fresnillense al frente del Museo Nacional, marcó el inicio de la reorganización del sistema estableciendo las bases de lo que en la actualidad representa la columna vertebral de los museos que resguardan el patrimonio cultural del país.

El nacimiento de lo que actualmente es el edificio que alberga el Museo Nacional de Antropología se dio hacia 1959, año en que Jaime Torres Bodet sostuvo una extensa charla con el Lic. Adolfo López Mateos sobre la imprescindible tarea de fundar un verdadero museo, en esa plática Torres Bodet afirmó lo siguiente: “Las joyas de nuestro arte precolombino se hayaban –más o menos ordenadas- en el viejo edificio de la calle Moneda. Presentarlas con dignidad implicaba para nosotros un apremiante deber”. El presidente acogió la idea con beneplácito.

El lugar elegido para la nueva sede del Museo Nacional de Antropología fue el bosque de Chapultepec, en un terreno que era ocupado para la recreación de los empleados de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y en la cual existían varias canchas deportivas, por lo que no se provocaría ninguna deforestación.

Según lo relata el propio Arq. Ramírez Vázquez, cuando se tomó la decisión de construir ahí el museo, Torres Bodet le pidió a López Mateos: “Indique usted al arquitecto qué es lo que espera del museo”. El presidente lo pensó un momento y dijo: “Quisiera que los mexicanos al salir de él se sientan orgullosos de serlo”.

El museo se construyó en los siguientes 19 meses, inaugurándose un 17 de septiembre de 1964.

 

 

[Continúa en la siguiente entrega de Ollin: Memoria en Movimiento]

*Director del Centro INAH Zacatecas.

 

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_402

 

 

 

 

 

 

 

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