Y toda una fauna gigante de voluntarios a ser parte de la historia, sin resistirse a ser el coraje para aventar una orden que encierren a 100 mineros o destierren a 100 campesinos agrícolas amotinados por tanta transa con las tiendas de raya, el abuso a sus mujeres y el robo criminal de sus hogares.
El parentesco era la escala del mando de un timón que nunca llegó a ponerse de acuerdo con la plebe más que ordenándole cumplir su designio histórico de dios y de las operaciones de redes de ilegales traficantes de esclavos, mercaderes de voluntades y prostituciones a gran escala, orates dorados bombardeados de grandes atributos para encadenar indígenas, intercambiar mercancías por latigazos, doblegar pueblos enteros por medio de epidemias programadas y noches de cuchillos largos y cristales rotos.
Grandes príncipes asesinos, emperadores al mando de millones de seres hambrientos con la capacidad de perderse para siempre en la parte oriental de la memoria que se olvida de sus juergas y atracones y le deja a las muchedumbres ser del polvo la hermandad que pide tregua y come mendrugos, bebe agua de los charcos, entierra a los suyos quitándoles la cobija.
El duque del infierno tiene sus colegas, la señora marquesa organiza orgías y ordena mas latigazos, los condes fustigan muros y el caballero y el burgués brindan con una copa nueva.
