La peor política para ahorrar recursos es el despido de personal. Cada persona despedida es una familia en la incertidumbre, con ello el brusco declive de los indicadores de desarrollo humanos de un grupo de, por lo menos, 6 personas en forma directa y unos 15 de forma indirecta. Mandar al desempleo a un trabajador conlleva efectos sociales muy adversos, y si un gobierno trabaja para elevar el desarrollo de un estado, no puede tomar esa decisión como primera opción. Habría la manera de desocupar personal de actividades burocráticas si y sólo sí el propio gobierno les ofrece a cambio otra opción segura de ocupación decente. En otras palabras, existen áreas de gobierno responsables de la creación de empleos, luego entonces, estas pueden generar opciones de emprendimiento para que el personal potencialmente desocupado de la burocracia tenga un empleo seguro donde caer. Pero pensar en que el gobierno mande a decenas de familias a la incertidumbre y, en algunos casos, mandarlas a caer por debajo de la línea del bienestar, es una pésima decisión.
Sanear finanzas no se hace con meros ejercicios contables. Esto ni la FCA (creemos) lo considera. Sin embargo, si al inicio se hacen algunos ajustes de gasto, deben hacerse en todo lo prescindible, y ninguna persona es prescindible. Po ejemplo, el gasto que hizo el DIF en las pasadas fiestas del Día de la Madre, en 10 días se gastaron 6.5 millones de pesos en pago de grupos y operación de los eventos. Con esa cantidad se mantiene más de 30 personas al año. En suma, hay posibilidades (dentro de cierto margen) de no quitar gastos necesarios, pero localizar aquello que sea superfluo y eliminarlo, para no tocar el empleo de los trabajadores. Plantear el mandar a la calle a personal como forma de sanear las finanzas es una manera de desquiciar las relaciones políticas, incumplir con la misión del gobierno y no resolver el tema de fondo.
Se puede (y debe) reasignar el trabajo del personal donde sea más útil al desarrollo del estado: si en una función está subutilizado debe cambiarse de lugar para incrementar el efecto positivo de la contratación de personal, pero no plantear a la primera el despido. Y frente a este escenario, antes de considerar recortes, es obligatorio responder a la pregunta, ¿cómo el gobierno puede incrementar sus ingresos propios y los ingresos provenientes del Gobierno Federal? Los primeros con el aumento de la riqueza ligado a los programas de Godezac, y los segundos haciendo una gestión exitosa con los actores clave y de la forma correcta. Esto último es un trabajo para la secretaria de fianzas y la secretaria general de gobierno, pero han exhibido capacidades recortadas en sus capacidades gestoras. Mientras la secretaría de Gobierno piense que la realidad se debe ajustar a un código, continuará en su actual fracaso gestor. En suma, Gobierno del Estado tiene muchas alternativas para no llegar a procesos de despido de personas y transitar a escenarios financieros sanos. Lo primero y lo último siempre son las personas.
