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jueves, 25 abril, 2024
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La Pasión de Jesús: lo histórico y lo catequético

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Por: MARCO ANTONIO TORRES INGUANZO •

En la lectura de los relatos evangélicos debemos distinguir dos niveles: el piso histórico que subyace a una serie de narraciones que no son históricas, sino catequéticas o mensajes que se convierten en contenidos de predicación. En el caso de los relatos de la Pasión de Jesús, los estudios sobre estos dos niveles de lectura han sido arduos, de donde han salido varias hipótesis de lo que ocurrió en los últimos días o semanas de su vida. Intentaremos mostrar lo que se pretende como histórico y señalar lo catequético para, sobre esta base, desarrollar una hipótesis de lo que estaba ocurriendo en el momento de su prendimiento.

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La crítica histórica acepta algunos momentos como históricos: el prendimiento, el juicio romano y la crucifixión. Antes del prendimiento los evangelios mencionan una cena y narran una serie de eventos que inician con la entrada de Jesús a Jerusalén. Los anuncios catequéticos se hacen identificando ciertos eventos narrados en los evangelios con pasajes del Antiguo Testamento que profetizan la llegada del mesías. El objetivo de acomodar así los eventos es para mostrar que Jesús es el mesías que se predice en la tradición. Son varias las fuentes importantes que se usan para acomodar las narraciones evangélicas, como es el caso de Isaías y Zacarías. El primero es el profeta que le tocó el ataque de los Asirios al antiguo reino de Israel (durante la monarquía dividida), y el segundo es un profeta mesiánico del segundo templo. Por ejemplo, el día que Jesús llega a Jerusalén se le hace entrar montado en burro y la gente lo recibía con palmas. Ese pasaje se identifica con el liberador de la opresión de Israel narrado en Zacarias: “lanza gritos de júbilo Jerusalén, porque se acerca tu Rey triunfante y victorioso, montado en un burro”. Así, la entrada de Jesús en lo que conocemos popularmente como domingo de ramos, se pinta a Jesús como el rey liberador de Israel. De pasada, es conveniente comentar que ese día muy probablemente se festejaba la llamada fiesta de Tabernáculos, que es cuando se usan palmas. Una fiesta de septiembre. Por ello, eso que los evangelios narran en una semana, en realidad fue de algunos 8 meses, de septiembre a abril.

El evangelio más próximo (el de Marcos) se escribe aproximadamente en el 80 dC. Esto es, unos 50 años después de acontecidos los eventos. Además, muy influidos por una teología específica, que explica u ofrece una visión de lo que ahí ocurrió: la paulina. Los textos paulinos son del 50 al 57 dC. Entre Pablo y Marcos hay unos 23 años. Por tanto, es muy importante tomar en cuenta que en el momento en que se escriben los relatos, se hace desde una teología ya muy elaborada. Sin embargo que es la visión paulina la dominante, aún se conserva o se expresa en los propios textos otra cristología, la de los judeo-cristianos (los nazareos que viven en Judea y Galilea). El caso de la visión paulina explica la muerte de Jesús como un acto ritual en tiempo real: el sacrificio de Jesús como un cordero que deberá morir para un perdón de los pecados (ver el texto de Corintios). Por eso, lo más importante de la vida de Jesús (según Pablo) es el momento de su muerte. Y la salvación es justo eso: su muerte sacrificial. En cambio, los judeocristianos aceptan la resurrección como la manera de reivindicar el papel mesiánico de Jesús, pero una vez muerto, esperan que regrese a cumplir eso que quedó inconcluso: iniciar el momento escatológico e instaurar el reinado de Dios en la tierra, pasando por su signo más importante, el cual es la restauración y la libertad de Israel. Para los paulinos, con la muerte y resurrección de Jesús, la misión de Jesús ya fue cumplida; en cambio, para los judeocristianos, la misión está sin ocurrir, por eso continúan en espera. Es la visión de la Muerte Vicaria contra la Parusía. Dos visiones distintas.

Con esto en cuenta, debemos regresar a la historia: ¿qué ocurrió en esos momentos? Jesús organiza una cena. En Marcos y Lucas la ponen como si fuera Pesaj o Pascua, porque quieren identificar a Jesús con el cordero y reescribir el significado de la pascua, de la liberación de Egipto a la libertad en tierra propia en Canaán, al paso del pecado a la libertad que ofrece el cristo esperado. Sin embargo, no hay indicios de cena de pascua: no hay ninguno de los elementos de esa festividad. Parece más bien un Kidush, que es una cena sólo con pan y vino que se bendicen antes de algún acontecimiento importante, como el Shabath o una ceremonia relevante. ¿Qué evento seguía después del Kidush?
Todo parece indicar que salieron a esperar el fin de la opresión, en base a la profecía de Zacarias 14, que dice que el “el día de Yahvé” (el evento escatológico del paso al reinado de Dios) “iniciará en el Monte de los Olivos”. Por ello, la pregunta es, ¿por qué salen de la cena al Monte de los Olivos? Todo parece indicar que iban a esperar el inicio de lo anunciado. Eso explica y hace cuadrar todo: el momento de oración, la angustia, la traición y el prendimiento. Esperar el inicio del anuncio de la liberación de Israel, implica que se preparaban para que, con la ayuda de Yahvé, entrar a liberar Jerusalén y establecer el reinado de Dios. Judas los traicionó con las autoridades judías (Saduceos) que avisaron de una posible rebelión a los romanos. Por ello, llegaron los romanos y lo prendieron acusándolo de sedición. Y los acompañantes huyen. Parece que hubo conato de enfrentamiento (la cortadura de la oreja) por los que iban armados, pero poco pudieron hacer. Una vez apresado por los romanos, lo matan como asesinaban a los sediciosos: por medio de una muerte pública o muerte política: la crucifixión. ■

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