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jueves, 25 abril, 2024
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Una interpretación actual de la Morisma

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Por: MA. CRISTINA MORALES VIRAMONTES •

La Gualdra 397 / Arqueología e Historia / Ollin: Memoria en movimiento

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¿Estás listo para la Morisma? Es la pregunta que muchas familias se plantean especialmente en Zacatecas y Guadalupe durante el mes de agosto. Podría pensarse sólo como un espectáculo a observar, pero la realidad es que un buen número de zacatecanos tienen como tradición y costumbre asistir a la Morisma, pero de cuerpo presente.

Las familias enteras se trasladan a las Lomas de Bracho, lugar en donde tiene lugar el evento y en donde muchos de ellos también cuentan con un pequeño espacio de tierra en el que realizarán su campamento; si bien en un principio era solamente eso, ahora ese espacio es ya una casa pequeña con elementos indispensables como piso, área para cocinar o calentar alimentos y hasta baño. Desde días antes las personas limpian el lugar e incluso pueden llevar hasta ahí sillones, mesas, sillas y camas, de modo que ya el original campamento recibe mudanzas para que las familias puedan asistir a las batallas. Ya todos saben cuándo es. Es el espacio en el que se reencontrará la familia a compartir los alimentos. Muchos de ellos cuentan historias sobre el tiempo que llevan participando. De la mayoría de ellos sabemos que asisten desde bebés, ya que esto es no sólo una tradición, es un compromiso, pues la visita ha continuado por muchos años; ahora llegan con los hijos y los nietos que ahora son los que participan.

 

Pero ¿qué es la Morisma?

Es un elemento emblemático de Zacatecas, que consiste en una representación teatral clasificada dentro de las danzas de conquista,[1] en la que mediante parlamentos y actuaciones se representa una lucha de tipo medieval, en la que hay reyes y reinas en sus castillos y ejércitos con sus bandas de guerra. Se enfrentan Osmán -el rey de los moros- y Carlomagno -el de los cristianos-, quienes en distintos parlamentos intentan convencer a su contrario de las bondades de su religión; al no lograr su objetivo entran en luchas que se avivan con armas y cañones accionados con pólvora en las que participan ejércitos numerosos,  ataviados con coloridos vestuarios, representando a los moros o a los cristianos; hay también elementos vistosos como las formaciones en cruz por parte de los cristianos con antorchas; y las de los moros, que son en forma de la luna y estrella. Todo culmina con la aprehensión y decapitación del rey moro cuya cabeza es mostrada al público como muestra del triunfo de la fe cristiana contra la mahometana.

El evento tiene su principal ubicación en la capital, en un área conocida como las Lomas de Bracho, a donde acuden enormes contingentes que llegan a sumar varios miles de participantes.

La Morisma tiene una amplia área de influencia, pues se representa también en municipios y rancherías cercanas como Los Haro y la Ermita de Guadalupe en Jerez; Plateros, en Fresnillo; Pozo de Gamboa, Hacienda Grande y Morelos, en Morelos; los Rancheros y Guadalupe, en Guadalupe; Enrique Estrada; Calera; Pánuco; Veta Grande; Trancoso; y Zacatón, dentro del estado de San Luis Potosí; todos agrupados en la archicofradía de San Juan Bautista.

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Los parlamentos son similares, pero hay una variante principal ya que, exceptuando la versión de Bracho en la capital, en los demás lugares se efectúa lo que llaman “Correr la Morisma”, evento en el que participan hombres de a caballo vestidos de charros que realizan figuras variadas alrededor de un quiosco instalado exprofeso; éstas, según se explica, significan los recorridos en busca de la tumba de San Juan, el santo patrono de la Morisma.

Esta puesta en escena es originaria de España, primero se instituyó en Tlaxcala como danza de Moros y Cristianos; ya en Zacatecas hay variantes en sus elementos, lo que es una danza en Tlaxcala aquí es una batalla alegórica; en sí el significado de la danza es la recreación de la lucha que se dio en España en una etapa anterior a la conquista de México; esa lucha curiosamente coincide con el momento del descubrimiento de América -1492-, año en que los españoles, después de quinientos años de estar invadidos por los moros, los expulsan.

Por su parte a Zacatecas le tocó ser escenario de la Batalla de Zacatecas, un momento histórico decisivo para el país pues significó el fin del ejército huertista; una cruenta batalla que dejó una fuerte huella en los zacatecanos, por los cientos de cuerpos caídos y abandonados en la ciudad, entre otras cosas. Los relatos de la revolución nos narran siempre -aun en canciones- la presencia de mujeres y familias enteras siguiendo a los revolucionarios, así que muy probablemente esta riqueza de la representación de la Morisma, con sus batallas y campamentos, podría ser interpretada como una alegoría de tal hazaña que cubrió de gloria a Zacatecas y que se rememora año con año en un evento festivo.

Aunque lo anterior es una interpretación personal, considero que el pueblo revive en su memoria colectiva las situaciones que tienen relevancia en la vida de su pueblo; y aunque la Morisma, como sabemos, fue un elemento traído por los españoles como danza de conquista e inspirada en un evento sucedido en su país a raíz de la invasión de los moros, aquí en Zacatecas se le conferirá un mayor auge a partir de la vivencia de la batalla mencionada.

 

 

* Antropóloga Social. Centro INAH, Zacatecas.

Todas las fotos son de Juan Carlos Basabe / Centro INAH Zacatecas.

 

 

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_397

[1] Jáuregui, Jesús y Bonfiglioli Carlo (Coordinadores) 1996. Las Danzas de Conquista I. México Contemporáneo. CONACULTA, CFE, México.

 

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