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jueves, 28 marzo, 2024
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Morena quiere el control de los institutos electorales

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Por: GABRIEL CONTRERAS VELÁZQUEZ •

La desaparición de los Organismos Públicos Locales Electorales era un producto en antesala de consumarse. Las viejas rencillas, o “viejos agravios” en la juerga presidencial, arrastraron el humor en contra de los institutos autónomos en los estados, quienes vieron echada su suerte de la pasada elección a gobernador en Puebla.

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En San Lázaro el llamado fue muy claro: se revisarían desde las facultades hasta la propia existencia de los OPLEs, a fin de evitar actuaciones “facciosas” de sus integrantes. Horacio Duarte Olivares, exrepresentante del Movimiento de Regeneración Nacional ante el INE, alertó el pasado mes de septiembre del escenario que se avecinaba.

Aseguró entonces que los legisladores federales buscarían los tiempos para una próxima reforma electoral “que revise la actuación de las autoridades locales. Hay quienes han planteado pasar al modelo único, desaparecer los organismos locales y entregar todas sus facultades al organismo nacional”.

Horacio Duarte no mentía, pero tampoco hablaba con claridad. La desaparición de los institutos electorales en los estados era una decisión tomada desde antes. En Morena tan sólo se esperaban los tiempos propicios para llevar al pleno la próxima reforma que transformará el modelo electoral nacional.

Una de las motivaciones principales de Duarte Olivares era la supuesta intromisión de los gobiernos estatales en los órganos autónomos, misma que calificó como “no formal” pero que resultaba “evidente que estando en el cargo los consejeros e, incluso los magistrados electorales locales, siempre son sujetos de presión política”.

Dos fuentes que conocieron de la propuesta de reforma aseguraron a este espacio en aquellas fechas que, debido a la intensidad de la agenda legislativa previa a la toma de posesión del nuevo presidente de la república, la reforma electoral con miras a la centralización de las elecciones sería presentada hasta el siguiente periodo ordinario (o sea, el actual).

En los hechos, en la oficina del diputado Horacio Duarte ya arrastraban el lápiz con miras a generar un primer diseño legislativo de la iniciativa de reforma. El fichaje del mexiquense al Gobierno Federal, encargado ahora de la subsecretaría de Empleo, obligaron a continuar con la empresa alejado de los pasillos de la Cámara Baja.

Sería su suplente, el diputado Sergio Carlos Gutiérrez Luna, quien se encargaría de apadrinar y proteger la propuesta legal que por fin fue presentada ante el pleno el pasado 6 de marzo. De la retórica acerca del uso “faccioso” de los órganos electorales no quedó rastro alguno en el proyecto de decreto por el que se modifican diversos artículos de la Constitución.

Conforme a la redacción del proyecto, la Cuarta Transformación no sustentó la desaparición de los OPLEs debido a las presiones políticas que antes acusaron. Ahora el acuerdo respaldaría su argumento principal en los costos que representan los organismos autónomos para las finanzas de los estados.

Reza en el documento: “¿Podemos tener procedimientos e instituciones electorales menos onerosos, que a la vez sean efectivos y confiables?
“Consideramos que sí, y que la tendencia del Estado Mexicano debe dirigirse hacia esas premisas en todos los ámbitos del servicio público, por ello, el espectro electoral no debe quedar fuera de la exigencia social de que el gasto público sea lo más austero posible.”

La probable duplicidad de funciones entre los órganos locales y el nacional, que nació en la reforma 2014 cuando el Instituto Nacional Electoral comienza a centralizar las directrices administrativas de los OPLEs, así como el dispendio oneroso de los institutos estatales (especialmente en años no electorales) son los dos fundamentos para imponer la austeridad republicana de elecciones.

La Regeneración Nacional, además, no desaprovecharía el peso de sus mayorías legislativas. La “desaparición” de los organismos autónomos locales no será definitiva, sino que daría paso a la creación de nuevos “consejos locales” dependientes del INE, pero (siempre hay un pero) ahora electos por las dos terceras partes de la Cámara de Diputados, y no por la autoridad nacional.

“Los consejos locales, adicionalmente a las funciones que tengan respecto de las elecciones federales, serán los encargados de organizar las elecciones locales, en los términos que establezca esta constitución, las leyes generales y locales correspondientes.”

Por ello, se propone también “que las entidades federativas asuman la parte del costo correspondiente a la elección local (como sucede en la actualidad) aparte de los gastos adicionales (menores) que se podrían derivar de la implementación de la elección en las entidades, únicamente en el año que corresponda”.

Se crea también la figura de “súper secretario” o Secretario Ejecutivo Local mismo que será designado por el Consejo General del INE, y fungirá también como delegado en la entidad federativa para efecto de las competencias en materia federal.

Estas son las nuevas premisas del sistema electoral mexicano en la era “post-neoliberal” de la Cuarta Transformación. En esencia nos acercamos a un reordenamiento de poder en los estados, maquillado de reforma “pro-austeridad”. ■

Twitter: @GabrielConV

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