■ “Hacen pensar en cosas en las que no hubiesen pensado”
“A pesar de que se plantean los márgenes, la ambición del pensamiento en la antifilosofía es mucho más amplia. Los filósofos aprenden con los antifilósofos porque estos ponen límites, cuestionan la abstracción o hacen pensar en determinadas cosas en las que no hubiesen pensado”, afirmó María del Carmen Rodríguez, catedrática del posgrado de la Facultad de Psicología de la Universidad de la Cuenca del plata, Argentina.
Se refirió a la filosofía de Alain Badiou que, desde su perspectiva, “es una filosofía fuerte, sistemática y que, de algún modo, retoma toda la filosofía. Alain Badiou discute con Kant, con Hegel, con Heidegger. Quiero decir que retoma toda la filosofía”.
Según expuso, uno de los temas de Badiou es la antifilosofía, misma que refiere a quienes se presentan como antifilósofos y que reducen a la filosofía al lenguaje, como es el ejemplo de Søren Kierkegaard, Wittgenstein, entre otros.
“Es un tema que me ha hecho pensar justamente en la cuestión del límite, de cuál es la filosofía. En el caso de los antifilósofos es muy clara la relación porque se presentan en contra de una filosofía concreta. Aparece como ese doble del filósofo, el antifilósofo, como el doble del filósofo fue alguna vez el sofista”, dijo.
Rodríguez, quien imparte en la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) el Seminario “Márgenes de la filosofía, filosofía sistemática y antifilosofía”, agregó que “esto me hizo pensar, en principio, en todo lo que eran los márgenes de la filosofía, porque por un lado tenemos los reconocidos, como tales, márgenes de la filosofía; o sea, lo que está alrededor de la filosofía pero no en la filosofía”.
Mencionó a Foucault, uno de los pensadores más leídos y nombrados, y comentó que él nunca fue filósofo ni quiso serlo, sino que “escapó a todo: escapó a ser filósofo, escapó a ser encasillado en la Escuela de los Annales cuando lo quisieron encasillar por la Historia de la Locura, escapó a todas las disciplinas”.
Explicó que, si bien el antifilósofo está contra la filosofía y en ocasiones contra determinados filósofos, pero estos pueden aprender mucho porque le ponen límites y suelen cuestionarle su abstracción.
Por ejemplo, el caso de Kierkegaard es evidente que su postura es contra la filosofía de Hegel. Desde su perspectiva, “Kierkegaard fue filósofo a pesar de sí, pero esa es otra historia porque él fue quien introdujo la noción de existencia que después se retomó en la filosofía”.
Rodríguez, quien es traductora de Alain Badiou, concluyó que los antifilósofos no se conciben como filósofos. Kierkegaard se consideró a sí mismo como un autor religioso, pero con una diatriba contra la filosofía, la teología y todo lo que está instituido. Wittgenstein, por su parte, reduce la filosofía al terreno del lenguaje, especialmente en lo que respecta a los enunciados verdaderos y falsos.
