La Gualdra 392 / Río de palabras
No sé por qué persisten las figuras de las despedidas en las estaciones de trenes. En nuestro inconsciente tenemos grabadas esas fotografías de los amados que tratan de salir por las diminutas ventanillas y tocan las manos de las amadas, las cuales no los sueltan hasta que el movimiento les hace imposible mantener el contacto, entonces las manos se convierten en máscaras que enjugan lágrimas. También están aquellas imágenes de mujeres que se ponen en puntitas para alcanzar a darle un último beso a los hombres que parten a la guerra, a la capital o al extranjero. Las imágenes de pañuelos blancos que se agitan en señal de despedida mientras se escucha el silbato del tren que anuncia su partida, son sensaciones que están grabadas en nuestra memoria. No sé en realidad por qué persisten, si ya los trenes ni se usan; tal vez será que los amantes se siguen separando, que la gente tiene que ir a buscar una mejor forma de vida; que siguen doliendo igual, las inciertas despedidas.
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