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jueves, 25 abril, 2024
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Alba de Papel Ismael Guardado: hacedor y proyectista

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Por: ALMA RITA DIAZ CONTRERAS •

El patrimonio artístico asume un papel muy significativo como testimonio del desarrollo creativo de una sociedad en el transcurso del tiempo: los artistas y sus obras cubren una estela vital de la cultura, y el apoyo, promoción y reconocimiento de lo que son y la conservación de sus aportaciones son responsabilidad del Estado y de las instituciones involucradas en este entramado.

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Unas veces la asumen y otras no, algunos artistas se van muriendo lentamente, carcomidos por la marginalidad y el olvido; otros se van con apoyo o sin sostén, impulsados por su anhelo y el derecho irrenunciable a concretarlo, para reinventarse, exigirse y ganarse el ingreso a una nueva dimensión que les permita revolucionar los parámetros establecidos.

Dejan con nostalgia, la tierra que los acunó y en ella se queda su historia familiar, los pensamientos pardos –fugaces- de los años mozos y las tardes de primavera que alimentaron su pulsión de vida por el complejo mundo del arte y la creación.

Ismael Guardado, es en este sentido, un artífice y un gran maestro de la experimentación artística; dotado de una sensibilidad aguda, el suyo es un trabajo de explorador del trazo y la forma; un tracista enamorado de la representación y del carácter que imprime en cada una de sus obras.

Su obra en su conjunto, desvela una virilidad simbólica de fuerza y poder, no sólo por el rasgo subjetivo de la búsqueda de lo insólito, sino por el registro de lo trascendente que está presente en lo que crea con una gran poética.

Ojocaliente, Zacatecas, -tierra de geodas, pan tradicional, santos de cartón pintados con anilinas, un cine con proyector de 35 mm ya desaparecido, un polémico tinaco que el pueblo ha preservado en el centro de su jardín principal-, fue el lugar de su nacimiento en 1942, donde su querida progenitora, Isadora, talentosa compositora y mujer sensible adelantada a su propio tiempo, cultivó en él, el amor por la música, el cine y el arte.

Llevado por su madre, que advirtió su talento, muy joven viajó a la Academia de San Carlos en la Ciudad de México, donde fueron tiempos de grandes conexiones en el mundillo del arte, pero también de ruptura y experiencia. Sus viajes al extranjero, estuvieron marcados por un intenso afán de aprendizaje a través de la indagación y la experimentación.

Un hombre que viajó y se enamoró en el estío cíclico, un artista que ha aprendido de la dialéctica de la vida y ha plasmado con naturalidad su pasión por la vida.

Un trashumante que ha andado sobre sus propios pasos, muchas leguas y senderos fuera de Zacatecas, pero que como Ulises siempre retorna a sus raíces y para que no se olvide su nombre, generosamente ha contribuido y sembrado obras, algunas monumentales como el Prometeo que se encuentra en la Facultad de Derecho de la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas, y otras de menor formato que están distribuidas en esta emérita institución y muchas más que se localizan en edificios y plazas públicas de la Capital.

Ismael Guardado ha desarrollado distintas técnicas que lo han llevado a la experimentación del barro, la escultura, los textiles, el grabado y la pintura, en cada una de ellas, muestra su rebosante búsqueda, el gozo de ir al encuentro de sí mismo, abriéndose luminosamente al color y a la forma como elementos de la abstracción.

En septiembre de 2012 cumplió 50 años de permanente actividad creadora como músico, grabador, escultor, artista plástico y el Museo de Arte Abstracto “Manuel Felguérez” presentó una magnífica retrospectiva que mostró su talento, disciplina y compromiso, pero sin catálogo, lamentablemente… siete años después, la LXIII Legislatura Local en sesión solemne lo declara “Hijo predilecto de Zacatecas” por sus grandes méritos como artista y como zacatecano ejemplar que ha ensanchado el patrimonio artístico de la Entidad.

El requerimiento, sigue siendo el mismo: urge un catálogo de su obra en Zacatecas y un libro que rememore su testimonio de vida, su experiencia como creador y autor audaz para transitar entre distintos campos, técnicas y materiales, y que este ejercicio sirva como inicio de estímulo a otros artistas que no son suficientemente visualizados.

La curadora de arte, Graciela Kartofel lo resume como un precursor de la transdisciplinariedad: “Un nómada que deambula entre los talleres, las áreas, los materiales, las tendencias y las técnicas. Entreteje el campo y la ciudad, lo industrial, lo pictórico, lo religioso y lo civil, la construcción y el cultivo, los colores primarios y la paleta completa.

En su crítica, lo ve más cercano a la poesía que a la literatura, el maestro trabaja con la forma, no con la palabra. Insinúa la palabra a través de signos, formas, perforaciones y hasta herramientas. Establece un cierto personaje en sus obras, que es más evanescente que rotundo.

En conclusión, siempre trabaja a conciencia, tiene rigor autocrítico, no se estanca ni se queda con símbolos fijos, por el contrario, se aleja de la supresión para buscar su propio lenguaje, su propia expresión del complejo cosmos de la representación.

Larga vida en el recuerdo pero también en las obras de apoyo y difusión a los artistas zacatecanos.

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