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miércoles, 24 abril, 2024
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Martí y la Descolonización: La Sociología de José Martí de Omar Guzmán

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Por: MARCO ANTONIO TORRES INGUANZO •

El pensamiento latinoamericano, para encontrar caminos propios y responder a su particular realidad, ha establecido la meta de la descolonización. No sólo entender los mecanismos por los cuales estos pueblos fueron oprimidos por naciones extranjeras, sino cómo fue que, a pesar de haber conseguido la independencia política continuaron una serie de formas de pensamiento que han dado continuidad a formas sutiles de colonización. Dichas formas colonizadas explican en mucho el persistente subdesarrollo y dependencia con los países centrales. Pues bien, entre los pensadores que pelearon con la pluma y el mosquetón contra los grilletes de la colonización está José Martí. Es decir, en este momento que se repiensa la (des)colonización que adquiere actualidad el pensamiento de Martí.

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Los estudios sobre Martí son numerosos. Su extensa obra poética, prosística, cartas y artículos periodísticos, y su actividad diplomática, educadora y abiertamente combatiente, ha sido objeto de estudio y análisis. Sin embargo, ahora tuve acceso a un libro que me sorprendió: la idea de convertir (o concebir) a José Martí en sociólogo. La intención central del libro de Omar Guzmán es hacer aparecer al poeta cubano como sociólogo. Idea que seguramente es polémica. El soporte de esa conjetura es que el pensador cubano tuvo la intención de escribir un libro titulado “El Concepto de la Vida”, el cual sería sin duda una obra sociológica, pero no pudo hacerlo porque antes lo alcanzó la muerte en combate en 1895 a los 42 años de edad; sin embargo, las simientes de esa obra están contenidas en sus artículos y poemas. Esto es, con un estudio metódico se puede reconstruir esa obra que Martí proyectó y la muerte no lo dejó escribir. Así las cosas, el profesor Guzmán emprendió la faena de juntar el rompecabezas a lo largo del archipiélago de la obra martiana (reunida en 28 tomos) y reconstruir lo que sería el contenido de ese libro que haría de Martí un sociólogo. Dicho contenido daría cuenta de su idea de autonomía de lo social, la causalidad, el entendimiento sociológico, el problema del poder y la concepción martiana del cambio. Lo cual hace a través de una serie de conceptos que, entendidos de cierta manera, dan forma a una sociología: vida verdadera, espíritu, patria, convenciones, naturaleza humana y disgregación progresiva; por decir los más relevantes.

La idea que estructura la ‘sociología’ de Martí es un esquema más o menos ensayado en el siglo XIX: hay una esencia humana que revela lo que realmente es el hombre, sin embargo, en la historia las diversas naciones construyen formas sociales (convenciones) que niegan esa esencia. Por ello, esas ‘formas de vida falsa’ producen los males que hacen desdichados a los pueblos. El pensamiento europeo da cuenta de esa ‘esencia torcida’ a través de conceptos como alienación (que tiene diversos significados), reificación, enajenación o fetichismo. Lo que la acción política y educativa debe hacer es llevar la existencia de los pueblos a formas verdaderas de vida social. En eso consiste el ‘progreso’ histórico. La idea de ‘naturaleza humana’ o esencia, es lo que constituye la verdadera realidad de los hombres, pero la realidad torcida de las convenciones genera estados sociales existentes pero falsos. El hombre es de naturaleza espiritual: ‘espíritu’ es la vida social. Similar a la idea de ‘espíritu objetivo’ de Hegel. Y, como parte de los pensadores ilustrados, busca conocimiento causal en lo social: “vine ─dice Martí─ a parar en descubrir que el espíritu está sujeto a leyes y se mueve por ellas”. Esas ‘leyes espirituales’ son las relaciones que constituyen las formas sociales y la estructura histórica de la conciencia social.

Omar Guzmán ve en los textos de Martí un filósofo de la complejidad y un sociólogo dialéctico. Pero también ve en el poeta cubano un enfoque hermenéutico. La pregunta que nació de mi lectura fue, ¿cómo logra conciliar el esencialismo con ‘su enfoque hermenéutico’? No lo dice y es uno de los motivos de debate. De igual manera, hay que buscar cómo reúne naturalismo con cierto historicismo. Y las paradojas propias de la idea de progreso combinada con cierto constructivismo sociológico. En dichos temas, Guzmán compara las ideas de Martí con una serie de sociólogos clásicos, entre lo que están Durkheim, Marx, Berger y el propio Luhmann. La estrategia teórica es clara: juntar a Martí en este grupo epistémico.

Después de abordar los tópicos de la noción de causalidad y poder en Martí, lo que me pareció más interesante fue el análisis del cambio social en el poeta. La idea de ‘individuos prominentes’ que tienen ‘conciencia de regencia’ que proyectan nuevas estructuras sociales, es similar a la idea del héroe hegeliano que encarna el espíritu de sus pueblos. Y lo de mayor relevancia: la idea de ‘disgregación progresiva’. Martí se adscribe en los reformadores sociales que apuestan a cambios progresivos y paulatinos a través de la educación y ciertas acciones políticas. También cree en la necesidad de la guerra, pero sólo en el caso de la necesidad de eliminar la opresión de una nación extrajera, y una vez conseguido eso, los cambios toman la ruta de la ‘disgregación’. Esta última idea se refiere a la des-construcción de la ‘agregación’ de las convenciones que crean la vida falsa de la que hablamos arriba. Así, las reformas conducen paulatinamente a la revolución o regreso del estado esencial del hombre. En este contexto Martí brilla como pedagogo y educador: sin educación no hay cambio. En suma, los invito a leer al profesor Omar Guzmán, y aprovechar algunas perlas que ofrece Martí al pensamiento actual de la descolonización.

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