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viernes, 29 marzo, 2024
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El primer año del sexenio de Lázaro Cárdenas

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Por: Óscar Alzaga •

De 1920 a 1934 el país contradictoriamente avanzaba en algunos temas y en otros retrocedía, la burguesía nativa y el imperio yanqui impedían los grandes cambios económicos y de soberanía, pero culturalmente nacían la nueva visión del pasado, la educación popular y el muralismo.

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Políticamente en 1928 Obregón se reelegía y a su asesinato, Calles se volvió el Jefe Máximo. Ambos cambios en contra de las demandas de la Revolución del 10 y la Constitución del 17. Sería hasta el sexenio de Cárdenas cuando lleguen las grandes transformaciones -1934 a 1940-, que tanto influirían en el alto crecimiento de 1940 a 1970.

Desde 1933 se reagrupan las fuerzas sociales progresistas, con el Plan Sexenal y la reforma educativa socialista, ambos de 1934 que, junto con la campaña electoral, abren una nueva perspectiva política. Cárdenas llamó a obreros, campesinos, maestros y otros sectores a organizarse al iniciar su campaña y a partir de su gobierno en noviembre de 1934.

Los analistas de esa era de la historia vieron la relación del gobierno y las organizaciones sociales, como un acto de dependencia, prejuiciados por los hechos posteriores, menospreciando el valioso y creativo aporte de los trabajadores en esa intensa etapa de la lucha de clases.

Destacan más la pugna Calles-Cárdenas de 1935, que las huelgas que inundaron al país, sólo las toman en cuenta como escenario de fondo, igual los tres años siguientes de más huelgas en la historia. Destacan más la relación gobierno-CTM, que las iniciativas, luchas y organización obrera y popular; destacan más el conflicto internacional petrolero, que el papel de los obreros que desde 1933 lucharon por la expropiación.

Sin la acción obrera de 1933-38, hubiera sido imposible la expropiación petrolera del gobierno, sin las huelgas de 1933 y siguientes años, sin la formación del sindicato único en 1935, sin el contrato colectivo de todos los petroleros de 1936, sin la huelga general de 1937, sin el laudo de la Junta Federal y el amparo de 1937. Incluso los extranjeros apostaron que el gobierno no podría echar andar la industria, y fueron justo los obreros los que lo lograron. Pero todo esto se suele olvidar.

Igual ocurre con la huelga general de la Comarca Lagunera de 25 mil jornaleros y sus familias –junto con otras luchas campesinas- en 1936, son éstas las que preceden la Reforma Agraria cardenista y no al revés.

En 1933 se constituye el Sindicato Ferroviario, y fueron sus militantes en sus trenes los que ayudan a comunicar a los mineros para organizar su sindicato en 1934; ayudan a los petroleros a comunicarse para que formen su sindicato en 1935, como lo harían con los azucareros y otros.

En junio de 1935 salieron las declaraciones de Calles contra las huelgas obreras, y la primera respuesta no fue del gobierno, ni de Lombardo, sino del SME y el Sindicato Minero convocando a todas los sindicatos a rechazar a Calles y a formar el Comité Nacional de Defensa Proletaria, el antecedente de la CTM de febrero de 1936.

Al declarar el gobierno la inexistencia de la huelga ferroviaria del 18 de mayo de 1936, aquella CTM convocó a un paro nacional de media hora el 18 de junio en todo el país, tomando las calles céntricas de todas las ciudades para defender el derecho de huelga ante la nación. La huelga del SME de 1936 paralizó todo el centro del país -como huelga general- y logró un contrato colectivo moderno, de vanguardia, “como un acuerdo entre las partes”, democratiza la relación de trabajo, con el apoyo de la CTM con grandes movilizaciones y desplagados.

De 1935 a 1938 se realizaron más huelgas que nunca y, juntas, las de mayor trascendencia en la historia. Por ello no es casual que los asalariados hayan crecido de 1934 a 1940: de 300 mil a 900 mil sindicalizados. Poco visto en el mundo. Y que las cooperativas y los cooperativistas crecieran como nunca de 1934 a 1941: de 778 a 1,715 y de 21,762 a 163,501, respectivamente. (Ver datos en revista Trabajo y Democracia Hoy, no. 128, marzo-abril 2014.)

Después de la nacionalización petrolera, investido de enorme prestigio, Lombardo se lanza por toda Latinoamérica a impulsar la organización sindical nacional e internacional de la CTAL y la FSM, de 1938 a 1945.

El primer año del gobierno de Lázaro Cárdenas fue un gran momento de la historia de la lucha de clases y la relación obrera patronal tuvo tres grandes momentos: en 1935 el reacomodo de las fuerzas productivas a través de las huelgas, los contratos colectivos y el crecimiento de los sindicatos; la segunda en 1936, cuando la patronal de Monterrey paraliza la ciudad industrial, para doblar la huelga y al gobierno federal, la respuesta firme de Cárdenas tuvo el apoyo de los obreros, igual que de los campesinos en la reforma agraria. En la confrontación de 1938 surgida de los petroleros, el alcance fue internacional y decisivo, entonces el gobierno cardenista contó con el apoyo obrero-popular de la nación entera.

La gran derrota del movimiento obrero llegó con la derecha alemanista de 1946-1952, con la sistemática aplicación ilegal de los charrazos y destrucción de la autonomía de los sindicatos nacionales de industria.

La historia nunca se repite, en cambio exhibe es una gran cantera de luchas y experiencias de las que mucho podemos aprender si se les estudia, en ellas encontramos grandes lecciones, contradicciones y alternativas, que bien adaptadas a los nuevos tiempos y contextos, se vuelven “oro molido” en las conciencias sociales. ■

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