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jueves, 28 marzo, 2024
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“Si el Estado no para esta guerra contra las mujeres que lo pauperiza, no justifica su existencia”: Muñoz

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Por: RAQUEL OLLAQUINDIA •

■ La activista recibió este martes la primera presea María Rodríguez Murillo

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■ La activista advierte que en México siguen siendo víctimas de asesinatos por razones de género nueve mujeres y niñas cada día; la violencia “avanza a ritmos vertiginosos”

 

“Si el Estado no para esta guerra contra las mujeres que lo pauperiza, no justifica su existencia”. Mara Muñoz Galván, con esta frase y un discurso ofrecido con el respaldo de un grupo de integrantes de la Colectiva 8M y de diputadas locales, recibió este martes la primera presea María Rodríguez Murillo.

Señaló que Rodríguez Murillo fue víctima de un feminicidio político por luchar para lograr formas de organización social más justas, libres e igualitarias; por un Estado laico, por la igualdad social y económica. Una lucha que, expuso, le costó la vida.

Citando el fragmento de un texto publicado en la revista Contra Línea, narró el asesinato de esta maestra rural zacatecana que impartía clases en la comunidad de Huiscolco, en el municipio de Tabasco.

“La madrugada del 26 de octubre de 1935, los cristeros le advirtieron a la maestra que se fuera del pueblo; como no lo hizo, la violaron, la golpearon, la amarraron con una soga de los pies y la arrastraron a galope de caballo por el camino terregoso que lleva a la salida de Huiscolco. Le cortaron los senos y los colgaron en arbustos localizados en la orilla del camino. Uno a la derecha, otro a la izquierda, como ejemplo, para que los demás maestros rurales desistieran de impartir educación socialista”.

La vida de la maestra, dijo Muñoz Galván, es el ejemplo de la “política feminista” que se practica en la actualidad, en la que la búsqueda no es de intereses personales sino de “ideas y el bien común”.

Más de 80 años después del feminicidio de Rodríguez Murillo, la galardonada destacó que en México siguen siendo víctimas de asesinatos por razones de género nueve mujeres y niñas cada día lo que demuestra que la violencia en su contra no se ha eliminado; por el contrario, “avanza a ritmos vertiginosos”.

El fanatismo religioso que mató a la maestra, agregó, hoy se ha transformado en misoginia que se vive en los hogares, que son el lugar más peligroso para las mexicanas, y también en la sociedad.

Estas agresiones no son casos aislados, indicó; son las constantes de un sistema capitalista y patriarcal que mimetiza al poder político con el económico, dejando a un lado la responsabilidad de gobernar.

“En esta ecuación –añadió– las mujeres quedamos en una situación de especial vulnerabilidad que se ve reflejada en la violencia institucional y revictimización a la que somos sometidas cuando nos acercamos a las instituciones del Estado en búsqueda de justicia”.

A nombre del feminismo, expuso que se han creado un sinnúmero de instituciones que “en el discurso trabajan por nuestros derechos, pero que en la práctica se han convertido en mirones de palo ante la barbarie a la que nos enfrentamos”.

El hecho de que la legislatura reconozca su trabajo, en el que apuntó que ha tenido confrontaciones con el Estado, sostuvo que envía un mensaje de compromiso pero recalcó que éste debe en una agenda legislativa y un trabajo de fiscalización que haga realidad una necesidad imperante en el estado y en el país: que haya “verdaderos contrapesos de poder en la vida pública”.

Dedicó la presea a “todas las mujeres marginadas y violentadas por el sistema, a mis hermanas trabajadoras sexuales, a las que el sistema llama enfermas mentales, a las niñas, a las mujeres lesbianas, a las transexuales, a todas las hermanas víctimas de feminicidio. Sirva el nombre de María Rodríguez Murillo, su vida y ejemplo para honrarlas a todas ustedes, mujeres que luchan”.

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