Es la voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica y federal, compuesta por Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, y por la Ciudad de México, todos unidos en una federación, así está asentado en el artículo 40 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Esta unión de individuos con un fin determinado, como toda asociación de naturaleza civil o sociedad mercantil, requiere contar con recursos económicos para su funcionamiento.
Los recursos económicos requeridos para el gasto del Estado Mexicano, provienen tanto de los ingresos propios como de las impuestos que todo mexicano tiene la obligación de realizar. Aunque dicha obligación va más allá de la nacionalidad pues en la práctica se encuentra obligado a pagar impuestos toda persona que resida o tenga alguna fuente de ingresos en México.
Es importante recalcar que si en nuestro país existen los impuestos son uno de los medios principales por los que el gobierno obtiene ingresos, a pesar de que en la historia del Mundo Moderno, pocas actividades son tan importantes, necesarias y al mismo tiempo odiadas, como aquellas que tienen que ver con la responsabilidad de pagar impuestos.
Sin embargo, el pago correcto y oportuno de impuestos, impacta de manera directa en el desarrollo del Estado como un ente (territorio, población y gobierno) que busca garantizar las necesidades individuales o básicas de la población, así como las que provienen de la interacción de unos seres humanos con otros.
El pago de impuestos, permite que nuestro país, invierta en aspectos prioritarios como la educación, la salud, la impartición de justicia, la seguridad, el combate a la pobreza y el impulso a sectores económicos que son fundamentales.
Tal como lo dice, el Abogado Hugo Carrasco Iriarte, en su obra Derecho Fiscal I, lo anterior es válido en virtud de que el gobierno es una institución que surgió para permitir el desarrollo material y espiritual del ser humano, e impedir en consecuencia todo acto de injusticia, tanto individual como colectivo.
En tal virtud, resulta evidente, que el pago correcto y oportuno de impuestos, es una obligación legal individual, tanto de personas físicas como morales, cuyo cumplimiento impacta en un mayor beneficio para todos.
Sin embargo, debemos tener presente que el cumplimiento de las obligaciones fiscales, entre ellas el pago de impuestos, generalmente implica la interpretación de una norma abstracta con relación a un caso concreto, por lo cual, la declaración y pago que realice un contribuyente no implica el cumplimiento definitivo y correcto de la obligación en tanto se encuentre vigente la facultad de la autoridad de verificar tal autodeterminación.
Incluso la propia comprobación que lleva a cabo la autoridad fiscal, a través de los actos de auditoría, tampoco implica un acto definitivo, es decir, la autoridad puede estimar que el pago de impuestos fue incorrecto y determinar un pago mayor, así como multas y recargos, y sin embargo, ello tampoco se considera definitivo en tanto estemos en tiempo para acudir a un órgano jurisdiccional a dirimir la diferencia de interpretaciones.
Precisado lo anterior, es importante señalar, que al igual que para los contribuyentes existen consecuencias al presentar errores durante el cumplimiento de sus obligaciones fiscales, también existen consecuencias para la autoridad fiscal en caso de ilegalidades en los procedimientos de comprobación.
Por lo cual, es importante para el cumplimiento correcto y oportuno del pago de impuestos, contar con la asesoría de profesionistas especializados en temas fiscales, quienes puede apoyarnos sobre la decisión del régimen tributario que más se ajusta a la actividad económica de la persona física, o aportarnos elementos para decidir si es más conveniente transitar a una sociedad para efecto de reducir la carga fiscal.
Ello es así, pues desde la consultoría, asesoría o defensa, se puede hacer fácil lo difícil para dar una respuesta eficaz a la resolución de problemas. ■
