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jueves, 25 abril, 2024
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Los aranceles no provocan crisis, la provoca la austeridad fiscal

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Por: ARTURO HUERTA GONZÁLEZ •

El secretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard, dijo que “se evitó una guerra comercial que vamos a perder y que con el arancel del 25% se colapsaría la economía”. Y añadió que “hoy no tenemos tarifas”.

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Al respecto hay que decir, que lo que ha llevado la economía al bajo crecimiento y a la recesión en que nos encontramos, es el libre comercio, el arancel cero, la alta tasa de interés y la política de austeridad fiscal predominante.

El gobierno ha señalado que “el objetivo es atender la migración y evitar la confrontación con el vecino”. Ello implica sumisión a los dictámenes del gobierno de EUA y mantener la política comercial de libre comercio, que nos ha llevado a tener menos industria, pérdida de autosuficiencia alimentaria en granos básicos, a la creciente extranjerización y endeudamiento de la economía y a acentuar la pobreza y delincuencia.

Al oponerse el gobierno mexicano a los aranceles establecidos por EUA y tratar de eviar una guerra comercial, implica seguir defendiendo los intereses de las empresas transnacionales ubicadas en el país. Éstas se han beneficiado del libre comercio y de los aranceles cero, debido a que ello les permite comprar barato del exterior los insumos que utilizan, y expandir sus ventas hacia Estados Unidos. Sin embargo, ello no ha beneficiado al país, pues las empresas nacionales son desplazadas por las importaciones baratas que realizan las empresas transnacionales. Ello nos ha llevado a que el país importe más de lo que exporta, lo que ha atentado sobre el desarrollo industrial y agrícola y sobre la economía nacional y ha incrementado nuestra dependencia de la entrada de capitales para financiar al déficit de comercio exterior. Hay que señalar que si EUA establece aranceles, ello no frenaría del todo nuestras exportaciones a dicho país, pues el peso se devaluaría, y ello mejoraría nuestra competitividad y contrarrestaría los aranceles.

El presidente López Obrador aseguró que “el país demostrará que se puede reducir el flujo migratorio en el corto plazo”. Ello no se resolverá con la Guardia Nacional. Para frenar la migración, habría que cambiar el modelo económico predominante que ha generado desempleo, bajos salarios y pobreza en México, en Centro América y en todos los países que han privilegiado las políticas neoliberales de más mercado y menos Estado predominantes y ello no acontece en el corto plazo, ni siquiera pasa por la mente de quienes gobiernan.

El secretario Marcelo Ebrard señaló “que si hay un mejor plan de negociación, que se lo digan” e invitó a los legisladores a “sumarse al esfuerzo que lleva a cabo para evitar la imposición de aranceles a los productos nacionales”. El problema es que eso no es el mejor plan de negociación, el tratar de evitar la imposición de aranceles. La alternativa es no seguir con el libre comercio, ni arancel cero, ni con la austeridad fiscal, ni las altas tasas de interés, causantes de los problemas que enfrentamos.

El gobierno mexicano debe establecer una política arancelaria frente a las importaciones e instrumentar una política industrial, agrícola y crediciticia a favor de producir internamente los bienes que importamos. El país compra del exterior alrededor de 450 mil millones de dólares y eso representa un gran mercado interno que impulsaría la inversión privada, nacional y extranjera. Hay que recordar que nuestro país creció en la década de los años 40, 50, 60 y 70, al 6.4% promedio anual, gracias a la política proteccionista que impulsó la sustitución de importaciones, que redujo las tasas de desempleo. En ese período no había economía informal, ni los problemas de violencia y de migración, que ahora hay. Desde los años 80 hasta ahora, la economía solo ha crecido al 2.4% promedio anual y cada vez crece menos, como consecuencia del libre comercio y cero aranceles, que el gobierno sigue defendiendo.

La caída de la actividad económica no la generaría los aranceles de EUA, sino las políticas de austeridad fiscal y las altas tasas de interés presentes, que tienen que ser revertidas. El crecimiento de la economía y la generación de empleo, no requieren cero aranceles, sino aranceles a las importaciones, así como mayor gasto público y bajas tasas de interés, políticas que no existen. Un gobierno soberano no tiene porque sujetarse a los organismos financieros internacionales, ni a las calificadoras internacionales, ni a los dictámenes de EUA. Debe retomarse el manejo de la política económica para impulsar una dinámica económica que disminuya el déficit de comercio exterior y reduzca nuestros requerimientos de entrada de capitales para no ser sujetos a chantaje alguno de ningún país.

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