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viernes, 29 marzo, 2024
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El gobierno no tiene que pedir prestado ni incrementar impuestos para gastar

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Por: ARTURO HUERTA GONZÁLEZ •

Predomina en los organismos financieros y en las calificadoras internacionales y en los economistas convencionales, la posición neoclásica de que el gobierno no puede usar su moneda para financiarse, argumentando que sería inflacionario e incrementaría el déficit de comercio exterior y devaluaría la moneda. Condenan al gobierno a gastar en función de sus ingresos, y haciendo que se comporta como una empresa, o una familia, cuyo gasto depende de sus ingresos y de su capacidad de endeudamiento.

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Al prohibirle al gobierno hacer uso de su moneda, le coartan su capacidad de gasto y de intervención en la economía, para que abra espacios de inversión a favor de la cúpula empresarial.
Las agencias calificadoras internacionales no consideran que un gobierno que controla la moneda, no enfrenta restricciones financieras, por lo que no tiene porque sujetarse a la austeridad fiscal. Puede gastar en todo aquello que se venda en su moneda y no tiene problemas con su deuda, si ésta está en su moneda. El gobierno en tal caso no tiene que pedir prestado en su moneda, ni incrementar impuestos para financiarse para adquirir todo aquello que se venda en su moneda.

Un gobierno que controla su moneda y no se compromete a la convertibilidad de ésta a un tipo de cambio fijo, no tiene restricción financiera. Puede gastar en todo aquello que se venda en su moneda. Nos dice Bill Mitchell que “el gobierno soberano que emite la moneda, es totalmete diferente a un hogar que usa la moneda” (“Ratings agencies and higher interest rates”, http://bilbo.economicoutlook.net, Abril 26, 2019)

La capacidad de gasto de un gobierno soberano no la dan sus ingresos y los impuestos recaudados, sino la capacidad productiva con que cuenta la economía, capaz de satisfacer la mayor demanda generada por el gasto público, sin generar presiones inflacionarias.

El gobierno puede gastar en todo aquello que se produce internamente y puede emitir deuda en su moneda, y no caería en insolvencia pues el gobierno tiene el control de la misma, la puede pagar acreditando en la cuenta de los poseedores de la deuda.

El gobierno no requerirá del financiamiento de los mercados internacionales, y no tendría que sujetarse a las políticas de austeridad fiscal y disminución de la deuda, impuestas por las calificadoras internacionales, y menos si impulsa con su moneda el desarrollo tecnológico y una dinámica que encare los rezagos productivos y la baja productividad para reducir el déficit del sector externo y mejorar la dinámica de acumulación interna. Ello no generaría inflación, ni presiones sobre el tipo de cambio, y si en cambio mejoraría las finanzas del sector privado y del sector público al aumentar la dinámica económica. Ello permitiría además, incrementar los ingresos tributarios y se mejoraría las condiciones de pago de la deuda.

Hay que señalar que un gobierno soberano que tiene control de la moneda, no tiene problema para hacer frente a la deuda que está en su moneda. La deuda interna que emite un gobierno soberano, no es para financiarse, es para regular la liquidez de la economía, para evitar presiones inflacionarias y mantener la tasa de interés objetivo. La deuda pública no implica mayores impuestos futuros y una carga a las próximas generaciones. El gobierno la refinancia permanentemente. Al impulsar la dinámica económica, las próximas geneaciones tendrán mayores ingresos para adquirir la deuda emitida por el gobierno, sin que ello represente una carga, sino al contrario, representarán activos financieros para el sector privado.

En el caso de la deuda externa, tradicionalmente, se ha estado pagando atrayendo flujos de capital a través de altas tasas de interés, como vendiendo empresas y/o abriendo espacios de inversión al sector privado extranjero en sectores estratégicos de la economía. Ello tiene que revertirse a través del impulso de los sectores exportadores de alto componente nacional, como sustituyendo importaciones. Pemex es ahorrador y generador de divisas, lo que le permite cubrir el pago de su deuda. El proceso de reestructuración que Pemex está teniendo con la nueva administración, y la inversión que está realizando, le permitirá en un corto y mediano plazo, obtener los recursos suficientes para hacer frente al pago y reducción de su deuda externa.

El gobierno soberano que tiene control de su moneda y no se compormete a la convertibilidad de la misma a un tipo de cambio fijo, sino que trabaja con tipo de cambio flexible, no tiene porqué acatar las disposiciones de las calificadoras internacionales que no responden a intereses nacionales, sino a los intereses de los mercados financieros globales.

No hay que tener temor al comportamiento de las calificadoras y los mercados de capitales, si la política económica instrumentada se dirige a hacer uso de la capacidad ociosa y desempleo existente, como a fortalecer la esfera productiva para evitar presiones inflacionarias y sobre el sector externo y reducir los requerimientos de financiamiento externo.

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