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miércoles, 24 abril, 2024
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La popularidad y las “benditas redes sociales”

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Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

La semana pasada Andrés Manuel López Obrador apareció en una lista que enumeraba a los cinco presidentes mejor evaluados del mundo ( http://amp.eluniversal.com.mx/amp/note/amp/eluniversal/1653841 ) por encima de Justin Trudeu en Canadá o Macron en Francia.

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Su nombre surgió como el número dos de América Latina, sólo después de Nayib Bukele, el presidente salvadoreño que llegó al cargo apenas el 1 de junio, y quien tuvo la gentileza de tuitear “Pues yo he aprendido mucho de @lopezobrador_, así que le cedo mi lugar…” en una nota de la Revista Forbes, que maliciosamente titulaba “Bukele arrebata primer lugar a AMLO como el mejor evaluado en América”..

Aunque las cifras de popularidad del tabasqueño aún son alegres, se da casi por Inevitable que caerán. El propio desgaste de ser gobierno lo propiciará, aunado a que los beneficiados del cambio, si nos atenemos a que su idea es que “por el bien de todos primero los pobres”, no tienen forma de hacer sonar su voz, mientras que no faltan los megáfonos al servicio de los damnificados del cambio: presumiblemente élites en general algunas de las cuales no eran conscientes de los privilegios que tenían.

Si alguien tiene claridad en ello es López Obrador. Como líder político de tantas batallas ha probado los aplausos generosos de un zócalo a reventar, pero también las plazas de pueblo vacías donde apenas tres ancianos dividen el tiempo entre escucharlo y alimentar palomas.

No obstante, la tarea de gobernar, y particularmente los retos por enfrentar exigen respaldo ciudadano que den fuerza política a determinadas decisiones, por lo que mantener cierto apoyo popular es imprescindible.

La circunstancia es compleja. La victoria llegó de sorpresa a muchos acostumbrados a jugar a lo perdido, entre los que estaban medios de comunicación cuya línea editorial solía ir a contrapelo de las decisiones oficiales.

Acostumbrados a remar a contra corriente, algunos medios cuyas líneas editoriales podrían haber sido benévolas con Lopez Obrador durante sus años de lucha han optado por permanecer en actitud crítica a lo que huela a gobierno; mientras que otros tantos asumen que si bien el periodismo exige hacerle frente al poder, hay poderes fácticos mucho más importantes que la presidencia de la República, que obligan a permanecer en respaldo a quien en teoría enarbola la bandera del apoyo popular y la democracia.

Esa complejidad también llegó a medios que en otro momento fueron críticos con quien hoy es presidente de la República. Y ahí unos se acomodaron, otros más equilibraron y algunos permanecen en esa línea editorial “antilopezobradorista”.

A esa se circunstancia se suma la disminución de dinero público a los medios de comunicación, en tiempos en los que el modelo de negocios de los mismos está cada vez más complicado.
No pasan por mejor momento las plumas en lo individual que en otros momentos concentraban la atención del público y se les consideraba influencias importantes.

Poca credibilidad queda ya a las grandes estrellas de la barra de noticia de Televisa, y a los intelectuales que han dominado en esos espacios.

Algunos se pierden en la mar de la intrascendencia, otros han sido tan exhibidos priorizando sus intereses económicos por encima de la verdad, que ya poca confianza hay en ellos, y unos más han sido vencidos por una generación nueva integrada por personajes más frescos como Gibran Ramirez o HErnán Gòmez que han sabido hacerse de un público a gracias a sus explicaciones elocuentes y sencillas.

Hasta el humor, terreno donde la izquierda se atoró en algunos años porque no supo responder a figuras com Chumel Torres, o programas como la parodia, es hoy una herramienta que desarma y desencancha los análisis de figuras como Denisse Dresser, hoy atosigada por el personaje de Madame Difi que desnudó sus patrones de análisis.

En ese contexto, para el presidente siguen siendo vitales las “benditas redes sociales” para desmentir las medias verdades, explicar mejor sus argumentos, combatir las fake news y convencer donde sus decisiones generaron dudas.

Lo sabe, por eso hace gran uso de ellas logrando atención que no tuvo ni Obama, pues con menos de la mitad de habitantes en México en comparación con Estados Unidos, tiene cifras de seguidores muy superiores al popular expresidente norteamericano.

Ese escenario, el de las redes parece ser el centro de batalla a juzgar por la guerra de trending topics con los que se responde a los momentos más polémicos de gobierno.

Lopez Obrador tiene a su favor su grado de penetración gracias a los 5 millones de seguidores en Twitter, 6 millones en facebook, y un millón de suscriptores en YouTube, que tiene, pero apostar todo a estas vías como canales para comunicar puede quedar corto a un país como este donde aún son millones los que están ajenos a esa posibilidad.

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