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jueves, 18 abril, 2024
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Música y sexo

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Por: ÓSCAR GARDUÑO NÁJERA •

Se me ocurre una imagen para comenzar. Salvajemente tierna. En algún lugar inhóspito que no tenga ninguna relación con el maldito jardín del Edén. Por favor. Pongamos que hace calor. Es la temperatura adecuada para que nuestra imagen funcione. Como esas sopas que metes al microondas. Ya se sabe: unos minutos de más y las cosas ahí dentro, entre esas cuatro metálicas paredes, no se pondrán muy bien que digamos.

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Conforme nuestra imagen aparece se escuchan voces entremezcladas de hombres y mujeres que al parecer suenan contentos. No son voces de absoluta y arrebatadora felicidad, sin embargo. En realidad lo que se escucha conforme nuestra imagen se hace más clara son gemidos, susurros, otra vez gemidos, susurros parecidos al mejor soundtrack de la mejor película pornográfica, y una música de fondo que cambia según nuestras preferencias (tanto sexuales como musicales).

Está bien: no caigamos en exageraciones con nuestra imagen una vez que hemos conseguido que aparezca. Los gritos, los aplausos (¿dije que hay aplausos?), los gemidos y los susurros son los sonidos que harían muchos hombres y muchas mujeres cuando llegan a ese punto donde si bien no son felices se diría que tienen al menos aproximaciones de lo que debe significar la felicidad.

Y también hay música. Hay que insistir en ello. Sonidos de los primeros hombres con los que se explicaron los misterios de un mundo que les era completamente ajeno. Porque luego de los sonidos ya no les sería tan ajeno el mundo. Porque aquello que iban a escuchar ya no sólo pertenecía a la naturaleza. Seguramente por eso gritamos cuando tenemos sexo.

Y hay asociaciones muy acertadas. De esas que permite una muy buena capacidad ensayística. Pero también de esas que permite una amplia trayectoria como periodista y reportera. Sobre todo periodística y reportera cultural, aunque para nadie es un secreto que Verónica Maza Bustamante sabe hablar de sexo y cuando lo hace (hablar, por favor), lo hace muy bien. Y no se trata si tienes o no pelos en la punta de la lengua, sino si tienes los conocimientos suficientes para hablar de un tema tan sabroso como el sexo. Verónica tiene los conocimientos y además es una gran narradora.

Algunas pistas: en “Sinfonía del placer. Lo que nos enseña la música en el sexo y viceversa” (Turner 2019) Verónica Maza Bustamante tiene la oportunidad de escribir acerca de sus dos grandes pasiones: la música y el sexo. Si se mira bien esto es un privilegio. Y si además lo escribes bien es mucho mejor, tienes la pista preparada, quizás puedas promover o no tu libro, pero es un hecho que se va a vender bien porque los lectores siempre agradecemos la claridad, la excelente argumentación y, sobre todo, lo bien que Verónica sabe llevar cada uno de los temas que expone en su libro, además, por supuesto, de la honestidad con que Verónica escribe (y su trabajo en medios lo atestigua), ese desparpajo para llevarnos de una reflexión a otra con total soltura prosística y sin el anquilosado polvo de una erudita academia que cuando se propone tocar temas como los que toca Verónica Maza Bustamante, sexo y música, lo hace no sólo de la manera más anodina posible sino atascados muchos de ellos, los eruditos, con prejuicios de clóset.

Ya les adelantamos un poco: música y sexo. Si a ustedes les resulta un poco fastidiosa la palabra “viceversa” en el título esperen a leer las primeras cincuenta páginas del libro. En un primer momento yo pensé que ese “viceversa” era una fallida estrategia comercial. Y me molesté. Uno también lo puede hacer con los títulos de los libros y está en todo su derecho. Repitan en voz alta: viceversa. ¿Ya? ¿Se dan cuenta que se trata de una palabra cuya musicalidad se construye de adentro hacia fuera? Y, ¡sorpresa!, muchos de los temas que expone Verónica Maza Bustamante en “Sinfonía del placer…” se construyen así. De ser temas en ocasiones prohibidos, Verónica se encarga de darles un nuevo toque, de exponerlos de distinta manera y con diferentes herramientas y de sacarlos a la luz pública, ahí donde la página del libro realmente consigue una comunión entre autora y lectores. Viceversa. Vuelvan a repetirla en voz alta.

Música y sexo. Tampoco suena tan mal cuando sabes de lo que hablas. Si de música se trata podemos decir que Verónica tiene un amplio trabajo periodístico donde se ha dado a la tarea de responder a las inquietudes que le asaltaron desde el primer momento en que se dejó seducir por las notas (estamos en el comienzo del libro). Y luego está el sexo. Una vez más: Verónica tiene un amplio trabajo como sexóloga donde se ha dado a la tarea de responder a sus propias inquietudes sexuales pero también a las inquietudes de los otros en un terreno en el que hasta hace algunas décadas era imposible hablar, y es gracias a autores y periodistas y reporteros como Verónica Maza Bustamante que el sexo ganó terreno en publicaciones periódicas, en organizaciones, en los medios de comunicación.

Ya está: música y sexo. Los dos van de la mano en toda la Sinfonía. Sí: hay una unidad en el tono y en el desarrollo narrativo. Si se trata un poco de confesiones yo tengo una: “Sinfonía del placer…” realmente tiene pasajes deliciosos para quien tiene bien desarrollada la imaginación. Por eso lo de nuestra primera imagen. Es el primer ejercicio antes de que le lleguen a “Sinfonía del placer. Lo que nos enseña la música en el sexo y viceversa” (Turner 2019).

“Sinfonía del placer. Lo que nos enseña la música en el sexo y viceversa”

se presenta el día de hoy, miércoles 19 de junio, en la Ciudad de México a las 20:00 hrs. en: Bajo Circuito. Multiforo Centro Urbano.

Bajo Puente de Cto Interior S/N, Colonia Condesa, Alcaldía: Cuauhtémoc.

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