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viernes, 29 marzo, 2024
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Se desvaneció la amenaza de los aranceles; preparémonos para la siguiente

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS HERNÁNDEZ •

El 2016 fue año electoral en Estados Unidos (EU). Durante las elecciones primarias, Trump derrotó a la élite republicana encabezada por los Bush, y en la competencia definitiva derrotó a la élite demócrata encabezada por los esposos Clinton y los Obama. Ambas élites se alternaron en el poder tres décadas impulsando la globalización neoliberal iniciada por Ronald Reagan y Margaret Thatcher durante los años ochenta. Hoy está claro que el triunfo de Trump, igual que el del Brexit y otros movimientos de extrema derecha, racistas y proteccionistas, que se manifiestan en muy variados países del mundo, se debió al malestar generado por los malos resultados en la calidad de vida de las personas generados por la globalización dirigida por los dogmaticos del neoliberalismo. Desde su campaña Trump ha insistido en su objetivo de disminuir su deficit de negocios en el exterior disminuyendo importaciones para apoyar su industria, sus empleos y aumentar exportaciones. “América primero” insiste, reconociendo implicitamente que la globalización no les ha beneficiado, lo que se muestra en los enormes déficits comerciales que han acumulado. El ganador indiscutible ha sido China.

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Los sucesivos gobiernos mexicanos han dicho que el TLCAN ha sido beneficioso para México porque se tiene un superávit con EU, pero resulta que ese superávit es de 122 mil millones de dólares, mientras que tenemos un déficit con China de 65 mil millones de dólares, otro con el resto de Asia de 54 mil millones de dólares, y uno más de 25 mil millones con Europa, con lo cual el balance global es deficitario. Diversos especialistas de la UNAM indican que lo que Donald Trump busca al desconocer los compromisos en materia comercial que tiene firmados, es disminuir la presencia de China en la economía mundial e incrementar la de EU, al tiempo que disminuye sus importaciones, las de México entre ellas.

Una vez que México ganó tiempo al lograr el acuerdo de suspender indefinidamente la decisión de imponer aranceles progresivos a las mercancias mexicanas que EU importa, el gobierno debería prepararse para una nueva ofensiva con una política industrial para que el valor agregado a esas mercancias de exportación sea nacional, con lo cual desarrollaría la industria y disminuiría el déficit de comercio exterior. Además, debemos asumir que en materia alimentaria importamos el 30% del maíz, importamos en 90% del arroz, y lo mismo ocurre con otros alimentos fundamentales como resultado de que no ha habido política agrícola ni de seguridad alimentaria por parte del gobierno. La justificación ha sido que es más barato comprar los alimentos que producirlos. No han asumido que China produce su propio arroz, no obstante que le sale 11 veces más caro que el de Vietnam, Japón hace lo mismo, produce su propio arroz como un elemento de seguridad alimentaria aunque sea más caro. Los sucesivos gobiernos nunca se han preguntado ¿qué va a pasar cuando el país no disponga de los dólares para seguir importando alimentos o cuando el dólar se te dispare a 25 o 30 pesos? Una enseñanza que debemos tomar en serio después de la crisis de la semana pasada es que Trump no se detendrá en el uso de esa y otras debilidades de nuestra economía para lograr sus propósitos.

Otra medida urgente es incrementar la inversión pública para el próximo año mucho más alla del 2.5% del PIB aprobado en el presupuesto; recordemos que la inversión pública en el periodo anterior a la era neoliberal era cercano al 20% del PIB. Si deseamos que se desarrollen nuestras fuerzas productivas para generar los empleos necesarios hay que asegurar que crezcan tanto la inversión privada como la pública. Hoy es más evidente lo acertado de la decisión de recuperar nuestra soberanía energética incrementando la producción de petróleo crudo y la de gasolinas y otros derivados. Pemex debe recuperar su capacidad para jalar el desarrollo nacional financiando al mismo tiempo la producción de energías limpias. No olvidemos que la planta productiva mundial dependerá del petróleo hasta 2050 cuando menos. Pero en el corto plazo debemos superar la actual vulnerabilidad energética del país.

Por último, debemos asumir que otro efecto de la globalización neoliberal es el incremento de las corrientes migratorias en el mundo y que nuestra ubicación geográfica nos ubica como un paso obligado de quienes desean llegar al territorio norteamericano. Las caravanas de migrantes que hemos visto en los meses recientes están integradas por personas cuyos países de origen son muy diversos, lo que debe ser considerado en la política migratoria de nuestro país. También sería bueno iniciar los trámites para que la oficina del alto comisionado de Naciones Unidas para los refugiados, se haga cargo de la gestión de los diversos espacios que se tendrán que abrir en la frontera para albergar a los solicitantes de refugio mientras esperan la respuesta del gobierno norteamericano. Ese es un problema internacional, no sólo de México.

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