Se abren las posibilidades reales a la democracia directa. Una serie de procedimientos que permite que el pueblo (en sentido amplio) tome las decisiones sin mediaciones representativas. Decisiones directas. En la Grecia Clásica, donde se inventó la democracia, los ciudadanos se reunían en asamblea a tomar decisiones, pero esto era posible porque eran alrededor de 6 mil ciudadanos. Cuando llega el segundo aire de la democracia, ya era imposible reunir a todos los ciudadanos en una asamblea a tomar las decisiones, así que se inventó un sistema de representación para hacerlo. Con el tiempo, ha sido inevitable que los representantes suplanten la voluntad del pueblo.
Desde la década de los 90’s, con el llamado ascenso de la Sociedad Civil y la brutal crisis de representación del sistema de partidos políticos se han impulsado formas complementarias a la democracia representativa: participativa y directa. Pero el tema se ha vuelto muy complejo: ¿cuáles cuestiones se deben llevar a la decisión directa de los ciudadanos? ¿Con qué formatos? ¿En qué momentos? ¿Cuáles precauciones tomar para que los procedimientos no se perviertan? ¿Qué instancias califican las preguntas y emiten los resultados?
Que el pueblo decida sin mediación parece que es la mejor forma de asumir las decisiones, pero entonces, ¿por qué las cuestiones hacendarias las quitan de la democracia directa? Esa excepción parece negar la responsabilidad suficiente al pueblo para tomar las decisiones estratégicas. Las propuestas que existen para implementar el plebiscito o el referéndum asumen una serie de temas tabú, lo cual supone cierto paternalismo que dice al pueblo qué cosa si puede decidir y qué cosa no. Lo cual no deja de ser contradictorio. En fin, el debate sobre la implementación de las consultas universales y directas a los ciudadanos ha sido arduo, desde aquellos que las niegan completamente hasta aquellos que quisieran que todo se decidiera de esa forma.
Ahora parece avanzar ese tema con decisión: plebiscito, referéndum, iniciativa popular y revocación de mandato. A nivel federal avanza la posibilidad de que el pueblo quite a los gobernantes que hayan sido nefastos para sus intereses, lo cual hace temblar a más de uno. En Zacatecas hay una Ley de participación ciudadana elaborada en 1998, pero es inútil y estéril. Por ello nunca se ha aplicado. Ahora (sabemos) se prepara una nueva Ley de Participación e Incidencia Ciudadana en el estado, que contempla los mecanismos que comentamos de democracia directa, además de formas diversas de incidencia de la sociedad civil en las decisiones de gobierno, presupuestos y procesos de implementación de los programas de gobierno. Hay condiciones políticas para profundizar la democracia en nuestro país y estado. Ojalá y la ola de oxigeno democrático en las reformas legislativas tenga éxito e impacto en la conducción del Estado y la vida pública nuestra. Hemos concebido y dando a luz a la democracia directa: esperamos que en Zacatecas sea un exitoso alumbramiento.
