La humanidad está viviendo una de sus escenas más increíbles de toda su historia, todo corre de prisa, dicen los españoles y los españoles siguen siendo, junto al pueblo hermano de Francia, los que parten el queso en todas las coordenadas del mundo desde hace más de 1000 años.
Expliquémonos: para los que sufren en el mundo no hay más que de una salida y frontera: dejar de sufrir.
Para los que gozan y la vida es un ensueño y todo despide colores y ritmos acordes a lo planeado, hay una salida afable: perpetuar ese encanto pase lo que pase, suene lo que suene.
La humanidad está en el límite de lo increíble, sus hazañas de verdad hacen que se paren lluvias o se acrecienten, es maravilla sin parangón en su larga historia, nunca como antes ahora se ven resultados en la medicina, las ciencias, la técnica, los inventos más extraordinarios, pero hay un lado perverso y malévolo en una de las caras más visibles de su múltiple rostro: somos malos, asquerosos, criminalmente de fama para matar miles de millones de animales para comérnoslos, nos hacemos guerras y disparamos con celebridad, barbarismo, alucinación y premura.
Todo se conjuga con grandes cantidades de tiempo y sucesos donde intervinieron a gran escala los héroes, los caudillos, los convictos, los espectáculos del hambre, la guerra y el crimen abierto, el heredar de todas las formas la manera de explotar a los demás para que haya ganancia, lucro, bienestar solitario.
2019 es un año para temblar, llegamos pues a la mitad, casi julio inicia y faltan muchas cosas, debemos arreglar asuntos que tienen quizá miles de años sin resolverse, debemos invocar colectivamente, casi como en la telepatía, un ensueño posible: dejar de sufrir y todos, casi 8 mil millones de habitantes en todo el globo terráqueo, estar en paz por vez primera. ¿Es posible?
Rotundamente sí.
Lo que escribo es muy serio, es de altas responsabilidades compartidas, tienen que ver con reservas y arranques insólitos con la misma historia de una humanidad que siempre ha luchado contra si misma teniendo en cuenta la supremacía de la clase oligárquica de los reyes para imponer su criterio imperialista y su afán de dominio puro.
Lo que ahora sabemos no lo sabíamos nunca, los misterios han sido develados y las corrientes se manifiestan sin desvelos, pero alertas a que entren en todas las confusiones el afán de ganar a costa de lo que sea, lo que limpia el alma o la corrompe, lo que hace andar las economías del mundo para que sean la catástrofe o la simiente de bienestares que se obtuvieron con mucho sufrimiento, con miles de años de terror y de discordia, de imponer a toda costa la maldición eterna de la explotación del hombre por el hombre y su desgracia.
México y Estados Unidos y Guatemala y la Cuba orgullosa están para celebrarse como nunca antes. Estamos en una etapa increíble y llena de sorpresas, también de sentencias que se cumplen, de horrores que nos parten dolores e infiernos increíbles, pero también nunca olvidar de dónde venimos todos y a donde vamos seguritos de experimentar cambios cósmicos con tonos de alarde y muy estrafalarios!
(¡?Porqué se sostiene que el pueblo francés es de los más importantes de la historia? Ellos descubrieron el mundo paralelo, las dimensiones de la vida y la muerte, las primeras revoluciones, el baile de las mesas de Allan Kardek y la magia más insólita abriendo portales de autoridad, gozo y fuerza insospechable). ■
