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lunes, 18 marzo, 2024
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‘Berlín-Barcelona Kabarett’. Todo comienza por una interrupción

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Por: Mauricio Flores •

La Gualdra 395 / Libros / Op. Cit.

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Una alegoría literaria es más bien una literatura de muchas caras. Varias literaturas, géneros de ésta, cuyo resultado final no es sino literatura pura. ¿Metaliteratura? Sí, también. Una especie de miscelánea que nos deleita en su conjunto, si bien cada uno de nosotros tenga preferencia acerca de alguno de sus componentes. Literatura que como el amor visto por Stendhal, es una fiebre que viene y va.

Dicho esto, no puede ser sino significante que Juan José Rastrollo (Elche, 1968), filólogo académico con destacada presencia en la universidad española, haya pergeñado una primera novela justamente en los linderos de la metaliteratura, así misma una muestra de relato iniciático, folletinesco, erótico y costumbrista anclado en los prolegómenos de la Segunda Guerra Mundial, y en ciudades tan figuradas como Berlín y Barcelona. De ahí su título Berlín-Barcelona Kabarett.

En la novela, ganadora de la segunda versión del Premio Literario Miguel de Unamuno que patrocina el Cabildo de Fuerteventura, un joven protagonista (Delfín Barroso) cuenta en primera persona los avatares de una relación amorosa, casi un triángulo, truncada por los símbolos del horror. Con todo y que juventud y nitidez, en un ambiente de “sexo, drogas y charlestón”, sumadas al abrazo permanente del joven Delfín a lo literario, atraviesan las incógnitas de unas formas de vida hincadas en “el no saber nada de nadie”.

“No saber nada de uno mismo y, a la vez, no saber nada de nadie; pero vivir como si lo supiéramos todo de todos”.

Con epígrafes de Brecht, Zweig y Schopenhauer, Berlín-Barcelona Kabarett es una novela que leemos rápido, y en ese mismo vértigo nos conduce a espacios y momentos repetidamente enaltecidos por la literatura. Aunque también a autores que a su vez marchan como estaciones del periplo planteado por el narrador-personaje, siempre en su afán por lograr la “crónica emocional de una pasión prohibida”.

Aquí muestras de los autores recuperados.

—Lo dijo “el viejo” Stendhal, “un diario es una forma de suicidio”.

—¿Cómo empezar una historia de amor? Tal vez como dice Valéry, “todo comienza por una interrupción”.

—Es probable que fuera el jazz la música que mejor representó “el latido y el ruido vampirizante” del Berlín de los años treinta. Imposible entonces no pensar en Scott Fitzgerald y Cuentos de la edad del jazz.

—Berlín, escribió Kafka, siempre fue una ciudad para “pasarlo bien”. Tiempo después Franz Hessel lo confirmó en Pasear por Berlín y La trasfiesta.

—En un país católico como era España entonces “la inversión sexual no era un tema de debate”. No obstante, ahí se publicó Corydon, de André Gide, “leído ocultamente” por el personaje central de Berlín-Barcelona Kabarett.

—Leyendo La colonia penitenciaria, de Kafka, Delfín Barroso deduce algo: “que tal vez la literatura tenga una naturaleza profética cuya única finalidad sea la de avanzar el futuro”.

Muerte sin fin del mexicano José Gorostiza “no puede ser un poema extenso. Sólo puede ser extenso lo que acaba y tiene fin”.

—“Pon tu pie sobre la ceniza y apenas notarás que has pisado algo”: Robert Walser.

—“Los sentimientos y observaciones del hombre solitario son al mismo tiempo más confusos y más intensos que los de la gente sociable; sus pensamientos son más graves, más extraños y siempre tienen un matiz de tristeza […]. La soledad engendra lo original, lo atrevido y lo extraordinariamente bello, la poesía. Pero engendra también lo desagradable, lo inoportuno, absurdo e inadecuado”: Thomas Mann.

—Magda von Hattingberg, pianista vienesa, le escribe una carta de agradecimiento al poeta checo Rilke por su poesía, “consuelo ante la angustia provocada por su fracaso matrimonial”. Rainer Maria, de cuarenta años, se hallaba a su vez en un estado de desesperación, ¿los motivos?, la separación de su esposa y la falta de inspiración.

—Delfín Barroso se autoconfiesa: “no cuentes tu obra como las has vivido, me dijeron. Vívela como la contarás”. Poco antes cree escribir su relato a la manera de Robert Walser, en Cuaderno de Fritz Kocher, donde un muchacho que va a morir deja escritas unas “meditaciones personales”.

—El día se acerca. Atrás quedarán los excesos de la noche. Entonces, un verso de Rosalía de Castro viene a la mente, “el sereno y hermoso resplandor de la dicha inefable…”.

Berlín-Barcelona Kabarett, una novela que se lee en forma y fondo.

 

 

***

Juan José Rastrollo, Berlín-Barcelona Kabarett, Salto de página, España, 2019, 174 pp.

* @mauflos

 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra-395

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