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jueves, 28 marzo, 2024
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Los problemas de la economía no vienen del exterior, sino son resultado de la política predominante

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Por: ARTURO HUERTA GONZÁLEZ •

En el Comunicado No. 071 de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) del 29 de julio de 2019, donde anuncia acciones para apoyar la economía, señala que los problemas de desaceleración se deben a que “el entorno económico global transita a una fase menos dinámica de crecimiento, determinada principalmente por las tensiones comerciales entre EUA y China, así como por conflictos geopolíticos en diversas regiones del mundo”. Tal posición evidencia una vez más que ningún gobierno en México, del color que sea, reconoce que los problemas son derivados de la política económica que instrumenta. Siempre le adjudican la crisis, o la recesión, a problemas externos o políticos. Así, en la crisis de diciembre de 1994 y 1995, se dijo que era resultado del asesinato de Colosio y de Ruiz Massieu, así como al levantamiento Zapatista. Nunca se adjudicó la crisis a la política de austeridad fiscal que contrajo el mercado interno, al libre comercio y a la apreciación del peso que incrementaron el déficit de comercio exterior y desplazaron a la producción nacional, aumentaron el desempleo y bajaron salarios, terminando ello con altos niveles de endeudamiento de las empresas y familias que desembocó en la cartera vencida y en la crisis bancaria y en la incapacidad de pago de los llamados Tesobonos (deuda interna indizada al dólar). Ahora nos dicen, que los problemas de la desaceleración económica son resultado de las tensiones comerciales entre EUA y China. Cabe señalar que en 2108 como consecuencias de los aranceles a los productos chinos, EUA redujo su déficit con China y eso favoreció a Mexico, pues EUA vió incrementado su déficit con México. Ello llevo a EUA a imponer condiciones a su favor en el T-MEC y en detrimento de nuestro país. En 2019, EUA está creciendo (3.1% en el primer trimestre del año y 2.1% en el segundo trimestre) y China crece al 6.4%, evidenciando que las tensiones comerciales entre tales países no está trastocando al resto del mundo para explicar el estancamiento que enfrenta la economía nacional. Los economistas neoclásicos de la SHCP para nada reconocen que han sido los fuertes recortes presupuestales que han realizado para tener superávit primario para el pago de la deuda, lo que está restringiendo demanda e inversión y la actividad económica. A ello se suman las altas tasas de interés que encarecen el costo de la deuda, lo que aumenta la transferencia de los sectores endeudados a favor de la banca, a costa de disminuir gasto e inversión. La alta tasa de interés ha apreciado la moneda nacional (el peso fuerte que festeja el Presidente) que reduce la competitividad de la producción nacional, lo que hace que las importaciones sigan desplazando a la producción e incrementen el déficit de comercio exterior y frenen el crecimiento económico. La SHCP no dice nada de esto. Calla en relación a la causa de los problemas económicos que enfrentamos y los adjudica a impactos provenientes de condiciones externas.

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El programa de la SHCP por 485 mmp no reactivará la economía.
En las acciones anunciadas para apoyar la economía, señalan que se orientarán recursos por un total de 485 mil millones de pesos para la creación de infraestructura, impulsar la inversión física y el consumo privados, así como adelantar los procesos de licitación del gobierno federal del ejercicio fiscal 2020. El problema es que los 50 mil millones de pesos orientados a infraestructura, no tendrán impacto en el presupuesto, es decir, no será incremento de inversión pública ,sino serán mayores concesiones de carreteras al sector privado, por lo que se continuará con la privatización de la infraestructura, donde todos tendremos que seguir pagando para transitar de una ciudad a otra. Lo que deja de invertir el sector público, lo invierte el sector privado. Ello solo implica cambio patrimonial, no mayor dinámica económica. En relación a los 320 mil millones de pesos de créditos para el apoyo al capital productivo, como al consumo privado de bienes duraderos, tampoco tendrá un impacto significativo para reactivar la economía. Para que el sector privado solicite un crédito, requiere ver perspectivas de crecimiento de sus ventas e ingresos para asegurar el reembolso del crédito, y ello no existe, dada la caída del mercado interno por los recortes presupuestales, como por la menor demanda derivada del desempleo, de los bajos salarios, como por la desigualad del ingreso. Además, la apreciación de la moneda nacional (abaratamiento del dólar y de las importaciones), actúa contra las condiciones de competitividad frente a importaciones. Las empresas e individuos no tendrán ingresos asegurados para demandar créditos, pues no podrán cubrir el reembolso de los mismos. De ahí que no se demandará la mayoría de esos 320 mil millones de pesos en créditos. Perfectamente gran parte de esos recursos podrían canalizarse a Pemex y la CFE para potenciar su desarrollo, dada su alta rentabilidad y su carácter estratégico. Por su parte, las licitaciones anticipadas del gobierno federal por 116 mil millones de pesos, no contrarrestarán los fuertes recortes presupuestales que en el primer semestre del año generaron un superávit primario de 228 mil millones de pesos y un subejercicio del presupuesto por 174 mil millones de pesos. De ahí que los apoyos anunciados no representarán un ´empujoncito´ a la economía nacional.

Mientras continúe la política económica que nos ha llevado a crisis y recesiones recurrentes, seguiremos perdiendo potencial de crecimiento, sin poder mejorar las condiciones de vida de las grandes mayorías de la población, lo que evidenciará el fracaso de la 4ª. Transformación en lo económico y social, pues los programas sociales no revertirán los problemas derivados del mayor desempleo que la política de austeridad y el resto de las políticas originan.

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