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martes, 19 marzo, 2024
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Historia y Poder Porfirio Muñoz Ledo…y sigue la mata dando

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Por: MIGUEL ÁNGEL AGUILAR •

Un día me dijo: “tú abuelo, Cuauhtémoc Cárdenas y yo fuimos los que iniciamos en el PRI la Corriente Democrática para bien del partido y del país, lástima que el se echó para atrás en los momentos mas decisivos”

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Mucho se habla y se escribe de Porfirio Muñoz Ledo y su participación en la vida pública y en especial en el Congreso de la Unión en donde renunció a su legítima segunda oportunidad de ser presidente de la Cámara de diputados.

En un gesto de auténtico republicano desistió a tal hecho no obstante que por ley debía seguir en esa trama de la cuarta transformación y sin que se viera como una debilidad de MORENA o una astucia del PAN bien ganada, sino para calmar los ánimos equiparables a un pandemónium mediático que la ultraderecha mexicana siempre usa para asustar a los comensales.

Porfirio Muñoz Ledo se refería a Vicente Fuentes Diaz, hermano menor de mi abuelo Víctor Fuentes Diaz; historiador, dos veces senador, diputado federal, escritor serio, articulista en Excelsior, el otrora periódico “de la vida nacional”, Don Vicente llevaba a cuestas su salud deteriorada.

Mi madre siempre nos inculcó desde morritos que a nadie deberíamos de buscar en las ramas familiares, que por nosotros deberían andar los caminos buscados y no pedir ni favores ni prebendas, a los 15 años de edad ingresé al entonces desterrado Partido Comunista Mexicano y en donde el Profesor Carlos López Torres era su principal dirigente y quien nos aleccionó desde esa época en la historia de México y sus alrededores.

Alucinante en los años noventa que Porfirio Muñoz Ledo junto al profesor Carlos López y el potosino Samuel del Villar – famoso ex procurador del DF que llevó a cabo el caso del homicidio de Paco Stanley- estuvieran en mi casa y hablando de mil temas. Poco antes yo le había pedido al señor Muñoz Ledo soporte para irme como becario a la republica Popular China, pues el mismo embajador Fausto Zapata Loredo me había invitado directamente y con tratos con Benjamín Wong Castañeda y el señor Sergio Ley -el desde la misión diplomática mexicana en Beijing-, hice trámites en la embajada China teniendo muchos tropiezos.

El embajador de China en México me dijo, mientras tomábamos te de rosas en tacitas muy chirris:” si usted fuera médico, lo becaríamos de inmediato”, yo trabajaría como corrector de estilo y empecé a hacer pruebas, a perfeccionar el inglés y aprender vocablos del idioma chino, así, a tres amigos médicos les di el tip y se lanzaron todo pagado a la China durante 3 y 6 años. Mientras yo y mi esposa- que en paz descanse- hacíamos lo indecible para lograr ese sueño. Un día vi a Gonzalo Martínez Corbalá en el Congreso federal y le dije y me espetó: “a estas horas todos tenemos hambre, búscame después”. Nunca más lo busqué, acaso tenía razón,

Como reportero de la radio me encargaron entrevistar a don Porfirio, ahí se enlazó el asunto y el me prometió gestionar ante el rector de la Universidad de Guadalajara el intercambio para que pudiéramos irnos a ese país. Vino la masacre de estudiantes de Tiananmen en 1989 y de plano desistí. Preferí las galeras de los archivos históricos.

De parte de mi tío abuelo don Vicente Fuentes Diaz siempre me pedía le escribiera mis cartas alucinantes, el era el hijo preferido de mi bisabuelo del mismo nombre Vicente Fuentes Diaz 1 y a quien el poeta suicida Manuel Acuña le escribió unos versos que casi todos en la familia se saben de memoria.

Mi bisabuelo era saltillense y abogado y en su primer matrimonio su esposa no le daba hijos y que se enamora de la sobrina de ella, el de 51 años, ella de 15 y que se van a Cuernavaca para evitar escándalos, ahí nacería mi abuelo Víctor. Luego se Fueron a Chilpancingo donde hay dos versiones: una que murió a consecuencia de una fiesta en el día del Abogado, -pescado en mal estado-, la otra, que murió en un pleito en una pelea de gallos. Dejaban 6 hijos, mi abuelo Víctor, el mayor, de 16 años de edad se haría cargo de la familia.

Mi bisabuelo al ser abogado traía siempre dinerillo y le prestaba a Manuel Acuña, el poeta famoso por haber escrito NOCTURNO A ROSARIO y después suicidarse a la edad de 22 años.
El poema que le hizo a mi abuelo es este:

A MI QUERIDO AMIGO VICENTE FUENTES DIAZ
¡Oh, tú que a la llegada de mi santo
tu tarjeta y tus plácemes me envías
en prueba de las buenas simpatías
con que has sabido distinguirme tanto!
¡Oh, tú que en vez de música y de canto,
y en vez de bandolones y poesías,
vienes y llegas y me das los días
con un Vicente Fuentes que da encanto!
Párate, y sabe que, aunque no lo creas,
te he agradecido en mi ánimo infinito
el que tan bueno con tu amigo seas;
pero también que sepas necesito
que ya que tantos años me deseas,
debes darme el remedio y el trapito.
~Manuel Acuña

Años atrás había visto en las galeras del archivo Histórico que la Federación de Estudiantes habían invitado al centro del país al joven universitario Porfirio Muñoz Ledo a dictar conferencias y a escuchar su lúcida oratoria. Era 1955, o sea hace casi 70 años.

Y sigue la mata dando…

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