México, como todo el mundo vive una etapa compleja para la democracia, actores e instituciones tradicionales, se enfrentan a una dinámica nunca antes vista en la historia reciente. Los medios y la forma de comunicarse de la sociedad, han evolucionado a un ritmo que ha dejado atrás a los canales formales involucrados en la vida pública. Ha llegado la hora de entender que se requieren nuevas estrategias de relación entre el Estado y la ciudadanía.
En este campo, es urgente que todos los órganos de lo estatal (incluidos por supuesto los Poderes ejecutivo, legislativo y judicial, pero también órganos autónomos y municipios), superen el esquema que les permitía mantener el monopolio institucional de la definición de problemas, así como la gestión de decisiones y soluciones. Esta opción que obedecía a la verticalidad, no cabe en un mundo cada vez más horizontal en todas sus relaciones de poder.
En el caso de Zacatecas, un estado cuya naturaleza binacional, en el centro del país, con un cúmulo de necesidades y demandas sociales pendientes aún de resolver y con retos inmediatos en todas las materias, requiere también que quiénes servimos a los zacatecanos, sea en el campo de la representación o del gobierno y las políticas públicas, inauguremos canales alternativos y novedosos, que incentiven a la participación ciudadana, contemplando los principios básicos que le permitan su desarrollo y utilidad públicas: Respeto irrestricto a los derechos humanos y sus valores, como elementos sustanciales de la democracia constitucional; corresponsabilidad, entendida como elemento distintivo de la agencia social; colaboración, en ejercicio de la voluntad ciudadana, sin que ésta pueda ser exigible por el Estado; tolerancia, como valor que permite la interacción sobre asuntos públicos; transparencia y acceso a la información, como herramienta para la deliberación pública; y rendición de cuentas, como una obligación de las autoridades no limitada a la transparencia, sino al acto mismo de comunicar y justificar, decisiones, actos, omisiones y políticas.
En este mismo sentido, es momento de que potencialicemos mecanismos de participación e incidencia ciudadana que han mostrado su éxito en otras latitudes y que, de la mano con las nuevas tecnologías de la información, así como de una nueva conciencia de lo público y la ciudadanía, puedan ser de utilidad para todas y todos en un Zacatecas que apuesta por la inclusión participativa. Así pues, instrumentos como el Gobierno Abierto, el Parlamento Abierto, la Justicia Abierta o los Cabildos Abiertos, pueden abrirnos una vía de apertura gubernamental nunca antes vista, positiva y que incentive la creatividad institucional, a partir de la participación social.
Estas son, apenas algunas ideas de lo que deberá ser un debate amplio, incluyente, participativo, democrático y permanente, sobre lo que la participación ciudadana significa hoy en día para nuestro estado y sus ciudadanos, en todas las latitudes. La participación puede ser, sin duda, una figura que reconcilie a la democracia, con lo popular, en una fórmula ganar-ganar: aprovechar lo mejor del modelo, incentivando a la sociedad a involucrarse en él desde su origen mismo.
Estamos trabajando para ofrecer este debate con propuestas novedosas, ¿nos acompañas? ■
