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viernes, 19 abril, 2024
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10 años sin Karol

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

Como cada año y después de 10, se abre nuevamente la herida que siento al recordar tu partida mi querido Karol; luchaste varios meses como un verdadero héroe contra el maldito cáncer que decidió mermar tu existir y el de tu familia cercana; nunca te venciste y en mis días más duros, me inspiras a no quejarme de nada pese a algunas adversidades que a veces se multiplican como enredadera. Karol, te extraño mucho y prefiero olvidar que ya no estás en este plano material pues estás en otros, tal vez más bellos y justos que este paraíso terrenal que no deja de sorprendernos, con sus estúpidas guerras, con tanta inseguridad, hipocrecias, con toda la pobreza que desgarra y afecta a miles de niños en el mundo, con graves problemas de salud motivados por enfermedades que a veces se me antojan inducidas por quienes consideran que están aquí para sanear el planeta de una parte de la sociedad humana. ¿Sabes? No te ganó la batalla el cáncer, te moriste sin él, le ganaste y triunfaste ante la vida pues estás vigente y más allá en donde lo mundano no puede alcanzarte; vives en todas partes, incluyendo en nuestra querida tierra en donde a veces ya no somos bien recibidos, faltaba más, si creo que nunca lo fuimos, no somos de los privilegiados, más bien nos aferramos a sentimientos unilaterales que creímos verdaderos y que al faltar el primer pilar de la familia, se derrumbaron cual terremoto fatal; tal vez por débiles o quizás por simular un arraigo tan efímero como inexistente. Karol, no te haz perdido de mucho, más bien nosotros nos hemos perdido de ti, de tu sonrisa, de tu alegría y ocurrencias. Ahora, tu querido tío ha envejecido poco a poco en busca de una quimera inalcanzable, sin embargo, insiste cual borrego cimarrón pretendiendo resquebrajar la montaña; tus hermanos han crecido al igual que tus primos, algunos están a punto de emprender sus propias vidas, los tíos y tías, a Dios rogando y con el mazo dando, todos nos caemos y nos volvemos a levantar como tu lo hacías; tu abuela insiste en abandonar la escasa familia que nos queda, hicimos lo posible y fue inutil, nos ganó, su estrategia divisionista es más fuerte que todos los intentos de unificación, creo que ni incluso tú, hubieras podido ser el ancla que dejara a buen puerto su barca, sus horizontes desde que me acuerdo, no son de tierra colorada. Karol, le ganaste a la vida, porque nunca te fuiste del todo, ahora caminas siempre acompañado, sigues inquieto, travieso y enojón, quizás también bailes y te pongas tu traje del hombre araña; de lo que si estoy seguro es que no comerás caldo de rata, nunca te gustó, tampoco el agua con abejas, ni tantas cosas que no sirvieron de nada, como los rezos, como Dios que a veces se esconde no se dónde demonios y, permite tantas injusticias bajo el manto del dogma y el designio divino con los que ya no comulgo. Acá, todo es imperfecto pero hay algunos humanoides varios grados debajo de lo imperfecto, tu conociste a uno, pero no vale ni una una sílaba recordarlo. Te encargo que le digas a mi padre que lo amo, que perdimos mucho tiempo en cosas que no aclaramos como si fuéramos eternos, dile que algún día llenaremos los vacíos que nos quedaron; convénce a mi querida abuela que cometer errores es de humanos y que lo que vivimos juntos, fue el mayor tesoro que nos pudo brindar el universo. Los que nos quedamos en esta historia, nos esforzamos por seguir adelante, somos felices a nuestro modo y, con la frente en alto, anteponiendo el trabajo, la capacidad y la honestidad, logramos nuestra subsistencia. Son ya 10 años en los que ya debiéras ser un adolescente pero el mundo no estaba preparado para ti, eras mucho más que un simple mortal; por cierto, el destino te dio a la mujer más fuerte que conozco: tu madre, sigue aquí peleando día con día una lucha que yo mismo no podría librar, la admiro pero no se lo he dicho, hay palabras que cuestan trabajo decir a pesar del tiempo. Cada año que pasa, es un año que nos acerca, la energía y la sangre nos unen eternamente, siempre serás mi héroe, nunca te olvido pero también es cierto que quiero dejarte libre en donde juegas, en donde estás sano, en donde eres feliz. Ya tendré otras líneas que dedicarte para el próximo año, hasta que llegue el día en que tenga que decirte de frente: te amo hijo, dame un abrazo.

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*Integrante del Consejo Mundial para la
Defensa de los Derechos Humanos
[email protected]

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