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jueves, 28 marzo, 2024
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Consultas y decisiones: la legitimidad y la eficacia

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Por: La Jornada Zacatecas •

Un gobierno tiene legitimidad en la medida que sus decisiones son compartidas por la mayoría de los ciudadanos. Y si los ciudadanos participan en la decisión, se consigue legitimidad al momento de construirla. Todas las metas, fines y los medios mismos son controvertidos. En una sociedad democrática no hay decisiones que alcancen la unanimidad. Por ello, las políticas públicas siempre están en medio de un dilema: entre la eficacia y la democracia. Un gobierno democrático sabe que cualquier solución a un problema se encuentra dentro de un marco de conflicto. El conflicto es consustancial a la democracia. Por ello, no hay soluciones únicas; por el contrario: un problema se define de manera distinta según los valores desde donde se enfrente. Y aun cuando se logre consensar la definición de un problema, los medios para resolverlo seguirán siendo controvertidos. Esta situación esencial a la democracia parece ir en contra de la eficacia.

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El tema del agua es preocupación de todos. Pero los intereses alrededor de ese recurso son muchos y están encontrados. Por ello, pensar que las mejores soluciones son expresiones de decisiones meramente técnicas es una quimera. Toda decisión es política. Y cualquiera de la que se trate contará con argumentaciones técnicas. También hay mejores argumentaciones técnicas que otras en el debate de posiciones políticas. Así, en el caso de Milpillas, la discusión de costos, distancias, análisis de condiciones geográficas y contabilidad de beneficiarios, aporta elementos para apoyar la puesta en marcha de proyecto o su contrario.

Si el gobierno quiere construir una decisión altamente legitimada, va a preguntar no un asunto técnico (si así fuera consultarían a un consejo de académicos), sino un asunto de intereses. ¿Qué interés alcanza mayoría en la población? En este caso, están los ejidatarios y la población urbana de la zona metropolitana, cuando menos. Y las empresas y grupos de interés. Pero también está la manera en cómo se comunique el tema, la orientación de la población se verá influida por ello. Esto es, la decisión de consultar también será controvertida: ¿cómo se hará dicha consulta? El resultado de esa consulta puede depender de la metodología adoptada, por ello, el procedimiento de la misma es esencial. Lo que debemos exigir los ciudadanos es información, deliberación, debates y amplia difusión. Y un método que garantice la libre expresión.

Empieza a prender la conciencia sobre la importancia de que las decisiones estratégicas sean producto de consultas. Estás últimas son verdaderas escuelas de democracia. La ciudadanía aprende que tomar parte de la decisión implica tomar parte de la responsabilidad. Lo cual implica que deberán informarse, discernir, analizar y al final, comprometerse con un sendero que enfrenta el problema público en cuestión. La cosa es que una decisión, si está legitimada, ayuda mucho a que el apoyo social que se el da se convierte en factor de eficacia. En suma: la democracia no es contraria a la eficacia, es tal vez mejor, su condición de posibilidad. Por ello, bienvenidas las consultas ciudadanas.

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